La fibromialgia es una enfermedad crónica que se caracteriza por la existencia de múltiples síntomas que suelen aparecer de forma gradual con el paso del tiempo. El dolor crónico generalizado es su manifestación más frecuente. Pero no la única. En el Día Mundial de la Fibromialgia, repasamos quiénes la padecen, cuáles son sus síntomas, cómo se trata o de qué forma ha afectado la pandemia a estos pacientes.
¿Cuáles son los síntomas de a fibromialgia?
La Sociedad Española de Reumatología (SER), en la guía Aprendiendo a convivir con la fibromialgia, indica que el dolor crónico generalizado, el cansancio intenso, las alteraciones del sueño, las alteraciones cognitivas o los trastornos del ánimo son algunos síntomas de la fibromialgia.
Las personas con esta enfermedad, según la SER, pueden experimentar parestesias (sensaciones de hormigueo) en extremidades, depresión, ansiedad, rigidez articular, cefaleas o sensación de tumefacción en las manos.
Otros síntomas menos frecuentes, pero también muy importantes, son la sequedad de ojos, mareos y vértigos, dolor mandibular, taquicardias, disfunción sexual, trastornos psicopatológicos, dolor en el suelo pélvico, prurito generalizado o intolerancia a la luz brillante, los olores o los sonidos.
¿Cuál es su frecuencia?
Según la Sociedad Española de Reumatología, “es una enfermedad muy frecuente”. En España se estima que la prevalencia se sitúa en el 2,4% de la población adulta, lo que supone cerca de 900.000 personas afectadas en el país, según el estudio EPISER de la SER.
La Coalición Nacional de Fibromialgia, Síndrome de Fatiga Crónica, Sensibilidad Química Múltiple y Electrohipersensibilidad indica que esta enfermedad afecta principalmente a adultos entre 40 y 50 años, aunque también puede darse en niños y ancianos o a cualquier edad. La fibromialgia es “21 veces más frecuente en las mujeres”.
¿Cuáles son las causas que la producen?
A día de hoy no se conoce con certeza el origen de la fibromialgia. “Este desconocimiento provoca que el diagnóstico de la enfermedad se realice en base a la presencia de manifestaciones clínicas y siempre tras descartar otras posibles causas de esos síntomas”, comenta la SER.
Pero sí se sabe que hay algunos factores que pueden desencadenar la fibromialgia. Como ocurre en otras enfermedades, “existe un componente genético que favorece su aparición, de forma que existen familias con varias personas afectadas por la enfermedad”.
Otras causas capaces de desencadenar su aparición serían “el estrés emocional, las infecciones, la cirugía o los traumatismos”: “En realidad, cualquier situación de estrés agudo o crónico, físico o emocional, puede considerarse como un desencadenante de la enfermedad”.
¿La fibromialgia es hereditaria?
Esta enfermedad no se transmite directamente de padres a hijos. Tal y como indica la Guía de Debut en Fibromialgia, “lo que se hereda es la predisposición a padecer la enfermedad, pero es necesaria la presencia de otros factores desencadenantes que conduzcan al desarrollo de la fibromialgia”.
¿Cómo se trata?
El tratamiento debe ser individualizado y puede combinar algunos medicamentos con terapias no farmacológicas. “Frente a esta enfermedad, es fundamental que los pacientes practiquen ejercicio físico aeróbico (de forma progresiva y moderada), que presten una especial atención a la terapia psicológica y a la mejora del sueño”, explica Javier Rivera, reumatólogo del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.
El experto también aconseja seguir una dieta mediterránea (con alimentos como las verduras, el aceite de oliva, el pan, el pescado o los lácteos), no fumar y tener controles periódicos “para lograr una mejor adaptación del paciente a su entorno social, familiar y laboral”. Entre los fármacos que pueden ayudar a tratar la fibromialgia, según la SER, hay algunos antidepresivos, anticonvulsivantes y analgésicos simples.
¿Hay que hacer un tratamiento con fármacos de por vida?
“No necesariamente”, indica la Asociación de Divulgación de Fibromialgia en la Guía de Debut en Fibromialgia. Como en otras enfermedades, dependerá de cómo sea la evolución de los síntomas. “El objetivo que hay que perseguir es tomar el menor número posible de fármacos, ya que ninguno es curativo y todos tienen efectos secundarios, que en algunas ocasiones son más importantes que los propios síntomas de la fibromialgia”, añade.
La Sociedad Española de Reumatología subraya que algunos pacientes con fibromialgia toman demasiados medicamentos. “Es importante evitar la excesiva medicación porque produce múltiples efectos secundarios y perjudica claramente la situación del paciente a largo plazo”, comenta.
¿Sirven la acupuntura, la homeopatía o la quiropraxia para tratar la enfermedad?
No hay evidencia científica de que los suplementos dietéticos, la homeopatía, la acupuntura, los ultrasonidos, la magnetoterapia, la ozonoterapia, la quiropraxia, la osteopatía o las medicinas alternativas sean eficaces para tratar la fibromialgia.
Así lo afirma la SER y lo recoge la Guía de Debut en Fibromialgia: “Después de numerosos estudios, no han sido capaces de demostrar claramente su eficacia en la mejoría de los síntomas de la fibromialgia”. Si alguien te propone probar una terapia de este tipo, lo mejor es que lo comentes con tu médico para que te dé información de las evidencias científicas al respecto.
¿Cuál es la evolución de los pacientes con fibromialgia?
Como ya os acabamos de explicar, la fibromialgia es una enfermedad crónica. El paciente puede mejorar o tener “brotes de reagudización de los síntomas con una duración e intensidad distinta”, según la SER. Este empeoramiento puede estar relacionado con factores desencadenantes como “esfuerzos físicos, situaciones de estrés y cambios estacionales”. Por ello, es recomendable que estos pacientes lleven una vida tranquila y relajada, tratando de manejar las situaciones de estrés de la mejor manera posible.
¿Qué ocurre cuando otras enfermedades acompañan a la fibromialgia?
En ocasiones, la fibromialgia puede acompañar a otras enfermedades reumáticas denominándose en estos casos “fibromialgia asociada”. La SER indica que cuando la fibromialgia se asocia a determinadas enfermedades reumáticas como la artritis reumatoide, “suele empeorar el estado general del paciente y confundir al médico atribuyéndose síntomas como el dolor o el cansancio al mal control de la enfermedad autoinmune cuando en realidad son manifestaciones de la fibromialgia asociada”. Cuando ocurre esto, es “imprescindible” establecer ambos diagnósticos y tratar al paciente teniendo en cuenta a las dos enfermedades.
¿Cómo ha afectado la pandemia de coronavirus a los pacientes con fibromialgia?
Desde el Comité Científico de la Sociedad Española de Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica (SEFIFAC) indican que algunas medidas adoptadas para frenar la COVID-19 como el confinamiento “determinan una disminución del ejercicio físico, una inmovilización prolongada y un aumento de las cargas emocionales”. Todo ello, según explican, podrían influir en el empeoramiento de la fibromialgia y de su sintomatología. Sin embargo, “la reducción de las cargas físicas podría ayudar a controlar mejor el dolor”.
Primera fecha de publicación de este artículo: 12/05/2021