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MALDITA CIENCIA

11 historias para el 11-F: científicas, tecnólogas e investigadoras inspiradoras y el trabajo por hacer para eliminar la brecha de género

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En 2015, la Asamblea General de Naciones Unidas declaró el 11 de febrero como Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, para reconocer el papel clave que han desempeñado las mujeres en la comunidad científica, tecnológica, matemática y de la ingeniería, así como recordar las historias de aquellas que realizaron una contribución notable al progreso de la humanidad, pero no fueron reconocidas en vida o, directamente, se las invisibilizó.

Con motivo de esta fecha, en Maldita.es organizamos dos Twitcherías en las que contamos historias de malditas superpoderosas de la actualidad. 11 científicas, matemáticas, tecnólogas e ingenieras nos han contado cómo ha sido su trayectoria, qué están haciendo en la actualidad y qué les inspiró para estudiar y dedicarse a las STEM (carreras en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).

11-F: Superpoderosas para inspirar a las científicas del mañana

Rocío Benavente, periodista de ciencia: "El cerebro se adapta a las experiencias y a los niños y a las niñas les ponemos experiencias vitales distintas"

Rocío Benavente, coordinadora editorial de proyectos en Maldita.es, repasó algunos experimentos —”un poco chuflis”— hechos desde la neurociencia que trataron de demostrar que el cerebro de las niñas y el de los niños es diferente. Recogió las palabras de Gina Rippon, autora de El género y nuestros cerebros: La nueva neurociencia que rompe el mito del cerebro femenino, que afirma que es verdad que los cerebros de las mujeres y de los hombres son diferentes, pero que no son así porque seamos distintos de nacimiento, sino porque el cerebro se adapta a las diversas experiencias de nuestra vida, que son diversas para los niños y las niñas: “Si a un niño, desde pequeño, le regalas juegos de construcción y a una niña le regalas muñecas, van a desarrollar áreas de su cerebro diferentes. El cerebro es plástico y se adapta”.

Lorena Girón, genetista forense: "Hay muchas más mujeres, científicas, a pie de calle, que son grandes referentes"

La especialista en Genética forense en la Fundación Fisabio trabaja aplicando técnicas de genética molecular en situaciones que suponen problemas legales: “Hemos sufrido mucho el ‘efecto CSI’ (la conocida serie de televisión) que, a pesar de poner en valor nuestro trabajo, da a entender a la gente que hacemos de todo: balística, análisis de drogas, huellas dactilares… Cuando, en realidad, los campos están muy especializados en la ciencia forense”.

La genética forense no fue su primer objetivo; más bien se topó con ella tras estudiar Biología: “Fui a estudiar un máster a Santiago de Compostela (Galicia, España), donde está el laboratorio más prestigioso del mundo en genética forense. Me empezó a gustar e hice la tesis. Tiene la parte científica, de laboratorio, pero también su aplicación a la vida diaria”.

Mariam Tórtola, física: "El estereotipo del físico teórico hombre blanco que trabaja solo todavía persiste"

La investigadora del Instituto de Física Corpuscular de la Universidad de Valencia se define como ‘fenomenóloga’: “A medio camino entre la física más teórica y la más experimental”. Tórtola lamenta cómo la ficción perpetúa el estereotipo del físico teórico genio, soberbio, que piensa que los físicos que se dedican a las otras áreas son inferiores: “En la práctica nos necesitamos los unos a los otros. El estereotipo del físico teórico hombre blanco que trabaja solo todavía persiste”.

Tórtola, además, acusa la falta de referentes: “Cuando yo estudiaba, Marie Curie se asociaba más con química, pero no con física. Tampoco teníamos profesoras de Física y Química en secundaria. Fue a través de la lectura sobre el origen del universo y un curso que tuvimos en secundaria sobre astronomía, gracias a lo que se me abrió un poco el mundo”. También repasa los números de estudiantado en física: “Como mucho tenemos el 30% de mujeres alumnas. Y en profesorado universitario estamos mucho peor: somos el 20%”.

Mª Dolores Pérez, asesora en Seguridad Alimentaria: "Algunas carreras las descubrí ya en la universidad al conocer gente que las estudiaba"

Pérez, asesora en Seguridad Alimentaria y I+D en Producto Alimentario, rememora cómo decidió qué estudiar con algo de ansiedad: “A la hora de elegir carrera iba súper perdida”. Señala que hubiese sido adecuado disponer de algo más de información en esa etapa para poder tomar decisiones informadas y conocer mejor qué hay después.

