Elon Musk, dueño de Twitter y fundador entre otros de Tesla (coches eléctricos) y SpaceX (viajes privados al espacio), quiere ser el protagonista de otro sector tecnológico más: el de las tecnologías de control mental con su empresa Neuralink, que fundó en 2016. El pasado 29 de enero publicaba el siguiente mensaje: “El primer ser humano recibió un implante ayer de Neuralink y se está recuperando bien. Los resultados iniciales muestran una prometedora detección de picos neuronales”, y un día después añadió que su primer producto se llama Telepathy y “permite controlar tu teléfono u ordenador, y a través de ellos casi cualquier dispositivo, solo con pensar”. El 20 de marzo, publicaron un vídeo en el que supuestamente se ve al paciente, un hombre cuadrapléjico, jugar al ajedrez y a un videojuego usando solo su cerebro.
Pero lo cierto es que de este supuesto logro no sabemos aún casi nada: no se conocen datos sobre cómo se ha hecho, los resultados no se han publicado en ninguna revista científica (nada más allá de publicaciones en redes sociales) y no se ha podido verificar que lo anunciado en el vídeo es cierto. Más allá de la expectación que ha generado el anuncio, los expertos consultados por Maldita.es coinciden en dos cosas: falta información para poder juzgar el impacto de Neuralink y que, en cualquier caso, estas neurotecnologías llevan años de desarrollo y están en un momento de despliegue exponencial gracias al trabajo de otras empresas y centros de investigación, que ya han hecho ensayos con éxito (y sí han publicado sus trabajos oficialmente).
The first human received an implant from @Neuralink yesterday and is recovering well.
— Elon Musk (@elonmusk) January 29, 2024
Initial results show promising neuron spike detection.
El anuncio de Musk no se acompaña de la publicación de datos que certifiquen que ha salido bien ni que expliquen cómo se ha hecho
Detrás de Neuralink está la promesa de conectar el cerebro humano y diferentes dispositivos, como un ordenador, a través de inteligencia artificial, y controlar así cosas externas con la mente y curar condiciones físicas, como la ceguera o la parálisis corporal. Desde su origen, la compañía ha estado rodeada de polémica (muerte de monos durante los experimentos, maltrato animal y posibles negligencias).
Hasta mayo de 2023 y después de varios rechazos no consiguió el permiso para probar sus implantes cerebrales en humanos de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (más conocida como FDA, por sus siglas en inglés), el organismo supervisor de exámenes relacionados con la salud. En ese momento dijeron que aún no estaban listos para un ensayo clínico; en septiembre abrieron el reclutamiento para personas con tetraplejia por lesión de la médula espinal cervical o esclerosis lateral amiotrófica (ELA); cuatro meses después, Musk ha anunciado el primer implante de Neuralink en un ser humano, pero no se acompaña de más información.
“Busqué bibliografía e información en bases de datos y no encontré nada, solo sabemos que tuvo la aprobación de la FDA para experimentar en humanos y que ha implantado un dispositivo”, indica a Maldita.es David Ezpeleta, vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y responsable del Área de Neurotecnología e Inteligencia Artificial, “pero no sabemos nada de ese neurodispositivo”, la interfaz cerebro-ordenador implantada llamada N1.
Jon Andoni Duñabeitia, director del Centro de Investigación Nebrija en Cognición (CINC) de la Universidad Nebrija, coincide en esta falta de transparencia: “El ensayo no está registrado en ClinicalTrials.gov, un repositorio en línea ampliamente utilizado para favorecer la transparencia de protocolos y que depende de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos”.
Además, Duñabeitia señala que el ensayo clínico de Neuralink pone a prueba la seguridad y efectividad de muchos elementos a la vez: tanto del implante N1, como del robot quirúrgico R1 (encargado de realizar el implante) y el software N1 User App. “Imaginemos que nuestro cuñado, sin profesión conocida, nos quiere instalar en nuestra casa una alarma que él mismo ha creado y que se controla con un programa que le ha hecho un amigo. ¿Pondríamos la seguridad de nuestro hogar en sus manos?”, compara. En este caso, la casa es nuestro cerebro.
Si una investigación así ha empezado una fase de ensayos en humanos y va a haber más casos, “habrá que saber si el dispositivo funciona como debe, que se están evaluando todas las posibles complicaciones, qué IA se está usando y cómo, analizar los problemas de seguridad con el sujeto a corto y largo plazo…”, añade Ezpeleta. “No hay transparencia igual que no la hubo sobre lo que pasó con los monos. No parecen las formas adecuadas de comunicar un paso tan grande en su investigación”, zanja.
