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MALDITA CIENCIA

Incendios intencionados y provocados, fosfoyesos y SAF: llega el consultorio 15º a Maldito Clima

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¡Otro viernes final de mes, otro consultorio Maldito Clima! La 15ª edición es veraniega (o invernal si nos lees desde el hemisferio sur). Este mes vamos explicar la diferencia entre un incendio provocado e intencionado, qué son los fosfoyesos y las ventajas e inconvenientes de los SAF.

Si te interesa el medioambiente, el clima y la energía, escríbenos tus dudas en nuestra web, nuestra cuenta de Twitter (@Maldito_clima), nuestro correo electrónico ([email protected]) o el chatbot de WhatsApp de Maldita.es (+34 644 229 319). Intentaremos afrontarlas con el mayor rigor posible ¡Vamos al lío!

¿Es lo mismo un incendio provocado que uno intencionado?

Los incendios forestales tienen diversas causas, agravadas por la crisis climática. Cuando la causa es humana, como la inmensa mayoría en España, se habla de incendio intencionado o provocado, pero no es exactamente lo mismo aunque la diferencia es semántica.

Un incendio intencionado es el generado con la voluntad expresa de hacer arder una zona. Un incendio provocado incluye más opciones, ya que intencionados o no, algo los provoca y la Fundación del Español Urgente (Fundéu) aconseja que vaya acompañada de la causa (provocado por una chispa, por una quema de rastrojos, por un rayo…).

Para Ferran Dalmau-Rovira, ingeniero forestal y director de la consultora ambiental Medi XXI GSA, un incendio provocado se suele asociar a fortuito. “Todos los incendios pueden llamarse provocados, incluyendo los provocados por un rayo”. En cambio, un incendio intencionado tiene una motivación detrás como puede ser destruir un terreno normal o distraer a la policía en el caso de delitos. “Es sólo una diferencia semántica para indicar que hay una intención”, añade Ferran Dalmau-Rovira.

En un incendio intencionado el autor debe ser consciente de que su acción puede quemar superficie forestal y debe querer quemarla o aceptar que se queme por su acción. Una quema agrícola puede ser accidental, negligente o intencional según las circunstancias. Si la persona ha cuidado el fuego, pero a pesar de ello se ha provocado un incendio forestal, se trataría de un accidente, esto es, un incendio provocado; pero si ha quemado sin medidas preventivas y deja actuar el fuego pese a ser consciente de que probablemente se quemará superficie forestal sería un incendio intencionado, según los Grupos de Trabajo del Comité de Lucha contra Incendios Forestales del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Los incendios intencionados tienen a su vez varias motivaciones. Las más frecuentes son la quema agrícola ilegal, la quema para regeneración de pastos y la piromanía, indica Estadística General de Incendios Forestales. Otras causas de los incendios intencionados son el vandalismo, las venganzas, disputas en titularidad de tierras, bajar el precio de la madera o cazadores que queman para facilitar la caza.

Motivaciones de incendios forestales intencionados de 2006 a 2015 en España. Fuente: Estadística General de Incendios Forestales

Estas motivaciones se agrupan en las que buscan obtener beneficios directos para el incendiario, las que quieren producir daños a terceros, las debidas a prácticas tradicionales inadecuadas (eliminar matorral o ahuyentar animales) y otras motivaciones (ritos satánicos, ver las labores de extinción del incendio y la piromanía). En uno de cada cuatro de los incendios intencionados no se conoce la motivación.

En el caso de la piromanía, la persona pirómana sufre una enfermedad, algo que sólo lo puede certificar un médico forense, y por ello la persona disfruta quemando cosas, aclara a Maldita.es Sergi Fontseca, agente mayor de los Agentes Rurales de la Generalitat de Catalunya. La piromanía es un tipo de trastorno del control de los impulsos, según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) que elabora la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Más de la mitad de los incendios forestales en España son intencionados, según la Estadística General de Incendios Forestales, y en torno al 30% se producen por negligencias y accidentes, por lo que podrían considerarse incendios provocados por el ser humano pero no intencionados.

Evolución porcentual de la causalidad en España en número de incendios forestales de 1968 a 2015. Fuente: Estadística General de Incendios Forestales.

Cuando ocurre un incendio, las autoridades deben rellenar un parte de incendio forestal para elaborar la Estadística de Incendios Forestales. Este documento incluye un apartado con la causa, a escoger entre un rayo, intencionado (donde debe señalar la motivación), no intencionado (incluye las quemas agrícolas y ganaderas, el ferrocarril y los fumadores, entre otras causas), causa desconocida e incendio reproducido (un incendio ya extinguido que se ha reproducido por causas propias del incendio como las brasas).

Causas del incendio en un parte de incendio forestal. Fuente: Grupos de Trabajo del Comité de Lucha contra Incendios Forestales del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. URL: https://www.miteco.gob.es/es/biodiversidad/temas/incendios-forestales/instrucciones_parte_incendio_tcm30-512355.pdf#page=16

El parte de incendio forestal incluye un listado de grupos y tipo de motivaciones de los incendios intencionados.

