"Las 8 preguntas que hay que hacer a cualquier familiar o amigo que se vaya a vacunar". Esta cadena viral plantea diversas afirmaciones falsas en forma de pregunta sobre las vacunas contra la COVID-19. Desmontamos punto por punto cada desinformación.
¿Por qué no se ha conseguido una vacuna contra otros coronavirus?
La primera pregunta que se plantea es: "¿Sabías que nunca se ha conseguido una vacuna que funcione para ninguno de los coronavirus?". Primero tenemos que explicar que hay cientos de coronavirus en animales no humanos pero sólo se conocen siete coronavirus que hayan afectado a humanos. Cuatro generan enfermedades leves o moderadas. Sólo tres tipos de coronavirus pueden causar enfermedades más graves e incluso mortales, explica el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (NIAID, por sus siglas en inglés).
Además del coronavirus SARS-CoV-2 causante de la COVID-19, se tratan del SARS-CoV que provoca SARS (síndrome respiratorio agudo severo) y del MERS-CoV causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS). El virus SARS-CoV desapareció en 2004, lo que supuso el fin de desarrollo de la vacuna. En el caso del MERS-CoV, se identificó en 2012 y provoca brotes esporádicos y localizados, aclara el NIAID.
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Aunque no se han autorizados vacunas frente a estos coronavirus, sí hay candidatos de vacunas frente al SARS-CoV y al MERS-CoV. Un estudio analizó el desarrollo de vacunas frente a estos coronavirus y concluyó que "el mecanismo financiero y regulatorio del mercado farmacéutico actual no proporciona suficientes incentivos para alentar el desarrollo de vacunas antes de que ocurra un brote mortal".
“Las enfermedades que ya no tienen enfermos o que son muy poquitos, nadie las quiere financiar”, ha explicado la viróloga mexicana e investigadora del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Susana López Charretón al medio de verificación Animal Político, miembro de la International Fact-Checking Network (IFCN) de la que también forma parte Maldita.es.
¿Por qué se desarrollaron tan rápido las vacunas contra el coronavirus?
"¿Sabías que se necesitan por lo menos de 5 a 10 años para el desarrollo de una vacuna?". Aunque es cierto que con anterioridad las vacunas han necesitado años para desarrollarse, precisamente el trabajo previo con las candidatas a vacunas para otros coronavirus ha acortado los tiempos que han necesitado las vacunas contra la COVID-19.
Como dice el estudio que citamos en el punto anterior: “Las lecciones biológicas y clínicas que aprendimos de las investigaciones sobre SARS-CoV y MERS-CoV, junto con la experiencia en el desarrollo de vacunas que obtuvimos de otras enfermedades, ya nos han guiado para encontrar múltiples soluciones candidatas prometedoras”. El NIAID recuerda que a los dos meses de descubrir la COVID-19 ya había comenzado la fase 1 del ensayo clínico en humanos de la vacuna de Moderna.
Además, el desarrollo de las vacunas contra la COVID-19 se ha acelerado en todo el mundo, comprimiendo en el tiempo su desarrollo al aplicar el conocimiento previo de producción de vacunas gracias a las ya existentes, explica la Agencia Europea de Medicamentos (EMA). Las fases de desarrollo de vacunas que suelen hacerse de forma consecutiva, en el caso de la COVID-19 se han hecho en gran medida de forma paralela, como muestran estas dos gráficas de la EMA.
La Administración de Medicamentos y Alimentos en Estados Unidos (FDA) explica que se coordinaron agencias gubernamentales, organismos internacionales, instituciones académicas, organizaciones sin fines de lucro y farmacéuticas “para priorizar y acelerar” el desarrollo de vacunas sin sacrificar "las normas científicas, la integridad del proceso de revisión de las vacunas o su seguridad".
También ha habido más recursos para el desarrollo de estas vacunas, incluyendo inversiones con dinero público.
La evaluación de las vacunas por las autoridades sanitarias también se ha acelerado al revisar los datos de los ensayos clínicos mientras se realizaban. Con las vacunas tradicionales se analiza la información generada en los ensayos una vez han finalizado.
