Tener salud es encontrarse en un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no únicamente estar libre de afecciones o enfermedades. Esta es la definición que la Organización Mundial de la Salud fijó del concepto “salud” en su constitución como entidad internacional, en 1948. Esta triada entre lo físico, lo social y lo psicológico refleja que cuando cualquiera de estas partes enferma, las otras dos pueden verse afectadas.
Como ejemplo, las enfermedades crónicas graves como la diabetes o cáncer conducen con frecuencia a trastornos psicológicos como la depresión (es decir, una enfermedad física que impacta en la salud mental), los determinantes sociales de la salud condicionan si una persona puede tener acceso a una nutrición adecuada (así la salud social impacta en la salud física) y a una atención psicológica integral (la salud social impacta en la salud mental). ¿Y qué ejemplos hay de cómo la salud mental puede impactar en la salud física? Os los explicamos.
La depresión empeora el acceso a la atención médica, lo que incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes
Existe mucha literatura científica que evidencia que una persona que tiene una enfermedad crónica grave tiene un mayor riesgo de contraer una enfermedad mental (como un trastorno adaptativo de tipo ansioso, depresivo o mixto o síndrome confusional agudo, como explica este paper). Pero esta relación también ocurre en el sentido contrario: las personas que sufren depresión tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y diabetes, como refleja este informe de la OMS y los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos. En este artículo explicamos por qué las enfermedades cardiovasculares son las que más mortalidad causan en el mundo.
Algunos argumentos que explicarían esta relación —que es compleja y a día de hoy se sigue investigando— es que las personas con depresión “podrían tener un peor acceso a una buena atención médica y una mayor dificultad para cuidar de su salud, como buscar atención médica, tomar medicamentos recetados o comer bien”, explican los NIH.
La Fundación para la Salud Mental de Reino Unido añade a esto que los profesionales de salud “pueden interpretar que los síntomas físicos son parte del problema mental y no profundizarán en sus causas”. Esto se traduce en que “tienen menos probabilidades de recibir chequeos rutinarios, como presión arterial, peso o nivel de colesterol, que pueden evidenciar los problemas de salud”. Por ello, si una persona tiene una peor atención médica, tendrá un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como diabetes o enfermedades cardiacas al no poder vigilar correctamente sus indicadores.
Por otro lado, la OMS explica que las personas que sufren una enfermedad física crónica y depresión tienen un mejor resultado médico si reciben un tratamiento antidepresivo. Como nota adicional, esta revisión sistemática publicada en The Lancet (que analizó datos de 522 ensayos clínicos de 21 antidepresivos diferentes) confirmó que estos fármacos son eficaces contra los trastornos depresivos.
Las personas que sufren de esquizofrenia muestran más problemas de salud física y algunos son infradiagnosticados
La esquizofrenia es un trastorno mental grave que afecta a cómo las personas que lo sufren piensan, sienten y se comportan ante el mundo. Además de este impacto, está demostrado que aquellas personas diagnosticadas con esquizofrenia muestran más problemas de salud física como problemas respiratorios, cardiacos y más riesgo de muerte súbita.
Este estudio comparativo de BMJ Open realizado en 1,8 millones de personas muestra que las personas con esquizofrenia presentan más enfermedades físicas comórbidas (que se dan a la vez). Los autores apuntan que quienes sufren esta enfermedad “tienen más riesgo de enfermar y morir prematuramente por trastornos cardiovasculares, diabetes, obesidad y enfermedades pulmonares relacionadas con el tabaquismo”; y sugieren que los problemas cardiacos están “infradiagnosticados e infratratados” en esta población, lo que aumenta el riesgo de enfermar y morir por estos trastornos, al igual que los pacientes con depresión que no son correctamente diagnosticados de sus enfermedades físicas.
El estrés es un factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares
En Maldita.es hemos explicado el síndrome de Tako-Tsubo o del corazón roto: un tipo de infarto cardiaco que aparece ante un evento muy estresante y repentino como la pérdida de un ser querido o perder mucho dinero de golpe. Aunque es una cardiopatía anecdótica que afecta a muy poca gente y tiene una baja mortalidad (menos del 1% de los hospitalizados), evidencia de una manera muy clara la relación que hay entre el estrés y un problema de salud del corazón.
Más allá de la anécdota, el estrés se considera un factor de riesgo cardiovascular, tal y como explica la Fundación Española del Corazón. La Asociación Americana del Corazón. explica que el estrés a largo plazo puede llevar a una mayor presión arterial, la cual incrementa el riesgo de ataque cardiaco e ictus. A su vez, el estrés contribuye a que se realicen otras prácticas nocivas que también suponen un riesgo cardiovascular, como fumar, comer en exceso o falta de actividad física.
Del mismo modo, un estudio publicado en The Lancet encontró que la actividad en la amígdala —una zona del cerebro que reacciona ante el estrés— era capaz de predecir “de manera robusta e independiente” las afecciones cardiovasculares.
Primera fecha de publicación de este artículo: 13/10/2021