Respecto al vídeo en el que se ve al supuesto paciente jugar al ajedrez y a un videojuego con la mente, tampoco hay más información que la publicación en el Twitter de Neuralink y el tuit de Elon Musk al respecto: “Transmisión en vivo de @Neuralink demostrando ‘Telepatía’: controlar una computadora y jugar videojuegos con solo pensar”. En The Washington Post señala que no han podido verificar de forma independiente las afirmaciones realizadas en el vídeo y que la empresa no ha respondido a una solicitud de información.
Neuralink no es la única (ni la primera) empresa que está avanzando en el desarrollo de neurotecnologías, y lo que promete ya se ha probado y usado
El tuit de Musk va por más de 56 millones de impresiones y llenó titulares durante días. “Musk siempre agita el avispero de la opinión pública. Hay una parte de realidad en sus mensajes, pero se esmera en lanzar visiones de futuro, algunas veces disruptivas, que sin contextualizar generan este hype”, dice Liset Menéndez de la Prida, neurocientífica del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El contexto es que lo que ha presentado Musk no es nada nuevo desde el punto de vista del avance científico, ni ahora ni hace un año, como ya nos aseguraron los expertos. “Elon Musk y su dispositivo llegan tarde. Es posible que las tecnologías que están usando sean muy avanzadas, pero esto se lleva investigando desde hace décadas y en los últimos tres años ha habido un avance exponencial”, indica Ezpeleta.
El experto comparte una decena de enlaces a publicaciones en revistas científicas de referencia que se han publicado en los últimos meses con experimentos probados en personas, como una interfaz cerebro-computador para que una persona afectada por una lesión de la médula espinal pueda volver a caminar o una interfaz endovascular cerebro-computadora para controlarla con el pensamiento. Duñabeitia recuerda los resultados del ensayo clínico en el que pudieron decodificar secuencias que deletreaba en silencio una persona con parálisis de las extremidades y del tracto vocal, o el estudio que avanzó en decodificar la actividad neuronal a la velocidad del habla.
“Hay más empresas además de Neuralink avanzando sus desarrollos hacia la clínica, muchas de ellas siendo líderes en el sector mucho antes que la empresa de Musk”, se suma Menéndez de la Prida. La investigadora enumera Blackrock Neurotech, CorTec y Synchron, todas con “productos avanzados para interfaces cerebro-máquina”, y la española INBRAIN, “con tecnologías de grafeno que permiten la detección de actividad cerebral a frecuencias ultralentas”.
En resumen, “nada que los investigadores no conocieran ya. Nada que otras empresas no hayan desarrollado y probado en muchos, cientos, de laboratorios de todo el mundo”, escribe Manuel Martin-Loeches, catedrático de Psicobiología de la Universidad Complutense de Madrid en The Conversation, donde da más ejemplos de cómo los dispositivos intracerebrales ya están en uso.
Hay parte de realidad en los mensajes de Musk sobre las posibilidades de la neurotecnología, pero otros no se sostienen
Además, “Musk lanza mensajes marketinianos que no se sostienen, por ejemplo parece que todo se va a arreglar con un mismo dispositivo, y enfermedades totalmente distintas requerirán aproximaciones distintas. No es lo mismo alguien que padece párkinson que alguien que no puede andar o no puede ver”, ejemplifica Ezpeleta. Es decir, que tendría que pensarse más bien en interfaces personalizadas, como ampliamos aquí.
Otro es “que podremos implementar interfaces en el cerebro para otros propósitos que no sean clínicos”, lo que “a día de hoy no tiene fundamento”, considera Menéndez de la Prida, que recuerda que hay que tener en cuenta los riesgos.
Duñabeitia sí cree que, sea el mensaje de Musk cierto o una estrategia comercial, “la tecnología de fondo es, con alta probabilidad, una de las más complejas y precisas del mundo”, y que “Neuralink se encuentra en una categoría que muy pocos competidores han podido alcanzar”. Pero sus procesos, como hemos indicado, son diferentes al resto de proyectos: “No son ni transparentes ni secuenciales, Neuralink juega su partida por libre”, reconoce, así que realmente no podemos comprobarlo.
Hemos actualizado este artículo para incluir la publicación del vídeo del primer paciente.
Primera fecha de publicación de este artículo: 15/02/2024