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11 medidas para frenar la COVID-19 y lo que dicen las evidencias científicas sobre su eficacia

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La pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 ha provocado que los países de todo el mundo lleven a cabo diferentes medidas para tratar de contener la infección. Pero, ¿cuáles son las más efectivas? Un reciente artículo publicado en la revista Nature Human Behaviour indica que, en ausencia de una vacuna, las medidas más efectivas para frenar la COVID-19 son la cancelación de pequeñas reuniones, el cierre de centros educativos, las restricciones fronterizas, las limitaciones de movimiento individual, los confinamientos nacionales y el aumento del suministro de equipos de protección individual. 

Pero no existe una única medida que prevenga la propagación de la enfermedad, sino que se necesita una combinación de acciones adaptadas a cada país, según los autores. A continuación os explicamos qué dice la ciencia sobre las 11 medidas más destacadas que se están tomando para frenar la COVID-19.

El distanciamiento social reduce la incidencia de la COVID-19

Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos recomiendan el distanciamiento social para reducir la propagación de la COVID-19. Este término se refiere a mantener una distancia suficiente (de unos dos metros) entre tú y otras personas para reducir el riesgo de inhalar las gotas que se producen cuando una persona infectada tose o estornuda. 

Estas medidas ya han mostrado su efectividad con otras crisis sanitarias. Por ejemplo, un estudio sobre los cierres de escuelas, cines y restaurantes durante 18 días y otras medidas de distancia social en México durante la pandemia de gripe A en 2009 los asoció con una reducción de entre el 29% y el 37% de la tasa de transmisión de esta enfermedad. En Maldita Ciencia también os hemos explicado cómo el distanciamiento social frenó en 1918 la propagación de la mal llamada “gripe española”.

En el caso de la pandemia de coronavirus, un artículo publicado en The British Medical Journal analiza el impacto del distanciamiento físico teniendo en cuenta la tasa de incidencia de 149 países entre el 1 de enero y el 30 de mayo de 2020. Los autores concluyen que la implementación de cualquier intervención de distanciamiento físico se asoció con una reducción general de la incidencia de la COVID-19 del 13%. 

Otra revisión científica publicada en The Lancet indica que el riesgo de infección de quienes están a menos de un metro de una persona infectada es del 13% frente al 3% de quienes se encuentran a más de un metro. 

Cómo las mascarillas, pantallas y EPIs disminuyen la posibilidad de contagiarse

Precisamente esta revisión de estudios publicada en The Lancet también cuantifica hasta qué punto disminuyen las probabilidades de contagiarse si se siguen ciertas medidas. Los autores concluyen que el riesgo de infección o transmisión cuando se usa mascarilla es del 3% frente al 17% cuando no se utiliza. Ya os hemos explicado en qué hay que fijarse a la hora de comprar mascarillas que cumplan la normativa. 

Cuando se utiliza protección ocular (gafas o pantallas protectoras) el riesgo de transmisión es del 6% frente al 16% de quienes no la usan. Eso sí, estas pantallas en ningún caso sustituyen a la mascarilla, tal y como ya os hemos contado en Maldita Ciencia. 

Los equipos de protección individual (EPIs) también han resultado efectivos para frenar la COVID-19, según una investigación publicada en la revista Nature Human Behaviour. Los EPIs deben superar una serie de pruebas antes de salir al mercado, tal y como explica a Maldita Ciencia Javier Díaz Alonso, responsable técnico de la Asociación de Empresas de Equipos de Protección Individual (ASEPAL). 

En el caso de los equipos destinados a ofrecer protección contra la COVID-19, la comprobación de estas propiedades se realiza por una entidad independiente autorizada por un Estado de la Unión Europea. “Adicionalmente, en el caso de las mascarillas autofiltrantes, los guantes de protección y el vestuario de protección contra riesgos microbiológicos, un segundo organismo realiza una comprobación de la producción o del producto final”, afirma Díaz Alonso.

Evitar interiores 

El contagio por coronavirus es hasta 18 veces más probable en lugares cerrados que en espacios al aire libre, tal y como ya os hemos contado en Maldita Ciencia. Esta diferencia tiene que ver con la posible transmisión aérea del coronavirus a través de aerosoles (especialmente si el lugar no está bien ventilado).

