Créditos de la imagen destacada: Guilhem Vellut (logo en edificio de la OMS).
El 30 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que la situación de COVID-19 era una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII o PHEIC, por sus siglas en inglés). 1.221 días después, el 5 de mayo de 2023, la OMS ha declarado que la enfermedad ya no constituye este tipo de emergencia.
🚨 BREAKING 🚨
— World Health Organization (WHO) (@WHO) May 5, 2023
"Yesterday, the Emergency Committee met for the 15th time and recommended to me that I declare an end to the public health emergency of international concern. I have accepted that advice"-@DrTedros #COVID19 pic.twitter.com/esKKKOb1TZ
Aunque la ESPII haya finalizado, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, incide en que la COVID-19 sigue siendo “un riesgo global para la salud”: sigue habiendo gente que requiere hospitalización, cuidados intensivos o se muere por COVID-19; al tiempo que el virus, “que ha llegado para quedarse” entre las enfermedades respiratorias típicas, sigue mutando y cambiando.
Qué es una emergencia de salud pública de importancia internacional
El Reglamento Sanitario Internacional (RSI) es un documento jurídico vinculante para los 196 Estados miembros de la OMS y cuya última edición está fechada en 2005. La finalidad del RSI es, como explica el Ministerio de Sanidad de España, “ayudar a la comunidad internacional a prevenir la propagación internacional de enfermedades, proteger contra esa propagación, controlarla y darle una respuesta de salud pública proporcionada y restringida a los riesgos para la salud pública, evitando, al mismo tiempo, las interferencias necesarias con el tráfico y el comercio internacionales”.
En el artículo 1 de este documento oficial está definido el término emergencia de salud pública de importancia internacional: “Un evento extraordinario que se ha determinado que i) es grave, repentino, inusual o inesperado ii) constituye un riesgo para la salud pública de otros Estados a causa de la propagación internacional de una enfermedad y iii) podría exigir una respuesta internacional coordinada”.
Así, los Estados miembros de la OMS están obligados, por el artículo 6 y 7 del reglamento, a notificar todos los sucesos y situaciones que puedan ser una ESPII.
Para hacer valer este reglamento, la OMS cuenta con un Comité de Emergencias específico para el RSI. La OMS explica en su página web que este comité está compuesto por “expertos internacionales que asesoran a la Dirección General de la OMS en el contexto de una ESPII”. Este comité ofrece su valoración sobre si un evento es una ESPII, qué recomendaciones temporales deberían hacerse por un país o países y cuándo acaba una ESPII. La Dirección General de la OMS tiene la última palabra y decide si se declara o no la emergencia de salud pública.
Por qué la COVID-19 ya no es una emergencia de salud pública de importancia internacional
En los documentos de los comités de emergencia se expone un listado de motivos y argumentos acerca de por qué una enfermedad es o no una ESPII—como ejemplo, aquí están los motivos por los que la viruela del mono es una ESPII—.
Entre las razones, el comité de emergencia destaca “la tendencia a menos muertes por COVID-19, el descenso de las hospitalizaciones y de ingresos en UCI relacionadas con esta enfermedad y los altos niveles de inmunidad de la población ante el SARS-CoV-2”.
“Aunque aún quedan incertidumbres sobre cómo evolucionará el virus, es momento de cambiar hacia una gestión a largo plazo de la pandemia de COVID-19”, agregan. El pasado 4 de mayo, el director general de la OMS ya apuntaba que el enfoque de la COVID-19 sería a largo plazo, pensando estrategias hasta 2025 y basado en la “vigilancia colaborativa, protección comunitaria, cuidados escalables y seguros, accesos a contramedidas y coordinación de emergencias”.
Clare Wenham, profesora asociada de Política Sanitaria Mundial de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, recuerda, en declaraciones a SMC España, que la ESPII del zika terminó “cuando se pensó que era necesaria una planificación a más largo plazo y el apoyo del sistema sanitario”.
Salvador Peiró, epidemiólogo e investigador en Servicios de Salud y Farmacoepidemiología Fundación para el fomento de la investigación sanitaria y biomédica de la Comunidad Valenciana (FISABIO), recalca a SMC España que el fin de la ESPII “no implica que la COVID-19 esté definitivamente superada, sino que estamos en otra situación en la que los mecanismos son otros, similares a los de otras enfermedades respiratorias transmisibles como la gripe o la bronquiolitis”.
Cuál es la diferencia entre una emergencia de salud pública de carácter internacional y pandemia
La COVID-19 no se considera, a 5 de mayo de 2023, una ESPII, pero sí podría considerarse una pandemia. El primer concepto hace referencia a un instrumento legal, político y sanitario que hace ‘oficial’ cuándo un problema de salud pública requiere de una respuesta coordinada, internacional e inmediata. A su vez, es la máxima alarma sobre un evento de salud pública que tiene la OMS bajo el Reglamento Sanitario Internacional.
El segundo concepto no es un término oficial, sino una definición de un patógeno o enfermedad que se ha expandido por todo el mundo. María Van Kerkove, jefa técnica de la OMS para la COVID-19, apunta que una pandemia ocurre “cuando un nuevo virus afecta a la población, pero es muy complicado definir a partir de qué punto se considera una pandemia”.
Más allá de la OMS, hay otras instituciones sanitarias que tienen definiciones diferentes para el término “pandemia”. Por ejemplo, el Diccionario de la epidemiología editado por Oxford University Press lo define como “una epidemia que ocurre en una zona muy amplia, que cruza fronteras internacionales y afecta a un gran número de personas”. Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) se refieren a pandemia como un evento “más grande que una epidemia” y que normalmente “involucra una transmisión entre humanos y afecta a un gran número de personas”.
Por ejemplo, a día de hoy (mayo de 2023) la viruela del mono y la polio siguen considerándose una ESPII: los comités de expertos se siguen reuniendo periódicamente para evaluar en qué estado se encuentran estas emergencias de salud pública, estudian cómo están cambiando los patógenos y emiten recomendaciones internacionales. A su vez, la COVID-19, la gripe estacional y la malaria cumplen las condiciones para considerarse pandemia.