Este 27 de diciembre se cumple un año desde que Araceli Hidalgo, una mujer de 96 años, se convirtiera en la primera vacunada contra la COVID-19 en España. Pocos días después, se difundió una supuesta captura del diario El Mundo en la que se informaba de que Araceli había muerto, pero era un montaje. Es un ejemplo de los cientos de bulos y desinformaciones que hemos desmentido y verificado durante este año.
Las mentiras embarran el debate público y pueden ser peligrosas para la salud. La información verificada sobre el COVID-19 marca la diferencia. La verificación está bajo ataque. Si nuestro trabajo te es útil y crees que es más necesario que nunca, pincha aquí para hacerte Embajador/a y ayúdanos a luchar contra los bulos de la pandemia.
La desinformación que ya circulaba antes de que se aprobara vacuna
Los bulos sobre la vacuna contra la COVID-19 ya circulaban antes de que se autorizara la primera de ellas en diciembre de 2020. Como los mensajes que afirmaban falsamente que se estaban utilizando "células de fetos abortados" para fabricarla, un argumento conocido dentro del movimiento antivacunas. No faltaron tampoco las teorías de la conspiración que señalaban que Bill Gates, el fundador de Microsoft, estaba financiando vacunas con las que nos implantarían microchips para controlarnos, algo que tampoco es cierto.
Mientras las vacunas de ARN mensajero de Pfizer y Moderna aún estaban en investigación, empezaron a difundirse contenidos que afirmaban que estas modificarían nuestro ADN y nos convertiríamos en seres "trasgénicos". Es una desinformación que sigue difundiéndose a día de hoy, pero no es verdad. Lo que hacen las vacunas de ARNm es introducir en nuestro cuerpo las instrucciones para que sea este quien genere la proteína del virus que el sistema inmunitario debe aprender a reconocer. Nada más.
También se aseguraba entonces que la futura vacuna causaría esterilidad, algo de lo que no había evidencias y que no se ha observado tras un año de uso.
El comienzo de la campaña de vacunación: falsas muertes y efectos secundarios, timos y datos sacados de contexto
El 8 de diciembre de 2020, Margaret Keenan, una mujer británica de 90 años, hizo historia por ser la primera persona del mundo en recibir una vacuna autorizada contra la COVID-19. Horas después, se movieron bulos que decían que había fallecido o que estaba en "estado crítico". Pero eran bulos: un año después ha reaparecido en televisión para pedir a la gente que se vacune.
Durante esas primeras semanas de la campaña de vacunación, nos encontramos con muchas desinformaciones que hablaban de falsas muertes y efectos secundarios. También circularon vídeos en los que supuestamente veíamos cómo las agujas con las que se aplicaban esas primeras dosis de la vacuna desaparecían. Pero eran agujas retráctiles, cuyo uso esta recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para proteger al personal sanitario.
Con el inicio de la vacunación masiva en recintos feriales y pabellones a diferentes grupos de población, se empezaron a viralizar muy rápido cadenas de WhatsApp y audios sobre supuestos llamamientos para acudir a vacunarse sin cita previa. Pero en ningún caso eran llamamientos oficiales. Los timadores también aprovecharon esta situación. Ya os advertimos entonces de las llamadas de supuestos sanitarios que se ofrecían a ir tu casa para ponerte la vacuna como una excusa para entrar en tu domicilio.
Además, en estos primeros meses de campaña, los sistemas de farmacovigilancia empezaron a publicar sus primeros informes. Una oportunidad que los desinformadores no dejaron escapar para intentar hacernos creer que las vacunas estaban provocando muertes y efectos secundarios no probados. Por ejemplo, contenidos que decían que han aumentado los abortos en madres vacunadas. Sin embargo, sabemos que la vacuna es segura en embarazadas y, de hecho, se recomienda su vacunación prioritaria por su mayor riesgo frente a la COVID-19.
También hemos desmentido predicciones que no se han cumplido, como la que decía que el 30% de la población iba a morir en pocos meses. Este contenido afirmaba que las vacunas iban a provocar el conocido como fenómeno ADE, que se que se produce cuando los anticuerpos empeoran la enfermedad cuando una persona se contagia. No obstante, tras un año de uso, ya sabemos que este fenómeno no se da con las vacunas contra la COVID-19.
Del falso magnetismo de los vacunados contra la COVID-19 a las desinformaciones sobre la vacuna para niños
A mediados de mayo, se viralizaron por todo el mundo vídeos de supuestos "brazos magnéticos" a los que se pegaban imanes, tenedores y teléfonos móviles. Pero no, la vacuna contra la COVID-19 no lleva ningún componente magnético o dispositivo que pueda atraer imanes o cucharas. Esta desinformación evolucionó y se achacó el supuesto magnetismo al grafeno, un material que tiene aplicaciones en diversos campos pero que no forma parte de la lista de ingredientes de las vacunas.
También se difundió entonces que las aerolíneas habían recomendado a los vacunados no viajar en avión por el riesgo de sufrir trombos en los vuelos. Los mensajes virales confundían los trombos muy raros que se han asociado a la vacunación de AstraZeneca y Janssen con la trombosis que se puede dar en vuelos muy largos, conocida como "síndrome de la clase turista".
Y, con la expansión de las variantes del coronavirus, como la delta, hemos visto cómo se ha intentado culpar a la vacuna de su surgimiento. No obstante, no es cierto y, de hecho, la vacunación masiva puede ayudar a evitar la aparición de variantes.
En verano, la vacunación de preadolescentes y adolescentes trajo consigo una ola de desinformación para intentar hacernos dudar de la seguridad del suero, aprovechándose de las dudas de padres y madres preocupados. Es un patrón que se ha repetido con la reciente autorización de la vacuna de Pfizer para niños de 5 a 11 años.
Durante este año, en Maldita.es no hemos parado de luchar contra esos bulos que apelan al miedo aportando datos que no corresponden con la realidad. Si te llega algún contenido sospechoso, envíalo a nuestro chatbot de WhatsApp (+34 644 229 319).
Fact-checkers de más de 70 países nos hemos unido para luchar contra las mentiras y la infodemia que ha traído consigo la pandemia de coronavirus. Puedes consultar los desmentidos en la base de datos CoronaVirusFacts del International Fact-Checking Network (IFCN) .