No, no es cierto que sea terapia genética en vez de vacunas (porque no van a alterar tus genes) *
"¿Sabías que no es una vacuna tradicional sino una terapia genética (transgénica)?" afirma falsamente la tercera pregunta. Como ya os explicamos, las vacunas contra el coronavirus no pueden hacernos transgénicos ni alterar nuestro ADN.
Las vacunas de ARN mensajero como las de Pfizer/BioNTech y la de Moderna, introducen una secuencia de ARN con las instrucciones para producir el antígeno en nuestras células. De esta forma se entrena al sistema inmune para que reconozca los patógenos que causan enfermedades y así pueda defenderse de ellas. Lo que hacen las vacunas de ARN mensajero es, en vez de introducir en el organismo un patógeno atenuado o una parte de este, introducir las instrucciones para que sea nuestro propio organismo el que produzca el antígeno (en este caso una proteína) que desencadene la reacción del sistema inmune.
En el caso del coronavirus SARS-CoV-2, la vacuna de ARN mensajero provoca que se produzca la proteína S de la superficie del virus y así entrena a nuestro sistema inmune frente al coronavirus antes de que ocurra la infección.
Como explicó a Maldita Ciencia Lluís Montoliu, investigador del Centro Nacional de Biotecnología y presidente del Comité de Ética del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), "al utilizar ARN mensajero estas vacunas le están proporcionando a las células las instrucciones para que estas fabriquen proteína S del coronavirus. Nada más. Estas moléculas de ARN mensajero son extraordinariamente lábiles [frágiles], y desaparecen muy rápidamente tras ser usadas para producir proteína S. Por eso hay que mantenerlas congeladas a tan baja temperatura".
Montoliu descartó que estas moléculas vayan "a insertarse en nuestro ADN, que sería la única manera de que nuestras células acabaran modificadas genéticamente, es decir, que se convirtieran en transgénicas. El ARN se administra, se usa y desaparece, se destruye y degrada por la propia célula, y ahí acaba su viaje".
No, las vacunas aprobadas no están en fase experimental
"¿Sabías que se desconocen los efectos secundarios en el mediano y largo plazo porque se encuentra en etapa experimental?" dice la cuarta pregunta. Pero como ya hemos explicado también, no es cierto que las vacunas aprobadas contra el coronavirus sean una vacuna experimental.
La fase 4 es la última fase de experimentación clínica y ocurre cuando está ya comercializada y se usa a gran escala. El objetivo de esta fase es monitorizar los efectos secundarios del fármaco, sobre todo los más raros, que pueden observarse sólo cuando el medicamento es utilizado a gran escala.
En esta fase se encuentran las vacunas comercializadas y autorizadas por las autoridades sanitarias contra el coronavirus pero por esta fase pasan todas las vacunas y medicamentos tras ser aprobados. Lo dice la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS): la fase 4 examina los efectos a largo plazo una vez el medicamento se ha comercializado.
Una tecnología nueva pero bien testada (que no afecta a tus genes) y otras vacunas más tradicionales contra la COVID-19 *
"¿Sabías que la «vacuna» COVID se basa en una nueva tecnología, que nunca antes ha sido aprobada ni testeada para su uso en humanos?" señala la quinta pregunta. Aunque es cierto que hasta la vacuna de Pfizer nunca se había aprobado una vacuna de ARN mensajero, estas vacunas han sido testadas en humanos antes de ser aprobadas y, como ya explicamos antes, no son terapia genética ni afectan a nuestros genes. * Además, se lleva décadas investigando con vacunas de ARN mensajero y se ha estudiado anteriormente para la gripe, el zika, la rabia y el citomegalovirus, explican los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC).