"Está muy claro que el mayor riesgo es en interiores que en exteriores. Se especula sobre la importancia de transmisión por aerosoles en interiores, pero no en exteriores", explicaba a Maldita Ciencia Javier Segura del Pozo, médico salubrista y epidemiólogo y vicepresidente de la Asociación Madrileña de Salud Pública (AMASAP). Por ello, considera que "si queremos reducir el riesgo, tenemos que evitar actividades en interiores”. Además de los sitios cerrados, el contacto prolongado, hablar alto y gritar también puede aumentar el riesgo de contagio.

Del mismo modo, puede ser útil limitar las reuniones sociales. La convivencia, las visitas a familiares o la celebración de eventos especiales como cumpleaños pueden suponer un foco importante de infección. Lorenzo Armenteros del Olmo, portavoz COVID-19 de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), indica a Maldita Ciencia que “las reuniones familiares sin cumplir estrictamente las medidas de seguridad son de un alto riesgo de contagios”. Según explica, se calcula que en el entorno familiar se producen hasta cinco de cada 10 contagios.

Lavarse las manos con jabón o gel hidroalcohólico para acabar con el coronavirus

Una de las recomendaciones más repetidas por la OMS y el Ministerio de Sanidad a lo largo de los últimos meses es la de lavarse las manos con agua y jabón o gel hidroalcohólico. En Maldita Ciencia ya os explicamos cómo hacerlo para que sea eficaz contra el coronavirus, minimizando así el riesgo de contagio de COVID-19.

La enfermedad se propaga principalmente de persona a persona a través de las gotículas que salen despedidas de la nariz o la boca de un contagiado al toser, estornudar o hablar, según la OMS. “Estas gotículas pueden caer sobre los objetos y superficies que rodean a la persona, como mesas, pomos y barandillas, de modo que otras personas pueden infectarse si tocan esos objetos o superficies y luego se tocan los ojos, la nariz o la boca”, indica el organismo. 

De ahí la importancia de lavarse las manos. El jabón es el peor enemigo del coronavirus, ya que, tal y como cuenta el físico Alberto Sicilia en un hilo de Twitter, se “engancha” a la envoltura de grasa del virus y “deshace toda su estructura''.

La eficacia de desinfectar superficies que se toquen con frecuencia

Los CDC indican que el contagio por contacto con superficies se puede producir, pero sostienen que no se cree que esta sea una forma común de propagación de la COVID-19. De todas formas, aconsejan limpiar y desinfectar con frecuencia aquellas superficies que se toquen de forma frecuente. 

Por su parte, la OMS también hace hincapié en que las superficies se pueden limpiar fácilmente con desinfectantes domésticos comunes que eliminarán el virus. “Diversos estudios han demostrado que el virus de la COVID‑19 puede sobrevivir hasta 72 horas en superficies de plástico y acero inoxidable, menos de 4 horas en superficies de cobre y menos de 24 horas en superficies de cartón”, indica la OMS. 

En Maldita Ciencia os hemos explicado en varias ocasiones cuál es la mejor forma de desinfectar tanto tu casa como los objetos o los alimentos que compras. 

Cómo hacer test para detectar la COVID-19 ayuda a controlar la transmisión del virus

Realizar test es fundamental para detectar a los contagiados y evitar de esta forma que infecten a otras personas. El Ministerio de Sanidad indica que la detección precoz de todos los casos compatibles con COVID-19 es uno los puntos clave para controlar la transmisión del virus. 

Como ya hemos explicado en Maldita Ciencia, las pruebas de PCR son una forma de comprobar la existencia de enfermedades infecciosas como la COVID-19, al medir la presencia del virus en el organismo, aunque tienen algunas limitaciones como que llevan tiempo o dependen de la disponibilidad de reactivos necesarios. 

Por otro lado, las pruebas de antígenos (que también miden la presencia del virus) son rápidas, baratas y útiles en ciertos contextos, pero su sensibilidad y especificidad cae según pasa el tiempo desde el inicio de los síntomas. Además, su eficacia no está demostrada en el caso de los asintomáticos.

