Internet parece un espacio con infinidad de sitios web, pero no toda la red es visible a simple vista. El diseño que conocemos hoy en día nació con la World Wide Web, de la que hablamos en este artículo sobre cómo surgió Internet. Sin embargo, existen espacios paralelos que actúan como esos sitios web, pero a los que no podemos llegar simplemente buscando en Google: la Deep Web (red profunda) y la Dark Web (red oscura).
Lo más importante es explicar las diferencias entre estos términos, ya que suelen crear confusión. La Deep Web se refiere a los contenidos que existen en Internet pero que no se indexan en buscadores como Google. Algunos ejemplos son los artículos de medios con muros de pago, documentación accesible solo mediante un pago o autentificación (como del Registro Mercantil), los documentos que guardas en la nube y que son privados, etc.
La Dark Web forma parte de esa Deep Web, pero para acceder a ella es necesario utilizar programas informáticos concretos tal y como explica a Maldita Tecnología Jorge Louzao, hacker ético y colaborador de C1b3rwall Academy de la Policía Nacional. El navegador Tor, que incluimos en nuestro kit de privacidad, I2P o Freenet son algunos de ellos.
Esas herramientas consiguen disfrazar en cierto modo algunos de los datos de la conexión que tiene un dispositivo a Internet, como la dirección IP, y con cada una se puede acceder a distintas redes de la Dark Web. Por ejemplo, el navegador Tor es el más recomendado para las personas que no tienen mucha experiencia técnica, pero con él podrás entrar solo en sitios concretos. En esta guía de Xataka explican cómo utilizar estas herramientas.
El alcance real de la Dark Web: no es tan grande como parece
Acceder y utilizar la Dark Web no es ilegal, a pesar de que en ocasiones dé esa sensación por la forma de la que se describe (a no ser que se viva en un país con un régimen autoritario, claro). El límite de la legalidad está en lo que haces con la herramienta.
“Hay por ahí un montón de imágenes donde se muestra esto como un iceberg, en el que la punta que sobresale del nivel del mar es donde están Google, Facebook, Maldita.es y millones de webs más, y todo lo que está debajo del agua se malinterpreta como que es parte de la Dark Web; realmente esta es una porción muy pequeña”, añade Louzao.
En realidad, ese gran porcentaje de Internet “invisible” se refiere a la Deep Web. Por partes: en la Clearnet (el internet convencional con el que interactuamos) hay alrededor de 1.700 millones de páginas web a día de hoy, según datos de Internet Live Stats, que elabora sus estadísticas basándose en varias fuentes de datos. Según Tor Metrics, en la red de la Dark Web a la que se accede con este navegador existen alrededor de 175.000 servicios .onion (que es la extensión de dominio para identificar un sitio web en esta red), un 0,01%.
Louzao detalla que en la Clearnet “las URL o direcciones de las web son nombres que compramos sumados a una extensión de entre un amplio abanico de posibilidades”, como lo es https://www.maldita.es. En Tor, la dirección URL la determina una función criptográfica (hash) del certificado digital del servidor Tor donde se aloja el servicio. Nos pone como ejemplo http://ciadotgov4sjwlzihbbgxnqg3xiyrg7so2r2o3lt5wz5ypk4sxyjstad.onion/, la web oficial de la CIA en esta red de la Dark Web.
Qué tipo de contenido nos podemos encontrar en la Dark Web
En cuanto al contenido, la Dark Web es como volver algunos pasos atrás en el Internet que conocemos ahora, cuando las páginas web tenían un diseño menos preciso y detallado. Cuando vemos hablar de este espacio en los medios, normalmente se debe a que se ha desmontado una red de venta ilegal que operaba en esos sitios web, se ha identificado a un acosador o porque se vendían paquetes con miles de datos personales, entre otras cosas. Poder mantenerse en el anonimato es lo que permite a los usuarios realizar operaciones ilegales y que cueste más detectarlos.
Eso sí, las actividades ilegales no son el único uso que se le da a la Dark Web. El propósito es comunicarse y compartir información de forma anónima, por lo que también sirve como canal para personas que, por ejemplo, se encuentran en países con restricciones a la libertad de expresión, como indica este análisis del CCCBLAB.
¿Hay alguna manera de ‘desmontar’ la Dark Web? Louzao explica que esto sería como “intentar poner puertas al campo”: “Se pueden bloquear servidores conocidos que soportan esta infraestructura, pero pueden aparecer otros”. Las autoridades policiales y entidades como Europol tienen capacidades técnicas para localizar la sede física de un servidor y echarlo abajo, pero este especialista admite que “es una lucha que nunca acaba”.
Primera fecha de publicación de este artículo: 17/12/2020.