Pero no todas las vacunas contra el coronavirus son de ARN mensajero. La rusa Sputnik V, que se está administrando en países como Argentina y México, es de vectores adenovirales humanos (usa un virus modificado para introducir material genético del virus, que dentro de nuestras células se transformará en ARN y no afectará a nuestro ADN ni en nuestros genes, por lo que no es una terapia genética como ya hemos explicado antes)* , al igual que la de AstraZeneca y Universidad de Oxford aprobada en España para menores de 55 años. Este método se ha usado con anterioridad frente al virus del Ébola y del Zika.
La vacuna china de Sinopharm, aprobada en Argentina y Perú, es una vacuna de virus inactivado. Este tipo de vacunas se utilizan desde hace más de un siglo. La vacuna contra la poliomielitis, la rabia y la hepatitis A usan esta tecnología.
Los estados europeos indemnizarán por posibles daños causados por la vacuna de AstraZeneca
"¿Sabías que si esta «vacuna» mata o daña a alguien, las compañías farmacéuticas no podrán ser demandadas?", afirma la cadena. Esta pregunta es difícil de verificar ya que depende del acuerdo que llegue cada país con cada compañía farmaceútica. En el caso de la Unión Europea y AstraZeneca, el contrato que ha publicado la Comisión Europea especifica que los estados miembros de la Unión Europea como España son quienes deben indemnizar por posibles muertes, lesiones y discapacidades atribuidas por posibles demandantes a la vacuna. En cambio, AstraZeneca estará exenta de responsabilidad en las posibles demandas por daños. Ocurre igual con la posible vacuna de CureVac, que no ha sido aprobada todavía para su uso.
La mortalidad del virus depende de muchos factores y es mayor del 0,01%, sobre todo en personas mayores
"¿Sabías que si contraes COVID-19, las probabilidades de sobrevivir son de 99,9%?", afirma erróneamente la cadena. La tasa de letalidad por casos (CFR, por sus siglas en inglés) a nivel mundial es del 2,2%, según Our World in Data.
Pero la OMS (Organización Mundial de la Salud) explica que esta estimación puede ser “engañosa”, pues depende de las probabilidades de que cada país detecte y notifique todos los casos y muertes por COVID-19. También influye diferentes definiciones de los casos, formas de detectarlos y de contarlos. Además, pueden influir las diferencias con respecto a la calidad de la atención o de las intervenciones que se adopten en diferentes estadios de la enfermedad.
La probabilidad de morir por COVID-19 en caso de infección no es la misma para todas las personas. Los CDC de Estados Unidos estiman que las personas entre 30 y 39 años tienen un riesgo de morir por COVID-19 35 veces superior al grupo de edad de 5 a 17 años. Este riesgo relativo aumenta con la edad: los mayores de 85 años tienen 7.900 veces más riesgo de morir por COVID-19 que los jóvenes de 5 a 17 años.
En el caso de España, un estudio del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) publicado en noviembre de 2020 en la revista científica BMJ estimó el riesgo de infección fatal del SARS-CoV-2 (porcentaje de personas infectadas por el coronavirus que han muerto) durante la primera ola en 0,8%. Esta posibilidad de morir por el coronavirus se incrementaba rápidamente para las personas mayores de 50 años, concluye el estudio. Los hombres mayores de 80 años que se infectaron con el coronavirus tuvieron una posibilidad de morir por COVID-19 del 11.6%, según la estimación del ISCIII.
No, no existen tratamientos que curen la COVID-19
"¿Sabías que existen múltiples tratamientos eficaces, seguros y económicos para tratar el covid?" pregunta la cadena viral, afirmando una falsedad. En realidad, hasta ahora ningún medicamento ha demostrado prevenir o curar esta enfermedad pese a que algunos tratamientos pueden aliviar los síntomas leves de la COVID-19, explica en su web la OMS.
* Actualizado el 2 de marzo para especificar más que las vacunas contra la COVID-19 no afectan a nuestros genes.
Fact-checkers de más de 70 países nos hemos unido para luchar contra las mentiras y la infodemia que ha traído consigo la pandemia de coronavirus. Puedes consultar los desmentidos en la base de datos CoronaVirusFacts del International Fact-Checking Network (IFCN) .
Primera fecha de publicación de este artículo: 01/03/2021