Mientras tanto, los test de detección de anticuerpos (que no miden la presencia del virus, sino si el sistema inmune ha generado anticuerpos frente a la infección) son mucho más rápidos en el diagnóstico (solo se tardan unos 15 minutos en tener el resultado) pero tienen algunas desventajas frente a las PCR (como una menor sensibilidad y especificidad).

La estrategia de cribado masivo para atajar las cadenas de transmisión

Los cribados masivos consisten en la recogida masiva de muestras para hacer pruebas PCR a pacientes asintomáticos con la idea de cortar la cadena de transmisión de la COVID-19. Como ya os hemos explicado en Maldita Ciencia, esta estrategia puede ayudar a contener brotes descontrolados, pero su utilidad depende de la forma en la que se realice el cribado.

Julián Domínguez, especialista de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH), indica a ABC que “si el cribado se hace a boleo, al azar, el resultado que vamos a tener va a ser azaroso y estemos perdiendo los contactos”. Esa falta de coordinación, según cuenta, “puede ser peligrosa”. “Cuando se producen casos hay miedo en la población y las decisiones fáciles son hacer cuantos más test, mejor. Pero también es fundamental el estudio y seguimiento de los contactos", añade.

En el caso de los test de anticuerpos, tanto la Asociación Madrileña de Salud Pública como la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria explican en un comunicado conjunto que consideran “innecesario” e “irresponsable” realizárselos a toda la población.

En Maldita Ciencia ya os hemos explicado que hacer tests masivos a toda la población es inviable. La SEMPSPH aconseja que, en el caso de que se realicen cribados masivos, sean planificados.“Primero empezando por los residentes, pacientes y trabajadores de los centros sociosanitarios y sanitarios y garantizando que periódicamente se puedan repetir, y siguiendo por las poblaciones donde mayor transmisión pueda haber”, indicaba a Maldita Ciencia.

La importancia de los rastreadores

Domínguez asegura que para atajar la propagación de la COVID-19 es fundamental el estudio y seguimiento de los contactos realizado por los rastreadores: “Hay que coger el caso positivo y estudiar alrededor. Invertir lo máximo posible en el estudio de contactos y encontrar líneas y cortarlas”.

Cada caso confirmado debe aislarse de forma adecuada, rastreando todos los contactos que esa persona haya podido tener y a los que haya podido transmitir la enfermedad. El objetivo es evitar que si una persona se ha contagiado, genere nuevas cadenas de transmisión.

“El rastreo de las cadenas de transmisión hasta su fuente es, si se hace rápido, una de nuestras mejores armas para reducir la transmisión de un virus con tanta heterogeneidad de transmisión. En Japón y otros países asiáticos ha sido una de las bases de su éxito de gestión de la pandemia, por ahora”, indicaba a Maldita Ciencia Miguel Hernán, epidemiólogo de la Universidad de Harvard (EEUU).

Incumplir los confinamientos podría originar una nueva extensión de los contagios. En Maldita Ciencia ya os hemos explicado por qué es importante hacer caso a los rastreadores y confinarse si se ha estado en contacto con alguien que haya dado positivo en COVID-19. 

Para qué sirve quedarse en casa y los toques de queda nocturnos

Quedarse en casa puede ayudar a reducir el número de contactos de una persona y, por lo tanto, cortar las cadenas de transmisión del SARS-CoV-2. Una investigación publicada en Nature Human Behaviour incluye entre las medidas más efectivas para frenar la propagación de la COVID-19 los toques de queda, el confinamiento y el cierre de lugares en los que se reúnen grupos de personas durante un periodo extendido de tiempo. Los autores mencionan, por ejemplo, los cierres de tiendas y restaurantes.

