La Unión Europea afronta el fin de su novena legislatura después de un lustro marcado por acontecimientos que han cambiado la política y la economía de los 27 países. La salida efectiva del Reino Unido, el impacto de la pandemia, la invasión rusa de Ucrania y la crisis inflacionaria. ¿Cuáles fueron las respuestas económicas de la UE ante estos escenarios?
Las más destacables y que afectan de manera directa a la ciudadanía son la aprobación de los fondos europeos Next Generation EU, el aumento de los tipos de interés del Banco Central Europeo y la suspensión provisional de las reglas fiscales para que los Estados pudieran gastar más dinero en contener los efectos de las diferentes crisis.
La iniciativa de los fondos europeos fue una decisión presentada por la Comisión Europea y decidida por el Consejo Europeo. El Consejo de la Unión Europea y el Parlamento Europeo, por su parte, aprobaron la herramienta técnica para distribuir los fondos. La suspensión provisional de las reglas fiscales fue decisión de la Comisión tras consultar al resto de instituciones. El Banco Central Europeo es un órgano independiente del resto de organismos europeos y tiene poder para decidir cuándo bajar o subir los tipos de interés.
Del hundimiento económico de la pandemia a la recuperación: la creación de los fondos Next Generation
Tras las elecciones de mayo de 2019, se conformaron las instituciones europeas con un programa económico que quería “fortalecer la base industrial y el potencial de innovación”. Cuatro meses más tarde empezó la pandemia de coronavirus y la hoja de ruta cambió
El impacto en la economía se tradujo en una caída del PIB de un 13,3% en el segundo trimestre de 2020 con respecto al mismo trimestre del año anterior, según las cifras recogidas por Eurostat. En el caso de los países que tienen como moneda común el euro, un 14,2%.
Ante el deterioro de las economías por las consecuencias sanitarias del coronavirus y las restricciones, los países europeos tomaron dos decisiones clave:
Se suspendieron las reglas fiscales para que todos los países pudieran contener los efectos de la pandemia, permitiendo aumentar la inversión pública por encima de los niveles normales. Se reforzaron los programas de protección de empleo, como los ERTE en España; se lanzaron programas de préstamos para las empresas y se reforzaron las plantillas de los sistemas públicos, especialmente de la Sanidad, entre otras medidas.
Se lanzó un programa de recuperación de la economía que se denominó Fondos Next Generation EU. Este paquete de ayudas proporciona dinero a los Estados miembros para que impulsen la reconstrucción de sus economías haciendo hincapié en dos áreas: la transición ecológica y la digitalización.
La UE financió el programa emitiendo deuda pública. La cuantía global de los fondos para todos los Estados miembros por seis años desde 2020 se fijó en 750.000 millones de euros, de los cuales aproximadamente 390.000 millones de euros son subvenciones y el resto, 360.000 millones, préstamos a los Estados miembros. Hasta el momento, España ha recibido 69.000 millones y ha ejecutado 37.000 millones de euros.
De la pandemia a la invasión rusa de Ucrania: escala la inflación y se rompen las cadenas de suministros mundiales
A lo largo de 2021, las rutas de mercancías mundiales se desajustaron, lo que condujo al desabastecimiento de materiales en diferentes rincones del globo. Esto provocó que productos como baterías, ropa o portátiles, entre otros, tardaran más tiempo en llegar y en menor cantidad.
Este desajuste entre oferta y demanda llevó a una escalada de la inflación a nivel mundial. Los bolsillos sufrieron especialmente por dos productos:
Los combustibles como la gasolina, el gas y el carbón se encarecieron progresivamente, encareciendo la factura de la luz, el depósito del coche y la calefacción.
Los alimentos y productos de primera necesidad, obligando a las familias a gastar más dinero para comprar la misma cesta de la compra.
Mientras que en enero de 2021, los precios avanzaron en la UE un 1,2% interanual, justo antes del comienzo de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, la inflación se incrementó un 5,6% en toda la UE y del 5,1% en la Eurozona. Es decir, durante 2021, los precios de los productos en Europa se encarecieron más de un 5%.
