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MALDITA CIENCIA

Correlación no es causalidad, o cuando el titular no dice lo mismo que el estudio científico

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Traducir una publicación científica al público general nunca es fácil. La precisión científica entra en conflicto con el atractivo y la claridad que necesita el lector. Como explicaba en una conferencia Pampa G. Molina, la redactora jefe de la agencia científica SINC, los periodistas científicos deseamos estudios que "prueban" y sustancias que "provocan" pero los verbos necesarios son "se asocia con" y "sugiere que".

Cuando la asociación se convierte en causa

Un error habitual en los medios de comunicación es convertir estudios que encuentran relación entre dos fenómenos en titulares donde uno de ellos provoca el otro. Sin embargo, es importante tener claro que lo primero no siempre significa lo segundo, es decir, que correlación no implica causalidad. Te lo explicamos con varios ejemplos.

Este estudio que encontraba una asociación de la ingesta de bebidas con edulcorantes artificiales con una menor recurrencia y mortalidad del cáncer de colon se transforma en el titular 'Las bebidas endulzadas artificialmente reducen el riesgo de recurrencia de cáncer de colon o muerte'.

Otro caso que explicamos aquí ocurrió con un estudio sobre la comida orgánica y el riesgo de tener cáncer. Aunque la investigación sólo concluyó que una mayor frecuencia de consumo de comida orgánica se asocia con un menor riesgo de cáncer, los titulares de muchos medios fueron más allá y afirmaron que la comida orgánica era lo que reducía el riesgo de cáncer, algo que no dijeron los investigadores. Ellos ya aclaraban que el hecho de que haya una correlación no implica sea la causa, y reconocían que el motivo podría ser otro.

Un último ejemplo. En el estudio que algunos medios titularon 'Chupar el chupete de tu bebé para limpiarlo beneficia su salud, según estudio', la autora original escribía lo siguiente: "no podemos decir que exista una relación de causa y efecto".

Un solo estudio no prueba nada

Otra equivocación es considerar que "un estudio" es suficiente para demostrar algo, cuando una de las bases de la ciencia es la reproducibilidad. Esto quiere decir que tiene que ser posible replicar las investigaciones y obtener los mismos resultados para así sacar conclusiones sólidas.

El motivo es que un solo estudio, especialmente uno que arroje unos resultados llamativos o extraordinarios en cualquier sentido, puede estar influido por fallos metodológicos, errores estadísticos o falseamiento de los datos, entre otras cosas. Que un estudio consiga ser realizado y publicado no le da suficiente validez a sus conclusiones.

Cuando, una vez publicado, otros científicos de la misma especialidad o similares realizan los mismos experimentos y obtienen los mismos resultados es cuando podemos empezar a hablar de que algo ha sido demostrado.

Si un artículo tiene unos resultados y otros con la misma metodología no dan con ellos, podemos sospechar de ese artículo. Es lo que ocurrió con el famoso estudio de Andrew Wakefield publicado en The Lancet en 1998 en la que relacionaba la vacuna contra la triple vírica (sarampión, rubeola y paperas) con la aparición de autismo.

Equipos de investigadores de todo el mundo lo replicaron y ninguno encontró esa supuesta relación en ningún otro experimento. Años después, como os explicamos en nuestro artículo sobre las vacunas y el autismo, The Lancet retiró su artículo y publicó una retractación explicando que los datos habían sido falsificados.

Por todo esto, una de las coletillas habituales en los trabajos científicos es "más estudios son necesarios". Os recomendamos este artículo de José María Mateos si queréis conocer más en profundidad por qué las replicaciones son clave en la ciencia.

Los estudios más sólidos: metaanálisis y revisiones

Para sacar las conclusiones más sólidas posibles, los científicos recurren a los metaanálisis y las revisiones sistemáticas. Un metaanálisis es una revisión de los resultados de los estudios científicos publicados sobre un mismo tema aplicando técnicas estadísticas. Las revisiones sistemáticas buscan reducir los sesgos posibles de los estudios seleccionando críticamente los estudios relevantes sobre el tema.

Metaanálisis y revisiones sistemáticas son complementarias aunque no siempre van juntas: todos los metaanaálisis son revisiones sistemáticas pero no todas las revisiones sistemáticas han de incluir necesariamente un metaanálisis.

Gracias a esos metaanálisis y revisiones sistemáticas podemos afirmar que, con la evidencia actual, la homeopatía no funciona más allá del placebo o que la acupuntura y la terapia sacro craneal son pseudoterapias cuya eficacia no está demostrada.

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