El Gobierno de España ha decretado además un toque de queda por la noche por el que la movilidad queda restringida durante varias horas, según determinen las comunidades autónomas. "Sabemos que hay muchos brotes en el ámbito social, pero tengo mis dudas de que la mayoría sean por la noche, especialmente a partir de las doce”, cuenta a El País Pedro Gullón, de la Sociedad Española de Epidemiología. Con una transmisión comunitaria como la que hay, el epidemiólogo considera más útil hacer obligatorio el teletrabajo siempre que fuera necesario: “Ahí estás evitando mucha movilidad, que la gente tenga que coger el transporte público”.

Escasa evidencia sobre los cierres perimetrales

Diferentes comunidades autónomas como Castilla y León, Andalucía o Aragón han optado en las últimas semanas por cierres perimetrales para intentar doblegar la curva de contagios. Esta medida tiene un objetivo doble. Por un lado, no permitir que personas de una zona con alta transmisión contagien a personas de otros lugares con menor incidencia. Por otro, evitar que en zonas con baja transmisión lleguen personas de otras zonas con alta transmisión. Es decir, evitar tanto la exportación como la importación de casos que transmitan el coronavirus.

¿Con qué evidencia a favor cuenta esta medida? Tal y como contaba a Maldita Ciencia Usama Bilal, profesor asistente en el Departamento de Epidemiología y Bioestadística y Salud Urbana Colaborativa en la Universidad de Drexel (Estados Unidos), hay poca evidencia al respecto. 

Domínguez mencionaba a Maldita Ciencia un estudio sobre un pueblo de Italia que fue confinado en febrero. La conclusión, explica Domingúez, fue que tuvo un efecto limitado y que tiene que ir acompañado de otras medidas. "No se puede decir mucho más porque no hay estudio que pueda eliminar el resto de factores para poder identificar los efectos del confinamiento perimetral", añade.

Una investigación publicada en Science indica que las restricciones al desplazamiento tuvieron un efecto limitado a la hora de contener la epidemia, sobre todo dentro de China. Allí se retrasó entre tres y cinco días la difusión del virus. Sin embargo, estas restricciones sí que tuvieron un impacto mayor sobre la transmisión internacional. Según los autores, las importaciones de los casos se redujeron casi un 80% hasta mediados de febrero.

Cómo una vacuna contra la COVID-19 ayudaría a combatir la pandemia

Las vacunas han permitido controlar e incluso eliminar algunas enfermedades que hasta hace poco eran endémicas. En la actualidad, hay más de 200 proyectos en marcha para intentar desarrollar una vacuna contra la COVID-19, según el Instituto Milken. Sonia Zúñiga, investigadora de coronavirus en el Centro Nacional de Biotecnología, explica a Maldita Ciencia que nuestra experiencia con otros coronavirus nos indica que sí es posible que se consiga una vacuna eficaz que ayude a frenar la pandemia y apunta al primer semestre de 2021.

Una vez que tengamos vacunas, ¿hasta qué punto serán eficaces para frenar la COVID-19? Jorge Carrillo, vocal de la Sociedad Española de Inmunología e investigador en IrsiCaixa, explica a Maldita Ciencia que sería muy eficaz. “Podría reducir enormemente la propagación del virus reduciendo las nuevas infecciones y, por tanto, las muertes asociadas a la infección”, afirma.

Por su parte, José Antonio Navarro-Alonso, pediatra y miembro del Comité Editorial de la Asociación Española de Vacunología, cuenta a Maldita Ciencia que la eficacia de la vacuna dependerá de diferentes factores. Por ejemplo, de la efectividad frente a la infección tanto en asintomáticos como en sintomáticos y en pacientes de todas las edades y condiciones de riesgo.

También dependerá de la capacidad que tenga de producir inmunidad esterilizante, es decir, “de impedir o reducir la replicación del virus en el aparato respiratorio superior, lo que llevaría consigo la eliminación o reducción de la transmisión a la comunidad y por tanto protección comunitaria”. Entre estos factores, también menciona las coberturas de vacunación que se alcancen una vez se disponga de vacunas y la duración de la protección que proporcionen. 

“Menos bulos, más rigor científico” es un proyecto de DKV Salud con contenido editorial de Maldita.es.

Primera fecha de publicación de este artículo: 26/11/2020.


Primera fecha de publicación de este artículo: 26/11/2020

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