Ahora bien, esto no quiere decir que hoy en día considere que le haya ido mal. De hecho, tras estudiar Bioquímica, terminó dedicándose a la industria alimentaria por casualidad: “Lo descubrí en el mundo laboral. Son los temas de conciliación los que han hecho que decidiese emprender”. También recuerda algunas situaciones en las que ser joven y mujer jugó en su contra: “No me escuchaban. Pero voy notando un cambio: muchos compañeros te apoyan cuando se dan estas situaciones”.

Alicia Pérez-Porro, experta en diplomacia científica: "La ciencia es un árbol con muchas ramas; la investigación solo es una de ellas".

Pérez-Porro trabaja en el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF, siglas en catalán), donde se investiga sobre ecología, biodiversidad y crisis climática: “Me considero un polinizador de la ciencia. Conecto mundos que tendrían que hablar más entre ellos, como el mundo académico y el de las políticas públicas”.

Su pasión por el mar la llevó a interesarse por la biología marina pero, tras acabar el doctorado, no sabía cuál era el paso a dar: “Sentí que no encajaba en el mundo académico. Acabé el doctorado medicada por depresión y ansiedad. Me puse a explorar otras cosas relacionadas con la ciencia. En Estados Unidos aprendí que la ciencia es como un árbol y tiene muchas ramas, y la investigación es solo una de ellas”. Tras probar varias ramas, se decidió por la diplomacia científica.

Silvia Rueda, cofundadora de Girls4STEM: "A los seis años los estereotipos ya dejan mella y ellas empiezan a pensar que son menos inteligentes"

Rueda Pascual explica que en Girls4STEM, un proyecto dirigido al fomento de las vocaciones STEM, tratan de inspirar a chicos y chicas: “Queríamos poner en el foco a las mujeres que se dedican a STEM porque, sobre todo en algunas de las letras, tienen menos presencia. Pero esto no es un problema solo de mujeres: faltan personas haciendo ciencia”.

Durante el inicio del proyecto, y en el momento de llegar a los institutos, el equipo observó la ausencia de chicas: "A los seis años los estereotipos ya dejan mella y ellas empiezan a pensar que son menos inteligentes y, como las ciencias e ingenierías se asocian a estudios difíciles, ellas se alejan". Así, decidieron enfocarse en los colegios, en el profesorado y las familias con diferentes iniciativas: desde concursos a charlas por parte de mujeres profesionales. “No es necesario que tengan una trayectoria brutal. Todo lo contrario: para que se animen a seguir estas profesiones lo que necesitan es un referente real”.

Tecnólogas y matemáticas superpoderosas: inspiración, motivación y trabajo por hacer

Rosario Ortiz, matemática y docente: “No hace falta poner referentes brillantes como Hipatia, también podemos hablar de nuestras compañeras”

Ortiz es licenciada en Matemáticas, docente de esta asignatura en un instituto de la Región de Murcia, también imparte clases en la Universidad Politécnica de Cartagena y es doctoranda en Matemáticas aplicadas a la ingeniería. Con la experiencia que ha tenido como estudiante de la Licenciatura y como actual profesora de esa asignatura, Ortiz percibe que a las niñas y mujeres que quieren dedicarse a este campo de conocimiento les faltan referentes. Y no de la talla de grandes iconos como Skłodowska-Curie, Noether, Gaetana o Hipatia, sino más cercanos a la generación actual: “No hace falta irnos a unos referentes tan históricos. Yo este año, por ejemplo, voy a celebrar el Día de la Mujer Matemática exponiendo a compañeras mías de la Politécnica de Cartagena”.

Manuela Delgado, líder de proyectos de innovación en una consultora tecnológica: “Opté por ingeniería industrial para crear soluciones, como gorras a chimeneas de humo que no contaminen”

Delgado tenía la idea —muy creativa, aunque aún no conseguida— de estudiar ingeniería para crear máquinas y mecanismos que contaminen menos y mejoren el medio ambiente: “Por ejemplo, poner gorras en chimeneas de humo para que no contaminen”. Ahora, como líder de proyectos de innovación en una consultora tecnológica, está más enfocada en la transformación digital de procesos industriales, algo que, en su opinión, no solo pasa por formarse en nuevas tecnologías, sino en cambiar enfoques y mentalidades de las personas que gestionan estas técnicas: “No es tanto saber usar una herramienta determinada, sino encontrar la forma que tiene cada sector de aplicar esas herramientas”.

