Alcanzar la paridad laboral entre hombres y mujeres es un objetivo que en el año 2020 aún no se ha logrado en muchas profesiones. Este es el caso de la carrera diplomática que, en España, según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, las mujeres representan el 27% de la plantilla. Es decir, 663 diplomáticos frente a 248 diplomáticas.
En la década de los 90, de acuerdo con las cifras que ha proporcionado la Asociación de Mujeres Diplomáticas Españolas (AMDE) a Maldita.es, tan solo había 40 mujeres diplomáticas, mientras que el número de hombres diplomáticos ascendía a 604. Aunque se ha producido un incremento en el ingreso de mujeres a lo largo de los años hasta alcanzar la cifra de 248 diplomáticas en la actualidad, la media del crecimiento anual en los últimos diez años, entre 2010 y 2020, no llega al 2%.
En el año 2000, las diplomáticas representaban un 13,48% del total de funcionarios diplomáticos, y diez años más tarde, en 2010, el porcentaje ascendió al 23%. A día de hoy, la presencia de mujeres en la diplomacia española es del 27%.
Esta desigualdad es mayor en el cargo más alto que pueden ostentar los funcionarios del cuerpo diplomático: el de embajadora o embajador. De acuerdo con los datos disponibles en la página web del Ministerio de Asuntos Exteriores y con las actualizaciones recientes publicadas en el Boletín Oficial del Estado (BOE), según los últimos ceses y nombramientos, en la actualidad hay 124 personas ocupando una (aunque hay embajadores que ocupan más de una) jefatura de misión —una embajada en un país— o una representación permanente como es la de la ONU, la de la Unión Europea, la OTAN o la OCDE, entre otras. De estos 124 embajadores y embajadoras, 25 son mujeres. O lo que es lo mismo, las mujeres ocupan un 20% de las jefaturas de misión y representaciones permanentes de España frente al 80% de los hombres.
Una de esas 25 embajadoras es Aurora Díaz-Rato, que el pasado 8 de septiembre fue designada embajadora de España ante la Oficina de la ONU y los Organismos Internacionales, cuya sede se encuentra en Ginebra (Suiza). Díaz-Rato también es la presidenta de la Asociación de Mujeres Diplomáticas Españolas (AMDE).
En declaraciones a Maldita.es, cuenta que cuando ingresó en la carrera diplomática en el año 1983, apenas eran 14 mujeres, “algo casi simbólico, una rareza” en aquellos momentos. La embajadora española ante la ONU en Ginebra equipara la profesión de la diplomacia con la militar, en cuanto a la “evidente jerarquía que existe en ambas y en las que persiste a día de hoy un sesgo muy masculino”. En este caso, considera que la única solución al problema consiste en modificar esa cultura desde dentro, por lo que insiste en la necesidad de que más mujeres opositen para entrar en la carrera diplomática.
Las embajadas españolas en la Unión Europea, OTAN, Londres, París o Washington, “restringidas a los hombres”: ninguna mujer ha ocupado este cargo
La diplomática, que es la tercera vez que la nombran embajadora —anteriormente ha ocupado la jefatura de misión en Uruguay y Suiza—, asegura que existen embajadas que, “aunque no conste por escrito en ningún sitio, siguen restringidas a los hombres, por su situación en países estratégicos de poder”. De hecho, considera que el cargo que representó como subdirectora general de Asuntos Generales de la Unión Europea durante cuatro meses ha sido su mayor logro como diplomática, debido a que nunca “antes ni después una mujer lo había conseguido”.
No obstante, Díaz-Rato confía en que en los siete años de carrera que aún le quedan, pueda ver a mujeres representando esas embajadas que aún siguen reservadas a los hombres, las cuales denomina el “sancta sanctórum”. Las embajadas españolas en la Unión Europea, OTAN, Londres, París, Washington o Rabat son algunas de las que, todavía a día de hoy, no han sido representadas por ninguna mujer.
Si atendemos a las jefaturas de misión ocupadas por mujeres actualmente (sin contar con las representaciones permanentes), de los países que componen el G-20, sólo la embajada en Australia está ocupada por una mujer. En cuanto a las embajadas españolas en Asia, únicamente en la embajada de Vietnam hay una embajadora; y de las 19 embajadas que tienen una jefatura de misión en activo en el continente americano, sólo en las de Costa Rica y Nicaragua hay una mujer al frente.
