Tras el hundimiento del barco militar ruso, el Moskva, en el Mar Negro, y al cabo de más de 50 días de invasión rusa a Ucrania, una plataforma de inteligencia con fuentes abiertas afirman que circulan informes según los cuales Moscú puede pasar a declarar formalmente la guerra contra Kiev. Hasta el momento, el Gobierno ruso insiste en que se trata de una “operación militar especial” para la “liberación de (la región del) Donbás”.
En Maldita.es analizamos el Derecho Internacional con ayuda de expertos para entender qué implicaría una denuncia formal de guerra. El reconocimiento de estos términos puede llevar a la activación de una serie de mecanismos entre países del antiguo espacio postsoviético que podrían cambiar el rumbo del actual conflicto e incluir, además, a nuevos actores implicados.
El Gobierno de Rusia ha condenado desde el 24 de febrero el uso de la palabra “guerra”
Desde el comienzo de la invasión el pasado 24 de febrero, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha evitado en todo momento utilizar la palabra “invasión” o “guerra” ya que, según sus propias palabras, su intención no es “invadir el territorio ucraniano” sino desmilitarizar y “desnazificar” el país vecino. El Kremlin también ha obligado a los medios de comunicación rusos a no utilizar estas palabras, sustituyéndolas por eufemismos, a través de una legislación que fija penas de hasta quince años de cárcel.
En un vídeo institucional, el presidente ruso declaró que esta ofensiva respondía a las peticiones de ayuda de los líderes independentistas de los territorios separatistas del Donbás, quienes, según Putin, llevaban 8 años “siendo atacados por el Gobierno de Ucrania”. En contraposición, un informe preliminar de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) publicado el pasado 13 de abril afirmaba que Rusia ha cometido crímenes contra la humanidad en Ucrania y atacado infraestructuras civiles.
En los 55 días transcurridos desde que comenzó la invasión rusa se han registrado hechos como el hundimiento de su buque insignia en el mar Negro, el Moskva. En Maldita.es ya os hemos contado que, si bien aún no se sabe exactamente lo que ha pasado, algunos analistas de Defensa especializados en la Armada consideran que el hundimiento del barco se debería al impacto de un misil ucraniano.
A raíz de este hecho fue cuando la plataforma de análisis geoespacial Open Source Intelligence Monitor OSINT Defender afirmó en Twitter que existen informes no confirmados de una hipotética declaración formal de guerra a Ucrania por parte de la Federación Rusa.
Esta decisión no solo responde a una estrategia ideológica, sino también política y legislativa.
¿Cuándo considera el Derecho Internacional que ha habido un acto de agresión entre países, con o sin declaración de guerra?
Encontramos una definición de “agresión” por parte de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en su Resolución 3314 de 1974, aceptada como recomendación no vinculante. Según su artículo 2 se considera que el primer Estado que use la fuerza armada es el que ha cometido un acto de agresión. El Consejo de Seguridad de la ONU (del que por cierto Rusia forma parte y tiene poder de veto) puede concluir, no obstante, que los actos no son suficientemente graves como para tomar represalias al respecto.
El pasado 25 de febrero, un día después del inicio del ataque, de hecho, Rusia vetó una resolución que condenaba su propia ofensiva sobre Ucrania, la cual apoyó la mayoría del Consejo de Seguridad.
Natalia Ochoa, profesora de Derecho Internacional en la Universidad Camilo José Cela, explica a Maldita.es que “una declaración oficial de guerra realizada por Rusia no cambiaría la situación desde un punto de vista jurídico. El ataque y posterior invasión de un país soberano e independiente constituye un uso de la fuerza prohibido por el Derecho Internacional”. La jurista afirma, además, que “aunque no haya venido precedido formalmente una declaración de guerra, existe, de hecho, una guerra”.
Así lo expresa también el artículo 3 de la Resolución 3314, que asegura que “independientemente de que haya o no declaración de guerra, se consideran actos de agresión:
- La invasión o el ataque por las fuerzas armadas de un Estado del territorio de otro Estado, o toda ocupación militar, aún temporal, que resulte de dicha invasión o ataque, o toda anexión, mediante el uso de” la fuerza, del territorio de otro Estado o de parte de él;
- El bombardeo, por las fuerzas armadas de un Estado, del territorio de otro Estado, o el empleo de cualesquiera armas por un Estado contra el territorio de otro Estado;
- El Moqueo de los puertos o de las costas de un Estado por las fuerzas armadas de otro Estado;
- El ataque por las fuerzas armadas de un Estado contra las fuerzas armadas terrestres, navales o aéreas de otro Estado, o contra su flota mercante o aérea;
- La utilización de fuerzas armadas de un Estado, que se encuentran en el territorio de otro Estado con el acuerdo del Estado receptor, en violación de las condiciones establecidas en el acuerdo o toda prolongación de su presencia en dicho territorio después de terminado el acuerdo;
- La acción de un Estado que permite que su territorio, que ha puesto a disposición de otro Estado, sea utilizado por ese otro Estado para perpetrar un acto de agresión contra un tercer Estado;
- El envío por un Estado, o en su nombre, de bandas armadas, grupos irregulares o mercenarios que lleven a cabo sotos de fuerza armada contra otro Estado de tal gravedad que sean equiparables a los actos antes enumerados, o su sustancial participación en dichos actos”.