Motivaciones de incendios intencionados según el parte de incendio forestal. Fuente: Grupos de Trabajo del Comité de Lucha contra Incendios Forestales del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. URL: https://www.miteco.gob.es/es/biodiversidad/temas/incendios-forestales/instrucciones_parte_incendio_tcm30-512355.pdf#page=16

¿Qué son los fosfoyesos y cómo debe gestionarse este residuo?

Los fosfoyesos son residuos derivados de la producción de fertilizantes. Generalmente, tienen aspecto de roca arenosa y blanquecina, aunque sus características exactas varían dependiendo de la materia prima original, el proceso de fabricación del fertilizante y otros factores, según indica la ficha técnica del Catálogo de residuos utilizables en construcción elaborado por el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX).

El riesgo de los fosfoyesos radica en que contienen sustancias con radioactividad natural, explica Emilio Bustelo, doctor en Ciencias Químicas por la Universidad de Cádiz y maldito que nos ha prestado sus superpoderes. “La radioactividad es un problema cuando la tienes muy cerca", por ejemplo si vives en una casa con yeso radioactivo, explica. El experto cuenta que también pueden contener metales pesados.

Este contenido de radiactividad natural convierte a los fosfoyesos en residuos NORM (siglas de su nombre en inglés: Naturally Occurring Radioactive Materials). Las industrias que manejan este tipo de residuos tienen que respetar el reglamento sobre protección de la salud contra los riesgos derivados de la exposición a las radiaciones ionizantes.

Actualmente hay líneas de investigación abiertas para poder reciclar los fosfoyesos y dedicar todos o parte de los materiales que contienen a la construcción de carreteras, el desarrollo de nuevas tecnologías o la agricultura, pues su contenido en calcio y fósforo enriquece los suelos. Sin embargo, todavía “no parece haber métodos eficientes para limpiar los fosfoyesos, por lo que se terminan acumulando en vertederos”, explica Bustelo.

En Florida (Estados Unidos), una zona productora de fertilizantes fosfatados, hay más de 20 vertederos, y también hay vertederos en China, Canadá, Brasil, Túnez y otros países, explica este artículo divulgativo en The Conversation. En España hay unas balsas de fosfoyesos en Huelva situadas sobre las marismas del río Tinto y a unos 500 metros del límite de la ciudad. Recientemente se aprobó una autorización para que los residuos, que no se han trasladado a vertedero, sean cubiertos con otros materiales.

“El problema es que el calcio del yeso y el radio (que es radioactivo) son difíciles de separar por tener propiedades similares (están en el mismo grupo de la tabla periódica). Así que mientras no se encuentre un uso que no ponga en riesgo la salud humana, es un peaje que hay que pagar para la obtención de fertilizantes y la producción de alimentos”, concluye el experto.

¿Qué son y qué ventajas tienen los SAF para la aviación?

SAF son las siglas en inglés de combustibles sostenibles de aviación (Sustainable Aviation Fuel). Esta posible alternativa a los combustibles fósiles como el queroseno que usan las aeronaves se plantea como una opción baja en emisiones de dióxido de carbono para reducir el impacto en la crisis climática de la aviación. Pueden ser de distintos tipos según las materias primas y los métodos usados para obtenerlos. Según la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), están “certificados como sostenibles por entidades independientes”.

Antes de seguir, conviene recordar que volar contribuye entre un 3,5% y un 5% a la crisis climática, y que más de la mitad del calentamiento que provoca la aviación está causado por las estelas de condensación que dejan a su paso al volar, según algunas estimaciones.

Estos combustibles SAF pueden ser de varios tipos. Los e-fuels o electrocombustibles son un tipo de combustible que se logra uniendo CO₂ capturado (de la atmósfera o en procesos industriales) e hidrógeno verde (el hidrógeno que se obtiene separando las moléculas de agua con energía renovable), ambos considerados neutros en carbono. Los SAF también pueden provenir de materias primas como aceites y grasas usados, residuos municipales y cultivos no alimentarios, explica en su web la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA por sus siglas en inglés).

Otra ventaja es que usar SAF no requiere cambios en los aviones actuales. Eso sí, actualmente son entre 3 y 5 veces más caros que el queroseno convencional.

“En general se trata de procesar material que ha absorbido CO₂, como la biomasa, para luego obtener las moléculas de un hidrocarburo [compuesto formado por carbono e hidrógeno como los combustibles fósiles] no fósil con las mismas características que el que sustituye. También se pueden utilizar procesos industriales existentes como fuente de carbono”, destaca a Maldita.es Denis Bilyarski, experto en el impacto climático y vías de descarbonización de la aviación. Los electrocombustibles para aviación producidos a partir de agua y CO₂ se conocen como eSAF o electrofuels de aviación, “una solución viable sólo si multiplicamos la capacidad actual de renovables en Europa, dado que es un proceso que necesita mucha energía. Es el SAF que tiene más potencial para reducir el impacto climático de volar”, añade Bilyarski.