La mujer no tuvo permitido incorporarse a la carrera diplomática hasta 1964
Durante el franquismo, hasta 1964 cuando se levantó el veto, las mujeres en España tenían prohibido el acceso a la carrera diplomática. Sin embargo, no fue hasta 1971, cuando María Rosa Boceta aprobó los exámenes de ingreso y se convirtió en la primera mujer en acceder a la carrera diplomática —sin contar con la entrada de Margarita Salaverria durante la II República—.Y en 1985, Mercedes Rico Carabias fue nombrada embajadora en Costa Rica, convirtiéndose así en la primera mujer española en alcanzar la jefatura de misión —a excepción también de Isabel Oyarzábal, embajadora durante la II República—.
Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores, con quien también ha hablado Maldita.es, declaran que “parte de la justificación de que exista un número tan bajo de embajadoras” podría estar motivada por la tardía entrada de la mujer en la carrera diplomática. Para Aurora Díaz-Rato, “no se trata de quien primero llega, primero se instala. Nosotros tenemos que tener una coherencia entre nuestra política exterior hacia afuera y hacia adentro y hacia nuestra propia política interior y nuestro compromiso”.
Díaz-Rato reflexiona sobre la visión que se traslada desde España a otros países si el máximo representante es en la mayoría de los casos un hombre: “creo que estamos dando una imagen equivocada de la sociedad española, desde nuestro punto de vista la sociedad española es bastante más paritaria que lo que representamos, entonces no podemos esperar a que haya el mismo número de mujeres con suficiente antigüedad y méritos porque al ritmo que vamos, eso se produciría en el 2070”.
El 21% de las mujeres diplomáticas tienen una antigüedad de 15 o más años frente al 60% de los hombres
Según los datos que ha proporcionado el Ministerio de Asuntos Exteriores a este medio, el 21% de las mujeres diplomáticas tienen una antigüedad de 15 o más años: 52 mujeres, de las cuales casi la mitad (25) está al frente de una embajada (jefatura de misión o representación permanente). El porcentaje de hombres con 15 o más años de antigüedad es superior, el 60%. No obstante, a pesar de que los hombres ocupan el 81% de las embajadas, de 396 que tienen esos años de carrera, solo un cuarto (99) está al frente de una.
Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación aseguran que si bien, hay un largo camino por recorrer, “no todo es cuestión de números” sino que es importante valorar “si las embajadas encabezadas por mujeres tienen un peso político equivalente al de las que dirigen hombres. Señalan que, por primera vez, hay tres embajadoras al frente de representaciones permanentes ante organismos internacionales. Además, apuntan que en los últimos años el número de mujeres que ocupan embajadas y representaciones permanentes ha aumentado. Una tendencia que, desde el ministerio que dirige Arancha González Laya, van a seguir impulsando. Un ejemplo de ello fue el nombramiento de Alicia Moral Revilla como embajadora en Australia, el pasado 15 de septiembre, convirtiéndose así en la primera mujer en dirigir la embajada española en ese país.
La embajadora española en Malta atribuye la inexistente presencia de mujeres en embajadas clave como Washington, Londres o París a que las mujeres diplomáticas han estado excluidas de puestos como Director Político, Director General para asuntos de la UE, Secretario de Estado de Asuntos Exteriores o Secretario de Estado de Asuntos Europeos, entre otros cargos. Una falta de mujeres que, añade Femenía, repercute en que, después, a la hora de ser nombradas embajadoras, se les asignen “embajadas de menor relevancia”. Además, asegura que su caso, “dos veces embajadora ante países de la Unión Europea pero siempre en su periferia (Letonia y Malta), no es el único”.
También subraya que “las mujeres ocupan repetidamente los mismos cargos sin ofrecerles otros que aún no han sido representados por mujeres”. Es el caso de la embajada que dirige, en Malta, que ha sido representada por mujeres hasta en cuatro ocasiones y, sin embargo, nunca ha habido una embajadora en Israel, Egipto o en Turquía.
Para la representante española en Malta, la clave no está en renunciar sino en seguir luchando para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres diplomáticos y que estas últimas puedan ocupar puestos en “la inmensa mayoría de países”. Por ejemplo, Reino Unido ha puesto por primera vez a una mujer frente a la embajada en Washington (Estados Unidos).
El acceso a la carrera diplomática: en los últimos 20 años la mujer ha representado el 36% de los nuevos ingresos
Para acceder a la carrera diplomática, los aspirantes deben cumplir unos requisitos concretos y pasar una oposición. La fase de oposición consta de cuatro ejercicios, todos ellos eliminatorios, entre los que se incluyen un examen oral y otro escrito de idiomas, siendo obligatorios el inglés y el francés.
Una vez se superan estas cuatro pruebas y se aprueba un curso organizado por la Escuela Diplomática, los candidatos son designados funcionarios y funcionarias de carrera, es decir, diplomáticos.
