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MALDITA CIENCIA

Las afirmaciones falsas del mensaje que dice que los lípidos de la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer se acumulan en los ovarios y en el bazo y causan "desórdenes" menstruales y "enfermedades neurodegenerativas"

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"Los lípidos catiónicos tóxicos de la vacuna de Pfizer se acumulan en ovarios y bazo". Esto afirma un contenido que está circulando por Telegram y Facebook y por el que nos habéis preguntado a través de nuestro chatbot de WhatsApp (+34 644 229 319). El mensaje relaciona esta supuesta "acumulación" de lípidos con desórdenes en la menstruación de las mujeres y con enfermedades neurodegenerativas.

Os explicamos por qué son falsas o sin evidencias estas afirmaciones.

Esta verificación ha sido realizada en el marco del proyecto #VacúnaTE que Maldita.es y la agencia de noticias Servimedia desarrollan contra la desinformación sobre las vacunas de la COVID-19 con el apoyo de Google News Initiative.

Qué son los lípidos de la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer

La vacuna contra la COVID-19 de Pfizer utiliza nanopartículas de lípidos, que son "pequeñas partículas de grasa que se utilizan en las vacunas de ARNm para ayudar a transportar el ARNm a las células humanas sin que se degrade", según explica la Agencia Europea del Medicamento (EMA) a Maldita.es. En total, esta vacuna utiliza cuatro lípidos que podemos consultar en la ficha técnica publicada por el Ministerio de Sanidad: colesterol y otros tres denominados ALC-0315, ALC-0159 y DSPC.

Captura de la composición de la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer.
Fuente: Ministerio de Sanidad

La tabla que mueve el contenido no demuestra que los lípidos de la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer se acumulen en los ovarios y en el bazo

El mensaje que se está moviendo dice que los lípidos de la vacuna de Pfizer se acumulan en los ovarios y en el bazo. Para afirmarlo, se basa en una tabla en la que vemos el nivel de concentración de los lípidos ALC-0315 y ALC-0159 en diferentes órganos, medido en microgramos por gramo (µg/g). En los ovarios esta concentración es de 12,3 µg/g y en el bazo de 23,4 µg/g, transcurridas 48 horas desde la inoculación:

Captura que adjunta el contenido que se mueve

Si comparamos los niveles de concentración de lípidos en los ovarios y el bazo con otros órganos de la tabla, podemos observar que las cifras son mayores. Sin embargo, esto no significa que los lípidos de la vacuna de Pfizer se acumulen en esos órganos y puedan causar problemas menstruales o neurológicos.

Para empezar, esta tabla muestra la distribución de los lípidos de la vacuna en un experimento con ratas, no con personas. Sale de un documento publicado por la Agencia de Productos Farmacéuticos y Dispositivos Médicos (PMDA) de Japón en el que se presentan datos farmacocinéticos de la vacuna de Pfizer contra la COVID-19. La farmacocinética es la rama de la farmacología que estudia la absorción, distribución, transformación y eliminación de un medicamento en un organismo.

El contenido que se mueve sólo muestra una parte de la tabla de los resultados de este experimento. En la página anterior del documento, podemos consultar la distribución de los lípidos de la vacuna en otros lugares del organismo. Por ejemplo, las concentraciones detectadas a las 48 horas en las glándulas suprarrenales (18,2 µg/g) y en el hígado (24,3 µg/g) son similares a las de los ovarios y el bazo. Y la concentración de lípidos en el lugar de la inyección es muy superior: 165 µg/g.

Captura de la primera parte de la tabla

Roger Solanas, maldito experto en ensayos clínicos, explica que si un medicamento se acumula mucho en un órgano puede hacer que "el fármaco no actúe correctamente o que se elimine incorrectamente, lo que daría lugar a que la efectividad sea menor o a que los efectos adversos sean más frecuentes". No obstante, en este caso, Solanas afirma que los resultados del experimento muestran que el fármaco se distribuye bien y que no se acumula en ningún sitio, salvo en el lugar de la inyección.

"Los resultados no son alarmantes", señala por su parte Salvador Bergoñón Fuster, maldito experto en investigación clínica y epidemiológica y profesor en el departamento de Farmacología de la Universidad de Barcelona. El experto recalca que los lípidos no son "tóxicos" como dice el contenido que se mueve.

Según explica, saber dónde van a parar los lípidos en el organismo también es un indicador de dónde llega el ARN mensajero de la vacuna, ya que estos lípidos son los encargados de encapsularlo. En este experimento, según el experto, "se puede ver que llega a todos lados y eso es lo que interesa, porque el virus se ha demostrado que infecta prácticamente a todos los tejidos". Además, señala que la idea de encapsular el ARN mensajero en lípidos "lo que pretende precisamente es que la vacuna dure lo suficiente en el organismo" como para generar una respuesta inmunitaria.

