¡Otro viernes más, malditas y malditos! Y en Maldita.es viernes es sinónimo de consultorio científico, el artículo que lo mismo te hace ganar el quesito verde del Trivial que te mejora tu salud o tu dieta. Sigue leyendo para encontrar la sabiduría.
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¿El bicarbonato y el agua oxigenada sirven y son seguros para blanquear las uñas?
Si la semana pasada nos preguntasteis por el bicarbonato y el agua oxigenada como métodos de blanqueamiento de los dientes, ahora es el turno de saber si es una forma recomendable de blanquear las uñas. La respuesta corta es que no es aconsejable y sobre todo en el caso del agua oxigenada pueden tener efectos negativos.
“Los dermatólogos no lo recomendamos porque su efecto sobre la coloración es bastante discreto”, aclara a Maldita.es Rita Rodrigues, dermatóloga de la Unidad de Uñas del Grupo Pedro Jaén. La médica alerta que además puede ser pernicioso y producir irritación e “incluso quemaduras en la piel alrededor de la uña; sobre todo en el caso del agua oxigenada, dando lugar a un panadizo o uñero (paroniquia)”. Además, estos productos acaban secando la uña si se usan frecuentemente, advierte Rodrigues, quien recomienda, si se usa, limitar la frecuencia y diluir el producto en agua.
Lo confirma también a Maldita.es María Celeiro Montero, química experta en sustancias potencialmente peligrosas en cosméticos y maldita que nos ha prestado sus superpoderes: “No es recomendable el uso de agua oxigenada o bicarbonato de forma no controlada ya que puede crear problemas en las uñas y piel al ser productos abrasivos, sobre todo el agua oxigenada”.
¿Sirven para algo los aparatos de electroestimulación muscular?
‘Consigue unos bíceps de acero desde el sofá de casa’, ‘el sixpack que siempre soñaste sin una gota de sudor’. Imaginamos que ya no te extraña encontrar reclamos de este tipo en la publicidad de aparatos de electroestimulación ‘para usar en casa’ o de entrenamientos electrofitness, que consiguen una contracción muscular de forma involuntaria a través de la emisión de impulsos eléctricos. Lo cierto es que no hay evidencias científicas de que la electroestimulación por sí sola logre quemar más grasa, incremente la fuerza o mejore el rendimiento muscular.
Como señala una revisión sistemática publicada en la revista científica Sports Medicine, entrenando de forma voluntaria siempre se ganará más fuerza y se producirán mayores beneficios en gente sana que entrenando con electroestimulación. También se pierde más grasa, sin someterse a los riesgos asociados a ella. Además, para poder disfrutar de los posibles beneficios de la electroestimulación muscular debemos realizar entrenamientos activos, estar en buena forma física y recibir las sesiones por parte de un profesional que supervise la sesión.
El porqué de la necesidad de supervisión es que, de llevarse a cabo, además de la frecuencia del impulso, la electroestimulación debe tener en cuenta factores como la intensidad en su aplicación o la localización exacta de los electrodos y sus polos, entre otros. No solo de cara a que la sesión sea efectiva, también para evitar posibles lesiones.
Al fin y al cabo, electroestimularse, a secas, es relativamente sencillo. “Si yo meto los dedos en el enchufe, desde luego que me electroestimulo: hago que entre electricidad en mi cuerpo”, explica en este vídeo Rafa Olcina, experto en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (CAFYDE) de APTA Vital Sport. “Ahora bien, a nadie se le ocurre semejante barbarie”, añade. La electroestimulación de la que hablamos consiste en introducir en nuestro cuerpo energía que pueda ser gestionada por el sistema nervioso, es decir, en su misma frecuencia. “Lo que hace el electroestimulador es ‘suplir’ la orden que normalmente enviamos de manera voluntaria desde el cerebro. El músculo responde a esta orden y se contrae”, señala Olcina.