Se consideran “sostenibles” porque “la materia prima no compite con los cultivos alimentarios ni con el suministro de agua, ni es responsable de la degradación de los bosques”, indica IATA, que agrupa a aerolíneas de todo el mundo. “Mientras que los combustibles fósiles aumentan el nivel global de CO₂ al emitir carbono que había sido almacenado previamente, los SAF reciclan el CO₂ que ha sido absorbido por la biomasa utilizada como materia prima a lo largo de su vida”, señala la asociación de aerolíneas, que estima puede reducir las emisiones de CO₂ hasta un 80%.

No obstante, un 80% no es un 100%, por lo que no se considera a los SAF neutros en carbono. El Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) en su sexto informe considera a los biocombustibles sostenibles, el hidrógeno de bajas emisiones y a los combustibles sintéticos como parte de la mitigación del cambio climático en el sector del transporte.

Más allá del dióxido de carbono, los SAF emiten menos hollín o partículas (PM) microscópicas, un contaminante que daña la salud humana y favorece la formación de las estelas de condensación, la principal forma en que los aviones contribuyen al cambio climático al formar nubes que retienen el calor. “Los SAF son una parte indispensable de la transición energética si queremos tener un sistema de transporte aéreo que cumpla su función social en el futuro”, concluye el experto Denis Bilyarski.

En 2030 al menos el 14% de la energía consumida por el sector del transporte debe ser renovable en los Estados miembros de la Unión Europea, según dicta una directiva europea de 2018. Para llegar a que la aviación sea 'neutra en carbono' en 2050, los SAF deberán contribuir en torno al 65% a la reducción de emisiones necesaria, estima IATA.

¿Y qué inconvenientes tienen los SAF?

Ya hemos hablado de qué son los SAF ("combustibles sostenibles de aviación" que se están desarrollando para sustituir al queroseno) y cómo buscan reducir las emisiones de CO₂ que genera la aviación, pero no todos son ventajas. Las materias primas necesarias para producirlos tienen sus propios impactos en el medioambiente y si el método escogido no es el adecuado puede acabar suponiendo más emisiones netas de CO₂ que el queroseno.

Estos combustibles dan “cierta sostenibilidad porque equilibran las emisiones de carbono producidas durante el vuelo con el carbono absorbido durante su producción. Pero hay emisiones cuando se refinan y luego se transportan a los aeropuertos. También hay que cultivar plantas para producirlo, lo que consume agua, espacio agrícola, mano de obra…”, advierte un piloto en la web de Marshall Skills Academy, una academia británica dedicada a la aviación.

La adopción de estos combustibles ha sido lenta “debido principalmente a los elevados costes de producción y a la ausencia de una política lo suficientemente sólida como para impulsar su implantación” tanto en España como a nivel mundial, según un informe de Ecologistas en Acción. En España se están produciendo ya grandes volúmenes de gasóleo renovable, la mayoría a partir de aceite de palma, señala la organización ecologista. En 2022 la producción mundial de SAF se triplicó respecto al año previo hasta las 240.000 toneladas, según IATA. Pese al incremento, en 2021 los SAF representaron menos del 0,1% del combustible utilizado en la aviación mundial según la Agencia Internacional de la Energía.

Para Ecologistas en Acción, un riesgo del aumento de demanda de los SAF es que tendrán que competir por las materias primas con los biocombustibles de la automoción. “Esta competencia podría provocar una subida de los precios para todos los consumidores de combustibles renovables” sin lograr aumentar la producción o más reducciones de las emisiones de carbono, señalan.

Sustituir el queroseno por biocombustibles requeriría deforestar más de tres millones de hectáreas de selva para dedicarlas al cultivo de las materias primas, según un informe de Rainforest Foundation Norway. El uso de aceites vegetales puros como el aceite de palma para producir SAF podría provocar realmente un aumento de las emisiones netas por el cambio de uso de la tierra, al liberarse el carbono fijado en los bosques al convertirlos en cultivos, denuncian los ecologistas. No obstante, este aceite de palma “es muy caro, los usos alternativos son más rentables y las aerolíneas no lo quieren por el impacto en la imagen, por lo que no se considera una materia prima en la producción industrial de SAF que vendrá”, aclara Denis Bilyarski.

No obstante, hay siete vías certificadas para producir SAF y no todas dependen de aceites vegetales. Por ejemplo, también se puede producir a partir de celulosa, una opción más abundante, según explica Ecologistas en Acción. Según los procesos y las materias primas que se usen para producirlos, estos combustibles sí “pueden tener un impacto climático considerablemente menor”, indica Denis Bilyarski.

Para la redacción de este artículo nos ha ayudado el maldito Emilio Bustelo, doctor en Ciencias Químicas.

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