Si se da esta situación, el Estado afectado puede acogerse al artículo 42 del Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas, por el cual el Consejo de Seguridad de la ONU tiene capacidad para autorizar el uso de la fuerza para restablecer y mantener la paz a nivel internacional en caso de que las disposiciones del artículo 41 no hayan funcionado (uso de la diplomacia previa).
Ochoa añade que, en el caso de la invasión rusa a Ucrania, “se aplican en consecuencia las normas del Derecho Internacional Humanitario en la conducción de las hostilidades; Rusia podría ser declarada responsable de una violación grave de las normas del Derecho Internacional y sus dirigentes podrían ser llevados ante la Corte Penal Internacional para responder de posibles crímenes de agresión, de guerra y de lesa humanidad”.
La OTSC, el contrapeso de la OTAN en el este de Europa
Al igual que ya hicieron las repúblicas bálticas en 2004, Ucrania también ha expresado en múltiples ocasiones su intención de adherirse a la OTAN desde el año 2017. Tras la invasión rusa, la OTAN por fin ha reconocido oficialmente a Ucrania como aspirante al ingreso, sin embargo, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha ofrecido a Putin renunciar a la Alianza del Atlántico Norte a cambio de obtener garantías de seguridad en suelo ucraniano.
El hipotético ingreso de Ucrania en la OTAN y la agresión rusa podía haber activado el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, que establece que “un ataque armado contra una o más de ellas será considerado como un ataque dirigido contra todas ellas, y en consecuencia, si tal ataque se produce, cada una de ellas, en ejercicio del derecho de legítima defensa individual o colectiva reconocido por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, ayudará a la Parte o Partes atacadas, adoptando seguidamente, las medidas que juzgue necesarias, incluso el empleo de la fuerza armada, para restablecer la seguridad en la zona”.
Este acuerdo de seguridad colectiva entre países tiene su equivalente en la OTSC, la alianza a la que pertenece la Federación Rusa. Al igual que Occidente cuenta con la OTAN, la Federación Rusa pertenece a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC). Esta fue creada en 1992 bajo el nombre de Tratado de Seguridad Colectiva o Pacto Taskent, con la intención de tejer alianzas entre los países del antiguo espacio postsoviético tras la caída de la URSS.
Aunque en 1993 la agrupación también contaba con Georgia, Azerbaiyán y Uzbekistán, actualmente, los países que la conforman son Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Rusia y Tayikistán. Según el artículo 4 del Tratado de la OTSC (15 de mayo de 1992), “si uno de los Estados Miembros sufre una agresión (ataque armado que amenace la seguridad, estabilidad, integridad territorial y soberanía), será considerado por el resto de Estados Miembros como una agresión hacia todos ellos. Todos deberán proveer al estado con la ayuda necesaria, incluida, la militar, como el apoyo con los medios a su disposición en acuerdo con el derecho a la defensa colectiva perseguido en el artículo 51 de la carta de Naciones Unidas”.
Esto implicaría que las naciones firmantes, en caso de declararse la guerra a Ucrania de manera oficial, deberían apoyar a Rusia tanto logística como militarmente. El número de refuerzos se vería ampliamente incrementado por efectivos extranjeros, lo que potencialmente alteraría las dimensiones del conflicto.
Putin asegura que no declarará la ley marcial
Esta no es la primera vez que el Gobierno ruso realiza una ofensiva sobre un territorio extranjero y rehúsa usar la palabra “invasión” o “guerra”. Ya hizo lo propio en 2008, cuando el Gobierno del entonces presidente Dimitri Medvédev invadió las zonas de Osetia del Sur y Abjasia (Georgia) en su “operación de imposición de la paz”.
A comienzos de marzo de 2022, Putin negó que fuese a decretar este estatuto excepcional, pues, según sus propias palabras, “este se aplica en casos de agresión en las regiones donde han tenido lugar los combates, y no tenemos ninguna situación de ese tipo”. En caso de que el líder ruso decidiera cambiar de opinión, podría acogerse al artículo 87 de la Constitución de la Federación Rusa, en el que se recoge que, en el caso de agresión contra la nación, se podrá declarar la ley marcial.