Ya fuera porque no pudieron ejercer su derecho al voto a tiempo o porque finalmente no quisieron, en las pasadas elecciones generales del 10 de noviembre, 80.197 españoles que residen en el extranjero y pidieron votar a través de los consulados de nuestro país no lo hicieron.
Los algo más de 80.000 solicitantes que se quedaron sin votar suponen el 35,48% de los españoles que habían pedido el voto desde el extranjero para el 10-N, según ha podido saber Maldito Dato tras obtener los datos de las solicitudes y el voto CERA del 10-N a través de la Ley de Transparencia.
Este porcentaje es muy similar al que se produjo en las elecciones de abril, que fue de un 35,2%. Eso sí, en esta ocasión, existen algunas diferencias. Para las generales del 10-N, al tratarse de una repetición electoral, los ciudadanos que habían solicitado el voto desde el extranjero en abril no hacía falta que lo volvieran a hacer.
Los 181.268 españoles que habían rogado su voto para el 28-A ya constaban como inscritos para votar. Así que, en realidad, sólo pidieron el voto CERA (Censo Electoral de Residentes Ausentes) para este 10-N otros 44.782 españoles emigrantes; hasta alcanzar, así, la cifra récord de 226.050 solicitantes del voto rogado para unas elecciones.
Finalmente llegaron a las juntas provinciales en España 145.853 votos de españoles residentes en el extranjero. Por lo tanto, la cifra de solicitudes ha sido la más alta desde que se ruega el voto, pero la de votos finales también. Aún así, no votó el 93,15% del censo CERA. La participación en el extranjero ha sido históricamente más baja que entre el electorado que vota en los colegios en nuestro país. Además, ha decrecido desde que el voto se tiene que rogar.
Los problemas del voto rogado
Una de las razones de que los españoles en el extranjero no hayan podido votar es el sistema de votación implementado en los consulados españoles. Los ciudadanos que forman parte del censo de españoles residentes ausentes (CERA) tienen que votar en persona o por correo ante su oficina consular en el exterior, pero primero tienen que rogar su voto, es decir, tienen que solicitarlo.
El proceso se instauró en España en 2011 tras una reforma de la Ley Electoral aprobada por el PP, el PSOE, Convergència i Unió y el PNV y ha sido objeto de múltiples quejas y críticas por parte de colectivos de españoles residentes en el extranjero.
Un ejemplo es el caso del movimiento Marea Granate, que denuncia la complejidad de los trámites necesarios para rogar el voto y acabar ejerciendo este derecho y los cortos plazos que la Administración da para ello, como ya os contamos en Maldito Dato tras las pasadas elecciones generales de abril.