Existen diferentes tipos de electroestimulación. La que disfruta de mayor respaldo científico en sus potenciales beneficios es la local, que consiste en colocar electrodos solo en el músculo que se quiere entrenar o recuperar. Debe hacerse en un punto concreto, dependiendo de la persona, y con los dos polos del electrodo en el mismo músculo, como avala la evidencia científica y explica Olcina: “Su uso [junto a un entrenamiento activo y voluntario] va a permitir mejorar la salud, el rendimiento, la recuperación de las lesiones y tener un gran aliado como herramienta tecnológica”.
En los últimos años, sin embargo, ha aumentado la oferta de sesiones de electroestimulación de cuerpo completo o electrofitness. Sus herramientas son una serie de prendas, como trajes y chalecos, que permiten estimular entre 8 y 12 grupos musculares a la vez. El primer ‘contra’ es que los puntos de estimulación de los electrodos, por lo tanto, están fijados por defecto (en el propio traje), sin tener en cuenta el cuerpo de la persona. Además, colocan un polo en el músculo de la zona derecha de nuestro cuerpo y otro en la izquierda, al contrario que en la electroestimulación local. Algunas investigaciones sugieren que esto podría suponer problemas cardíacos a largo plazo, aunque hacen falta más estudios al respecto.
Otro de los problemas derivados es la presentación de expectativas irreales. En palabras de Olcina, se ha utilizado publicidad engañosa para hacer creer a la gente algo que no va a ocurrir. “Hemos encontrado publicidad que hablaba de consumir 2.000 kcal en 20 minutos, eliminar toda la grasa localizada sin apenas moverte…”. Sin embargo, la electroestimulación por sí sola (sin entrenamiento físico voluntario) y en gente sana no es útil como estrategia para mejorar nuestra salud.
No solo eso, sino que, como explica en este vídeo Azael Herrero, director científico del National Strength and Conditioning Association, cada vez hay más evidencias de que [la electroestimulación de cuerpo completo] puede tener efectos negativos en la salud: gente que se lesiona o incluso desarrolla rabdomiolisis (destrucción de tejido muscular).
Las evidencias también apuntan a que el nivel y la intensidad necesarios para poder obtener beneficios de esta técnica solo se debería usar en deportistas preparados para esas sobrecargas, en gente entrenada. “Los chalecos, justo al contrario, los suele utilizar gente sedentaria que, para no moverse, ha encontrado una manera de ‘supuestamente’ ponerse en forma sin tener que hacer un gran esfuerzo”, afirma Olcina.
“Nuestra salud, al final, pasa por el movimiento: nos tenemos que mover, tenemos que realizar actividad física de forma voluntaria y habitual. Lo que va a hacer la electroestimulación es complementar esta actividad para maximizar el rendimiento de lo que estemos buscando”, resume Olcina. “No hay que inventar nada nuevo. Lo que funciona, ya lo sabemos”, concluye Herrero.
En palabras de Sara Tabares, licenciada en CAFYDE y directora deportiva de PERFORMA Entrenadores Personales a Maldita.es, para personas sanas es mucho mejor hacer ejercicios funcionales (sentadillas, peso muerto, ejercicios de tirón, de empujón…) que usar estos aparatos. “A nivel funcional, los electroestimuladores musculares [por sí solos] no aportan transferencia a los movimientos del día a día (empujar un carrito, levantarnos de una silla…). Es mucho mejor poder hacer gestos que sí la tengan que utilizar este tipo de aparatos”, concluye la experta.
¿Qué hora es en la Estación Espacial Internacional?
En las últimas semanas hemos hablado de cómo afecta la hora y la forma de determinarla a nuestras vidas. Primero, con el cambio de hora de invierno; y después, con el huso horario de España peninsular. Aprovechando estos artículos, nos habéis consultado por una situación muy concreta: ¿Con qué hora se rigen los tripulantes de la Estación Espacial Internacional (ISS)? Es una pregunta bastante interesante, puesto que la posición geográfica de la Estación va cambiando constantemente, da una vuelta completa a nuestro planeta cada 90 minutos y sus astronautas ven cada 24 horas 16 amaneceres y otros tantos atardeceres.
