Todavía os siguen llegando contenidos que apuntan al riesgo que puede suponer para nuestra salud el uso de mascarilla. Esta vez, nos habéis preguntado por este texto que, de nuevo, retoma la relación entre estas, la hipercapnia, la hipoxia y que pone en duda la evidencia científica sobre la disminución en el número de contagios de COVID-19 que ocasiona. Os explicamos por qué son falsas estas y otras afirmaciones del texto.
No es cierto que "solo un número muy pequeño de personas estén en riesgo de un resultado potencialmente grave de COVID-19"
Es cierto que, en relación a la infección por SARS-CoV-2, hay pacientes de riesgo que pueden desarrollar un peor pronóstico de la enfermedad en el caso de contagiarse. Es el caso, según apuntan las evidencias científicas hasta el momento, de las personas con sobrepeso, con hipertensión, de mayor edad o de grupo sanguíneo A, como ya hemos explicado en otras ocasiones en Maldita Ciencia.
Sin embargo, esto no quiere decir, como afirma el texto "que solo un número muy pequeño de personas estén en riesgo de un resultado potencialmente grave de COVID-19": también los jóvenes o las personas sin patologías previas pueden desarrollar un pronóstico grave.
De hecho, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) elaboró la siguiente infografía de cara a evitar los contagios del primer grupo, donde añade que "los jóvenes también corren el riesgo de enfermedad grave, hospitalización y muerte por la COVID-19 y pueden transmitir la enfermedad a las personas de riesgo mayor.
Puedes leer más sobre el tema en este artículo.
La intubación y el uso de un respirador no aumenta la mortalidad de los pacientes de riesgo
Otra de las afirmaciones que hace el texto es que la intubación y el uso de respiradores "pueda contribuir significativamente a la alta tasa de mortalidad en estos individuos seleccionados". Esto no es cierto: los respiradores se utilizan cuando los pulmones de un paciente están dañados o si padece alguna lesión que le impide respirar por sí mismo, de tal forma que, sin su ayuda, este no sería capaz.
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) afirma en una publicación en su web que los respiradores son "equipos invasivos muy precisos y complejos, diseñados para su utilización en el soporte vital de un paciente que está en una situación crítica".
Candelaria de Haro, coordinadora del Grupo de Trabajo de Insuficiencia Respiratoria Aguda de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, explicaba a Maldita Ciencia aquí que normalmente se recurre a la ventilación asistida cuando se intenta suplir de forma parcial o total la función de los pulmones del paciente.
Es decir, se utiliza cuando una persona, por diferentes circunstancias, “no puede respirar como en ocasiones normales y necesita una ayuda”. Esta ayuda puede ser total (si el paciente no participa en la función de ventilar) o parcial (sí que participa). En ambos casos, según explica, se utiliza un respirador.
La mascarilla sí tiene efecto sobre la transmisión del COVID-19: la reduce
No es cierto que la mascarilla no tenga efectos en la transmisión del coronavirus, según otra de las afirmaciones del texto por el que nos habéis preguntado.
Como ya explicamos en Maldita.es aquí o aquí, la mascarilla, sea del tipo que sea, funcionará, al menos, como barrera física que dificulte el contacto tanto con el SARS-CoV-2 como con cualquier otro patógeno que sea susceptible de entrar en nuestro organismo a través de las vías respiratorias, la nariz y la boca. ¿Cómo? Dificultando el contacto con las gotículas que se expulsan al toser, estornudar o hablar y que, en caso de una persona infectada, podrían portar al nuevo coronavirus. Si estas llegan a nosotros, en función de su carga vírica, podrían contagiarnos.
Sin embargo, la barrera que establece la mascarilla dificultaría este proceso. Además, en función del tipo que utilicemos (higiénica, quirúrgica o de protección personal FFP1 o FFP2) el filtrado del aire al respirar y expulsar el aire será mayor o menor. Sobre las diferentes clases de mascarillas y los colectivos a los que se recomienda cada una de ellas puedes leer más aquí.
El SARS-CoV-2 no se transmite solo por esas gotículas, sino también por aerosoles, que son partículas de saliva más pequeñas y ligeras, capaces de mantenerse en suspensión en el aire durante más tiempo y de acumularse. Eso significa que los espacios cerrados sin buena ventilación son especialmente propensos para producir contagios. En estos entornos, una mascarilla autofiltrante (FFP2) es la más eficaz para protegerse y evitar los contagios.*
El uso de mascarilla no causa hipoxia ni hipercapnia
Si hay un rumor por excelencia en relación al uso de mascarillas desde prácticamente el comienzo de la crisis sanitaria por coronavirus, ese es que usarla, no solo entorpece la respiración, sino que puede causar un exceso o carencia de determinados gases en nuestra sangre. Este es el origen de dos consecuencias que, según el texto, causa el utilizarla: la hipoxia, o disminución de oxígeno en sangre; e hipercapnia, o exceso de dióxido de carbono en la misma. Hemos explicado esto anteriormente, aquí, por ejemplo.
"El uso de mascarillas no produce hipoxia", aseguraba en ese mismo artículo María Elisa Calle, experta en epidemiología y salud pública y profesora de la facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. Las mascarillas, según explica, no son estancas: entra aire por los laterales y la parte superior y con ese aire entra el oxígeno y se elimina el dióxido de carbono. Y no solo eso, sino que los tejidos de los que están hechas dejan pasar el gas, en este caso, el oxígeno.
Calle añadía, por otro lado, que si fuera cierto que utilizar mascarilla redujese hasta tal punto la concentración de oxígeno en sangre, los cirujanos que intervienen durante varias horas estarían muertos, no solo cansados.
Además, como ya comentábamos aquí, la mascarilla tampoco hace que volvamos a inhalar el dióxido de carbono (de nuevo, recordamos que no es estanca), ni que este aumente su concentración en nuestra sangre al entrar de nuevo en nuestros pulmones. Por lo tanto, no causa hipercapnia.
No es obligatorio que las personas con dificultades respiratorias o determinadas patologías utilicen mascarilla
En el texto se señala que nadie cuenta los supuestos peligros que supone usar la mascarilla a "ancianos frágiles y personas con enfermedades pulmonares como EPOC, enfisema o fibrosis pulmonar". Es cierto que en estos casos, el remedio podría ser peor que la enfermedad, pero es algo que el Ministerio de Sanidad y el Gobierno tienen en cuenta.
De hecho, el propio Boletín Oficial del Estado (BOE) señala que la obligatoriedad del uso de mascarillas exime a las personas que presenten algún tipo de dificultad respiratoria que pueda verse agravada o a aquellas a las que su uso pueda resultar contraindicado por motivos de salud debidamente justificados, o que por su situación de discapacidad o dependencia presenten alteraciones de conducta que hagan inviable su utilización.
*Actualizado el 26 de abril de 2021 para incluir la transmisión por aerosoles y cómo protegerse ante ella.