Además, Bergoñón apunta que los fármacos se distribuyen por el organismo en función de su vascularización (la forma en que los vasos sanguíneos se distribuyen en un determinado órgano) y "la afinidad" por el órgano en cuestión. De esta manera, la vacuna llegará más a órganos muy vascularizados y "con una cierta proporción de grasa, afín a los lípidos de la vacuna". Esto explica, según el experto, que los órganos en los que más se acumulan los lípidos de la vacuna sean el bazo, el hígado, las glándulas suprarrenales o los ovarios. "Y no pasa nada, porque en unas horas o pocos días las concentraciones irán reduciéndose, como en el resto de órganos y tejidos", asegura el experto.

En esto coincide el maldito Rubén Prieto, farmacéutico e investigador en química médica: "Desde el torrente circulatorio, los lípidos se distribuirán (siguiendo un equilibrio) por todo el organismo (...) Es lógico que componentes lipídicos se acumulen en esos órganos [ovarios y bazo] y también en el hígado, ya que tienen más 'afinidad'". El farmacéutico destaca que, en cualquier caso, "con informe de distribución a las 48h no puedes decir que esté ocurriendo una acumulación tal como para causar patologías. Es verdad que se distribuyen a esos órganos, pero antes o más tarde acabarán volviendo al torrente circulatorio para ser eliminados o excretados".

Por su parte, desde la EMA indican que también otros estudios utilizaron experimentos con animales para observar cómo se distribuyen los componentes de la vacuna contra la COVID-19 en los tejidos. En el apartado de farmacocinética de este informe de evaluación de la agencia sobre la vacuna de Pfizer se hace referencia a estos estudios.

Según la EMA, estas investigaciones encontraron que "los componentes, el ARNm y las nanopartículas lipídicas permanecen principalmente en el lugar de la inyección, y solo pequeñas cantidades pueden llegar a otros tejidos, como el hígado". Según afirman desde la agencia, estos estudios aportaron evidencia para que no se esperen problemas de seguridad "debido a la acumulación de nanopartículas lipídicas y ARNm".

No hay evidencias de que los lípidos de la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer causen desórdenes menstruales

El texto del contenido que circula dice: "Los lípidos catiónicos tóxicos de la vacuna de Pfizer se acumulan en ovarios y bazo. ¿Se entienden ahora los desórdenes en el ciclo menstrual y sangrados inusuales en mujeres inoculadas con este producto?". No obstante, los expertos consultados por Maldita.es aseguran que los datos del experimento con ratas no demuestran que la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer pueda causar trastornos en la menstruación de las mujeres. "No hay ninguna frase en todo el informe que sugiera eso, es más, no hay ninguna evidencia de que estos excipientes grasos causen efectos adversos en el ovario", afirma Roger Solanas.

Además, desde la EMA aseguran que en los ensayos clínicos de las cuatro vacunas contra la COVID-19 autorizadas (Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen) no se observaron cambios menstruales tras la vacunación. También, que los datos registrados hasta el momento en el sistema EudraVigilance, la base de datos de farmacovigilancia del Espacio Económico Europeo (EEE), "no han planteado un problema de seguridad con respecto a los cambios menstruales. Por lo tanto, los cambios menstruales no se incluyen en la información del producto de las vacunas COVID-19 como reacción adversa al medicamento". En Maldita Ciencia ya os explicamos que, por el momento, no hay evidencias de que las vacunas contra la COVID-19 causen alteraciones menstruales como efecto secundario.

No hay evidencias de que los lípidos de la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer puedan generar enfermedades neurodegenerativas

El mensaje por el que nos habéis preguntado también asegura lo siguiente: "Se sugiere además que la acumulación en bazo provoca la aparición de priones que pueden afectar directamente al cerebro. ¿Se entienden las enfermedades neurodegenerativas?". Un prión es una partícula infecciosa de naturaleza proteica que puede provocar algunas alteraciones neurológicas.

Sin embargo, como apunta el experto Roger Solanas, los lípidos de la vacuna de Pfizer "no produce ni priones ni enfermedades neurodegenerativas por medio de priones". De hecho, no es la primera vez que circulan contenidos que afirman que las vacunas contra la COVID-19 causan enfermedades priónicas o neurodegenerativas (como el alzheimer). Algo de lo que no hay evidencias y que ha sido verificado por Reuters, agencia que forma parte del International Fact-Checking Network (IFCN) al igual que Maldita.es.


En este artículo han colaborado con sus superpoderes l@s maldit@s Roger Solanas, Salvador Bergoñón Fuster y Rubén Prieto.
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