Según explica este artículo de un blog de la Agencia Espacial Europea, el huso horario por el que se rige la actividad en la Estación es UTC 0, la misma hora que Reino Unido, Portugal y Canarias. El motivo de esta hora es que es un punto intermedio de todos los países y organizaciones que contribuyen a la ISS y de dos principales centros de control de misiones, situados en Moscú (UTC+3) y Houston (UTC-6). De esta manera, tanto los trabajadores rusos como estadounidenses pueden coordinarse para cubrir media jornada de trabajo cada grupo.
A esto hay que añadir que casi todos los tripulantes que llegan a la Estación vienen aclimatados con la hora de Baikonur, en Kazajistán (UTC+5), donde se sitúa el cosmódromo en el que se preparan y lanzan a los astronautas y cosmonautas que viajan a la ISS. Se puede decir, por tanto, que estos trabajadores espaciales llegan a su puesto con un poco de jet lag.
¿A partir de qué edad hay que lavar los dientes a los bebés y niños? ¿Hay que usar pasta de dientes? ¿Tiene que ser una pasta especial?
Tras el consultorio de la semana pasada en el que explicábamos por qué no había que enjuagarse la boca después de lavarse los dientes, esta vez nos habéis preguntado a partir de qué edad hay que empezar a cepillar los dientes a bebés y niños y si hay que emplear una pasta de dientes específica.
En primer lugar, debemos comentar que existe literatura científica que apunta a que la lactancia materna es beneficiosa para la salud bucodental de los más pequeños. A su vez, existen bastantes artículos que no encuentran evidencia científica de una relación entre lactancia materna y caries, según recoge la Asociación Española de Pediatría.
Como nos cuenta Iria Abalde, experta en salud bucodental y maldita que nos ha prestado sus superpoderes, el momento clave para comenzar el cepillado en un bebé es la aparición del primer diente, que suele ser en torno a los seis meses: “Si no hay dientes, no hay nada que hacer en las encías del bebé. Debe cepillarse desde el primer diente”.
En este documento de la Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP) señalan unas recomendaciones para limpiar la boca del bebé. Antes de la erupción del primer diente, lo ideal es “utilizar una gasa húmeda, la punta de un paño limpio humedecido en agua o un dedal de silicona, para limpiar encías, lengua, interior de las mejillas y paladar”. Después del primer diente, “es obligado comenzar la higiene (esto es, el cepillado) dos veces al día, en la mañana y sobre todo, por la noche”.
La pasta que se debe emplear en bebés, según apuntan la SEOP y Abalde, debe tener entre 1.000 y 1.500 ppm (partes por millón) de flúor, un valor que aparece en todos los dentífricos e independientemente de si se está comercializando para un público infantil o adulto. Por otro lado, la cantidad de pasta que debe aplicarse es “de un grano de arroz en menores de 3 años y tamaño de guisante para mayores de esa edad”, apunta la experta.
Por último, y al igual que para los adultos, los niños y bebés no deben enjuagarse la boca tras el cepillado, sino únicamente escupir la pasta de dientes.
“Al acostumbrar al bebé a una limpieza dental suave y a pasar el hilo dental (que debe hacerse solo si hay un punto de contacto entre los dientes), se creará un patrón de cuidados bucales que lo acompañarán durante el resto de su vida”, destaca la SEOP.
Antes de irnos…
Una semana más, llega el momento de recordaros que estamos aquí para resolver todas las dudas y preguntas que tengáis respecto a información científica, pero que si lo que te inquieta tiene que ver con un diagnóstico, tratamiento o afección personal, sólo podemos aconsejarte que acudas a un profesional sanitario que conozca personalmente tu caso y pueda tratarte adecuadamente.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes la química María Celeiro Montero y la experta en salud bucodental Iria Abalde.
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