Circulan por redes sociales contenidos desinformadores que dicen que una serie de documentos “confidenciales” de Pfizer revelan que el “90% de las mujeres embarazadas vacunadas” contra la COVID-19 “perdió su bebé”. A estos mensajes les acompaña una supuesta declaración de la compañía: “No hubo señales de seguridad que surgieron de la revisión de estos casos de uso en el embarazo y la lactancia” (sic).
Pero es un bulo. El porcentaje que mencionan estos contenidos es una cifra falsa y sacada de contexto. Su origen es un documento de Pfizer en el que se reportan efectos adversos de su vacuna contra la COVID-19; sin embargo, no tienen en cuenta el conjunto total de casos estudiados, únicamente los resultados negativos. De hecho, si se contasen los casos de embarazadas que habían recibido la vacuna, los casos de aborto espontáneo y muerte neonatal suponen el 10,37% del total, un porcentaje muy cercano a la estimación de abortos espontáneos en la población general, que va desde el 10% al 26%. En conclusión: la vacuna de Pfizer contra la COVID-19 no ocasiona que el 90% de las mujeres embarazadas pierda a su bebé.
De dónde viene que el “90% de las mujeres embarazadas perdió su bebé”
El documento del que proceden estas afirmaciones falsas es el mismo del que procedían las “nueve páginas de efectos secundarios confirmados”, que los desinformadores trataban de vincular con la vacuna contra la COVID-19 y que ya desmentimos en Maldita.es. Como explicamos, este documento no indica que la vacuna sea la causa de los problemas de salud, sino que se trata de los efectos reportados tras recibir la vacuna (hasta el 28 de febrero de 2021). Es decir, pueden no tener ninguna relación y deberse a causas distintas, como antecedentes médicos, otros medicamentos o simplemente ser una coincidencia (como ya hemos explicado en Maldita.es, correlación no implica causalidad).
Además, estos contenidos se han viralizado a partir del portal The Exposé, conocido por difundir bulos sobre vacunas contra la COVID-19 y que en Maldita.es ya hemos desmentido en múltiples ocasiones (desmentidos sobre vacunas y sida, sobre muertes entre vacunados en Reino Unido y sobre vacuna relacionada con casos de hepatitis de origen desconocido).
Para distribuir y comercializar un fármaco en Estados Unidos, las farmacéuticas tienen que enviar a la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) una Solicitud de Licencia Biológica. Esta solicitud tiene que incluir datos e información preclínica y clínica, detalles del proceso de fabricación y de las instalaciones donde se producen tales medicamentos. Parte de estos datos, remitidos por Pfizer, se han hecho públicos en marzo de 2022 tras una solicitud de acceso de transparencia a la agencia estadounidense y lo emplean ahora contenidos desinformadores como los de The Exposé.
Así, en la tabla número 6, denominada “descripción de la información que falta”, aparece un apartado dedicado al uso de la vacuna contra la COVID-19 en situaciones de embarazo y lactancia. Dentro de este, se reportan 270 casos de embarazadas, de un total de 42.086 personas que habían recibido la vacuna. De las 270 mujeres embarazadas, solamente 34 reportaron a la compañía datos sobre su gestación. Estos fueron: aborto espontáneo (23), resultado pendiente (5), nacimiento prematuro con muerte neonatal (2), aborto espontáneo con muerte intrauterina (2), aborto espontáneo con muerte neonatal (1) y resultado normal (1). Sin embargo, hubo 238 embarazos que no comunicaron su resultado.
El portal The Exposé recoge únicamente los 34 casos de los embarazos que sí reportaron el resultado de su gestación. Si se tienen en cuenta los cinco casos de resultado pendiente, los abortos espontáneos suponen el 82% de los casos comunicados, y si no es así, son el 97%. De la media entre estos dos porcentajes (82 y 97) se obtiene 90%.
De esta manera, el portal desinformador coloca un porcentaje inflado únicamente contando ciertos resultados negativos en lugar del total de casos. De hecho, si se cuentan los 270 casos de embarazadas que habían recibido la vacuna, los casos de aborto espontáneo y muerte neonatal (28) suponen el 10,37% del total, un porcentaje muy cercano a la estimación de abortos espontáneos en la población general, que va desde el 10% al 26%.
Sin embargo, en la página 6 de este documento se indica que las notificaciones de efectos adversos (en este caso, resultados de embarazos) “no indica que un acontecimiento haya sido causado por el medicamento (la vacuna); más bien, puede deberse a una enfermedad subyacente, antecedentes médicos o enfermedades concomitantes”.
Otro bulo muy similar que desmentimos en Maldita.es también usaba la tasa de aborto espontáneo en mujeres embarazadas para intentar desinformar sobre las vacunas contra la COVID-19. En esa ocasión, la cifra usada para desinformar era un 81,9% de abortos espontáneos; cuando realmente los investigadores observaron que el riesgo acumulado de aborto espontáneo en embarazadas vacunadas fue del 14,1%, dentro del rango normal para la población general.
Sociedades e instituciones científicas recomiendan que las embarazadas se vacunen
La Organización Mundial de la Salud (OMS), los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME), la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) y otras instituciones y sociedades científicas recomiendan que las personas embarazadas se vacunen.
Esta recomendación unánime proviene de que las embarazadas —o quienes han estado embarazadas recientemente— tienen mayor riesgo de enfermar de gravedad por COVID-19 y, si contraen esta infección, tienen más probabilidad de presentar complicaciones que pueden afectar a la gestación.
A esta recomendación se le añade el visto bueno de las agencias de farmacovigilancia, que confirman que estas vacunas son seguras y eficaces para las embarazadas. Así, las vacunas no aumentan el riesgo de aborto espontáneo en personas vacunadas justo antes de su embarazo en las primeras 20 semanas de gestación. Estudios con más de 40.000 embarazadas demuestran que vacunarse durante el embarazo no se relaciona con un parto prematuro ni con dar a luz a un bebé pequeño para la edad gestacional.