La media de mujeres que han aprobado la oposición a la carrera diplomática y su curso posterior en la Escuela, o sea el porcentaje de mujeres que han sido nombradas como funcionarias de carrera desde 1998 al 2018, es del 36%, frente al 64% de hombres. Aunque aún no se ha publicado el listado definitivo del nombramiento de funcionarios y funcionarias de carrera correspondiente al 2019, entre los que pasaron la primera fase de oposición había un 43% de mujeres y un 47% de hombres.
En 2002, las mujeres que aprobaron la carrera diplomática llegaron al 48%, la mayor cifra de mujeres que ha superado esta oposición en los últimos 20 años. Aunque la cifra bajó al 27% al año siguiente.
La creación de la Asociación de Mujeres Diplomáticas Españolas para hacer frente a la igualdad de género
En el año 2018 se creó la Plataforma de Mujeres Diplomáticas, la antesala de lo que sería, desde marzo de 2019, la Asociación de Mujeres Diplomáticas Españolas (AMDE). Aurora Díaz-Rato, su presidenta, explica que su creación vino motivada, principalmente, “por la necesidad de modificar la realidad existente”, ya que, a pesar de la aprobación de la Ley para la igualdad efectiva entre hombres y mujeres en el año 2007, continuaban “sin ver el efecto de la misma”.
Díaz-Rato define AMDE como “una asociación profesional que defiende la igualdad entre hombres y mujeres” y que representa, a día de hoy, a casi el 60% de las mujeres diplomáticas españolas. Y explica que desde la asociación trabajan principalmente en dos líneas. Por un lado, para que exista una igualdad de género en la carrera diplomática, tanto en el acceso como en la promoción interna, así como en la designación de puestos de trabajo, con independencia del cargo que se ocupe.
La otra línea tiene que ver con la conciliación. “Ser diplomática implica, en muchos de los casos, salir fuera de España, lo que supone que la conciliación sea aún más complicada”, continúa. Por este motivo, la embajadora de España ante la ONU en Ginebra considera que, a diferencia de los hombres, “las mujeres hacen más carrera dentro del país que fuera”. Además, argumenta que, “posiblemente”, este sea el motivo por el cual “las mujeres son más proactivas en proponer medidas de conciliación que los hombres” ya que, aunque no sea un derecho exclusivo de la mujer hacerse cargo de los hijos o de los padres, “son las mujeres quienes terminan conciliando en la mayor parte de los casos”.
En este sentido, la embajadora española en Malta, Consuelo Femenía, afirma que “la conciliación familiar es un tema no resuelto” en el cuerpo diplomático. Femenía declara que “no se han intentado soluciones para paliar este problema” en un ámbito en el que, en ocasiones, la familia no se desplaza a acompañarlos en el exterior. Los puestos de ascenso en otros continentes “suponen un elevado coste personal” para muchas mujeres que, finalmente, “optan por hacer una carrera más lenta”.
Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores insisten en que “la conciliación familiar ya no es algo que interese solamente a mujeres, aunque por lo general el reparto de cargas no es equitativo entre ambos sexos”. Pero añaden que en el Ministerio existe una clara “voluntad a favor de promover la conciliación”.
La lucha por la consecución de una política exterior feminista
Uno de los logros alcanzados recientemente por AMDE fue el nombramiento, el pasado 4 de agosto, de Clara Cabrera como embajadora en misión especial para la igualdad de género en la política exterior. “Se trata de un cargo orientado a transversalizar la igualdad de género en la política exterior y asegurar que la estrategia de política exterior tenga un fuerte componente de igualdad de género”, tal y como cuenta Aurora Díaz-Rato.
Respecto al envío de embajadoras a países donde no existen políticas igualitarias entre hombres y mujeres, Díaz-Rato se posiciona a favor de que las mujeres ocupen la representación de España en estas embajadas: “cuando envías a alguien, no solamente estás enviado a una embajadora para que trabaje y sea eficaz, sino que también estás mandando un mensaje, el mensaje de que las mujeres podemos llegar allí”. Por ello, considera que no deben ser ellas las que se autocensuren, sino que, llegado el caso, “sea el país de destino el que las rechace”.
Sin embargo, Díaz-Rato explica que, por el momento, no se ha dado el caso de que se envíe a embajadoras a países con fuertes desigualdades entre hombres y mujeres, “tan evidentes como Irán”. Aunque, la diplomática mantiene la esperanza y la confianza en que una embajadora pueda ser enviada pronto a algunos de estos destinos.