De la invasión de Ucrania a las elecciones europeas de 2024: la crisis del gas y sus efectos en las distintas economías
Con el comienzo del conflicto militar en el este de Europa, la inflación en la UE siguió escalando todavía más por un nuevo factor: los países europeos decidieron reducir paulatinamente el gas natural procedente de Rusia y buscar otras vías.
Esta iniciativa se canalizó a través de un plan de ahorro de gas a nivel europeo, así como la búsqueda de alternativas a través de buques metaneros, más caros. Además de esto, múltiples gobiernos nacionales aprobaron medidas para contener los precios como subvenciones al transporte o fomento de la inversión renovable. Por ejemplo, en la península Ibérica se aprobó la ‘excepción ibérica’, una medida para limitar el precio del gas y contener la factura eléctrica.
A pesar de las medidas, los precios siguieron escalando. En octubre de 2022, Eurostat registró un incremento interanual del IPC del 11,5% en la Unión Europea, ocho meses después de comenzada la invasión. Desde ese momento, la evolución interanual del IPC ha descendido hasta encontrarse en una horquilla entre el 2% y el 3%.
Con la subida de los precios, el Banco Central Europeo, cuyo principal objetivo es mantener la inflación en el 2%, comenzó a subir los tipos de interés oficiales hasta el 4,25% actual. La subida de los tipos de interés oficiales tiene un efecto cascada en los intereses que pagan las empresas y los hogares por los préstamos y las hipotecas. La consecuencia fue que los ciudadanos europeos pagaron más por pedir dinero prestado, lo que obliga a gastar más dinero en las deudas y se tiene menos margen para comprar otros productos.
El impacto de los altos precios, la reducción del gas procedente de Rusia y las dinámicas de recuperación de la pandemia han cambiado el crecimiento económico de la Unión Europea. En el primer trimestre de 2024, el dato provisional de crecimiento del PIB fue del 0,4%. Sin embargo, hay grandes diferencias entre regiones: mientras los países del centro y norte de Europa se han estancado, en el Mediterráneo se están registrando algunos de los crecimientos más altos de la Unión Europea.
Uno de los casos más notables es el de Alemania: la tercera potencia mundial lleva nueve meses con el PIB reduciéndose, anotando en el primer trimestre de 2024 un descenso del 0,2% interanual, según las cifras provisionales. Hay varios casos similares en el continente: Austria (-1,7% de crecimiento del PIB en el primer trimestre de 2024), Estonia (-2,1%), Finlandia (-1,1%), Irlanda (-4,9%), Países Bajos (-0,5%) o Suecia (-1,2%).
Por el contrario, en otros países se registraron en la primera parte de 2024 crecimientos interanuales notables: Chipre (3,3%), Croacia (3,9%), Eslovaquia (2,7%), España (2,4%), Lituania (2,9%) y Malta (4,6%), que tuvieron aumentos del PIB superiores al 2%. Cuatro de esos países se encuentran en el Mediterráneo.
Hacia dónde va la UE: fin de los Fondos Next Generation EU y la deuda pública
Los países del centro y el norte de Europa buscan recuperar el crecimiento económico, mientras que los países del Mediterráneo deben lidiar con los niveles de deuda pública contraídos tanto en la crisis de 2008 como durante la pandemia: Italia, Francia, España y Grecia tienen niveles de deuda superiores al 100% del PIB.
A partir de 2024, los países están obligados a cumplir de nuevo los requisitos de deuda y déficit públicos. Si un Estado europeo tiene altos niveles de deuda y de déficit (gasta más de lo que ingresa), puede implementar varias medidas : o bien, recortando el gasto público, o aumentando los ingresos, generalmente subiendo los impuestos. O ambas opciones a la vez.
Los fondos europeos están previstos que se desembolsen hasta 2026. A partir de 2028, los países deberán empezar a devolver la parte del dinero que se prestó y la propia Unión Europea deberá devolver la deuda pública que ha contraído, lo que puede tensionar las cuentas públicas de todos los países de la UE.