Clara Argerich, doctora en ciencias de datos para la industria: “Las conductas machistas pueden hacer que alguien cambie de carrera o deje la profesión”

Argerich estudió ingeniería aeroespacial inspirada por su interés en la ciencia ficción: “Los aviones no es que sean naves espaciales, precisamente, pero sí lo más cercano”. En su caso, pudo realizar su doctorado en Francia, donde estaba contratada por una empresa privada para poder investigar sobre ciencia de datos y poder transferirlo directamente como empleada de la industria aeronáutica. Durante sus años como doctoranda percibió perjuicios y conductas machistas, como “suponer que si hay una mujer en la reunión, es la mujer quien toma notas” o tratar a las compañeras “en tonto condescendiente, cosa que a los compañeros varones no se hace”. Esto, considera, “puede hacer que alguien cambie de carrera o que no le apetezca seguir en el mismo ámbito”. “Por suerte, la gente de la que me he rodeado ha tenido mucha concienciación de esta brecha de género, también en el día a día”, apunta.

Paloma Díaz, catedrática de Ciencia de la Computación e Inteligencia Artificial en la Universidad Carlos III de Madrid: “No sólo queremos que más mujeres estudien STEM por estadística, sino porque es algo apasionante”

Paloma Díaz, que también dirige la Escuela Politécnica Superior de la Universidad Carlos III de Madrid, trabaja e investiga con sistemas interactivos: “Nos centramos en el punto de vista humano en las aplicaciones. No queremos que una máquina tome las decisiones por nosotros, sino que la tecnología haga a las personas más inteligentes, que entiendan y disfruten mejor de esa tecnología”.

A su vez, como catedrática de universidad, es consciente de la disparidad de género presente a medida que se escala en la pirámide académica: a mayores cotas de conocimiento, menor proporción de mujeres. Esto es un problema “que no solo percibimos nosotras, sino que también hay evidencias que lo reflejan”, y en su opinión el problema está en tres fases: cuántas mujeres entran a estudios tecnológicos, para lo que “debemos hacerlos más atractivos”; durante los estudios, donde se debe “potenciar la autoconfianza en las estudiantes”; y al desarrollar la carrera académica, para la que hay que buscar “sistemas de evaluación más justos”.

Lorena Fernández Álvarez, experta en perspectiva de género en tecnología con foco en IA: “Más de la mitad de la humanidad no está incorporando su trayectoria vital a los desarrollos tecnológicos”

Por último, Fernández intervino en la Twitchería para explicar sus estudios y evaluaciones sobre el impacto de no tener en cuenta la perspectiva de género en estas tecnologías: “Se trata de ponerse las gafas de género, de analizar, señalar y explicar cómo nos afectan de modo distinto los hechos, avances y descubrimientos científicos a mujeres y hombres”. En su caso, explica, ha realizado análisis interseccional de los sistemas de reconocimiento facial, teniendo en cuenta género, etnia, edad, color de piel, “un montón de elementos que también se traducen en privilegios o no privilegios”.

Algunas de las conclusiones de este análisis es que tiene dificultades para reconocer a mujeres, “especialmente a mujeres negras, porque se han entrenado con caras de hombres blancos” y fallan más cuando una persona utiliza maquillaje. “Lo que nos parece más importante es que más de la mitad de la humanidad no está incorporando su trayectoria vital a los desarrollos tecnológicos. Cuando no hay mujeres, cuando no se desagrega por sexo o género, nos estamos dejando a un montón de gente fuera”.

En esta Twitchería han colaborado con sus superpoderes las malditas Rocío Benavente, Lorena Girón, Mariam Tórtola, María Dolores Pérez, Alicia Pérez-Porro, Silvia Rueda, Rosario Ortiz, Manuela Delgado, Clara Argerich, María Paloma Díaz y Lorena Fernández Álvarez. Todas ellas forman parte de Superpoderosas, un proyecto de Maldita.es en colaboración con FECYT que busca aumentar la presencia de científicas y expertas en el discurso público a través de la colaboración en la lucha contra la desinformación.

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Primera fecha de publicación de este artículo: 17/02/2023

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