Seguro que habéis oído alguna vez, entre los diversos usos que se le atribuyen al aloe vera, que es recomendable para tratar quemaduras o heridas, ya sea utilizando el gel procedente directamente de la planta o como componente en algún producto cosmético. Esta semana nos habéis preguntado por ello y lo cierto es que no: el aloe vera presenta ciertos componentes irritantes que pueden producir efectos secundarios al aplicarlos sobre afecciones de la piel.
"El aloe vera no es un buen tratamiento para las quemaduras, heridas ni, en general, para la dermatitis. En el caso de que la piel esté alterada o presente algún tipo de agresión, hay más riesgo de sensibilización, es decir, de desarrollar inmunidad de forma que, si el aloe vera vuelve a entrar en contacto con la piel, esta podría generar una reacción inflamatoria", confirma a Maldita Ciencia Sara Gómez Armayones, dermatóloga en el Hospital Clinic, en Barcelona. "De hecho, vemos pacientes con alergia al aloe vera. Hay productos mucho más adecuados para tratar este tipo de lesiones", añade.
Según Gómez Armayones, aunque a la planta se le atribuyen cualidades antisépticas y reparadoras de la piel, los estudios no han podido demostrar que su eficacia sea superior a los antisépticos como la sulfadiazina de plata, medicamento utilizado para prevenir y tratar las infecciones de las quemaduras de segundo y tercer grado y con un gran poder bactericida. "Aun así, hay que ver la edad del paciente y la extensión de la quemadura por riesgo de absorción sistémica (en todo el organismo)", avisa la experta.
En Maldita Ciencia ya hablamos de cómo actuar frente a una quemadura o una herida o corte en este artículo sobre primeros auxilios. En el primer caso, lo recomendado es que, sobre la quemadura, corra agua a temperatura ambiente durante unos 15 minutos y, posteriormente, evaluar su gravedad. "Se debe acudir a un centro médico si se trata de quemaduras importantes. Si hay que desbridar ampollas para hacer las curas, lo que recomendamos es agua y jabón", explica Gómez Armayones. En caso de cortes, lavarlo con agua y desinfectarlo con jabón suave o suero fisiológico. Si este parece grave, aplicar presión directa y acudir a un profesional médico.
Primera fecha de publicación de este artículo: 30/09/2019