Si hay un tema que genere todo tipo de dudas por el choque entre las comodidades que supone su funcionamiento y el miedo a sus supuestas repercusiones en la salud, son los anticonceptivos hormonales orales, más conocidos como la "píldora". A pesar de ser uno de los métodos más eficaces a día de hoy para evitar embarazos no deseados, el abanico de dudas y bulos que la rodean es muy amplio (y en ocasiones, alarmante).
Pero aquí está Maldita Ciencia para intentar aclarar qué es verdad y qué no tiene evidencias en relación a todo eso que hemos oído sobre la píldora. Esta es la primera parte de este especial (aquí puedes leer la segunda), en la que hablaremos de qué es exactamente la píldora, cómo funciona y cómo ha ido evolucionando desde que apareció por primera vez en los años 60. Próximamente publicaremos la segunda, en la que aclaremos algunos mitos y dudas comunes sobre ella: ¿es verdad que engorda?, ¿sirve para tratar el acné?, ¿aumenta el riesgo de cáncer?
Para empezar, recordamos que existen muchos métodos anticonceptivos entre los que elegir, y este no debería ser un tema que solo preocupe y ataña a las mujeres. En cualquier caso, optar por uno u otro dependerá de la situación de cada uno, pero hay que tener en cuenta que algunos métodos son más efectivos que otros.
Entre ellos, los anticonceptivos hormonales orales (la píldora) se encuentran entre los más eficaces, evitando el embarazo en 91 de cada 100 casos, aproximadamente según este informe de la Food and Drug Administration (FDA), que ordena este y otros de mayor a menor eficacia.
¿Qué lleva la píldora?
Existen distintas píldoras con distintas composiciones, aunque se pueden clasificar principalmente en dos tipos.
- Los anticonceptivos hormonales combinados (AHCs), que contienen estrógeno y un progestágeno.
- Los anticonceptivos hormonales simples, que contienen solo el progestágeno.
Al tomar estas pastillas a diario, las mujeres ingieren un extra de hormonas (a parte de las que su propio cuerpo ya produce de forma natural) que actúa sobre su sistema reproductor evitando el embarazo.
Cómo actúa la píldora para evitar el embarazo
Cada una de las dos hormonas sintéticas que pueden contener estas pastillas tiene un papel específico en dos procesos simultáneos.
"Los estrógenos evitan la señal que el cerebro manda al ovario para que ponga en marcha la ovulación [la preparación del óvulo para ser fecundado]. La progesterona, además de impedir la ovulación, hace que no crezca el tejido menstrual [que recubrirá el interior del útero facilitando la implantación del óvulo una vez haya sido fecundado], lo que se llama atrofia del endometrio", explica a Maldita Ciencia Cristina Ros, ginecóloga en el Hospital Clinic, en Barcelona.
Además, esta última espesa el moco del cérvix o cuello uterino, dificultando el paso de los espermatozoides, y hace que los cilios (los pelitos que tienen las trompas de Falopio para transportar el embrión hasta el útero) pierdan eficacia en su función. El resultado final es que la fecundacion y posterior implementación del óvulo se dificultan hasta hacerlas casi imposibles.
¿Qué píldora es mejor?
¿Cómo elegir entre la más adecuada? "El tipo de píldora más recomendable para un paciente determinado se decide durante la anamnesis, el pequeño interrogatorio que hace el médico para ver si hay algún tipo de riesgo, como el de trombosis venosa, por ejemplo", explica a Maldita Ciencia Francisca Martínez, jefa de la unidad de anticoncepción del área clínica del servicio de medicina de la reproducción en la clínica ginecológica Dexeus Mujer. "También se tiene en cuenta si la mujer tiene preferencia por mantener un patrón de sangrado cíclico o no", añade.
La evolución de la píldora desde los años 60
Desde la primera píldora, aprobada por la FDA en 1960, su composición ha variado, sobre todo en una considerable reducción de los estrógenos. Según Martínez, por aquel entonces la dosis habitual incluía 50 microgramos de etinilestradiol, un tipo de estrógeno. Hoy en día, esta dosis se considera excesivamente alta y lo más frecuente es que incluyan entre 20 y 30 microgramos.
"Esto reduce el riesgo de sufrir efectos secundarios. Ahora la probabilidad de padecer trombosis venosa (uno de los más graves), tensión mamaria, ganancia de peso durante los primeros meses, dolores de cabeza, náuseas y vómitos se ha reducido considerablemente", indica Ros. "Así son más los beneficios que los problemas que puedan provocar los AHC", explica a Maldita Ciencia José Gómez Cabezas, ginecólogo en el Área Sanitaria Norte de Córdoba.
De qué depende (y cómo se mide) su eficacia
Para que la píldora sea eficaz hay que seguir cuidadosamente sus instrucciones de uso: tomarla todos los días, sin excepción (salvo la semana de descanso o placebo) y, si es posible, a la misma hora.
"Los criterios de eficacia se basan en el porcentaje de embarazos accidentales con uso perfecto (correcta y constantemente) y uso típico (el uso que se hace en la práctica) utilizando ininterrumpidamente el método durante el primer año", explica Cabezas. "Cuando aun así se produce la gestación suele ocurrir por olvido en la toma de píldora, por vómitos, o por la toma simultánea de ciertos medicamentos que disminuyen su eficacia", añade.
Hay que tener en cuenta también que existen distintas clases de tratamientos en función de las hormonas que aporten las pastillas. En los monofásicos, todas las pastillas tienen la misma composición, es decir, la misma dosis de hormonas; pero en los bifásicos o trifásicos cada una aporta una cantidad distinta.
"Estas son más parecidas al ciclo menstrual normal, el problema es que su manejo es mucho más complejo, sobre todo si te olvidas una, ya que no es lo mismo que te olvides la primera, que la quinta, que la octava, como sí sucede en los monofásicos", indica Ros. Para ello, existe un "manual de instrucciones" (prospecto) dentro de todas las cajas, en el que se explica con detalle qué hacer según qué toma se ha olvidado y cuántas horas hace.
Si ha pasado más tiempo del indicado en ese prospecto o existe cualquier otro tipo de duda al respecto, lo mejor es consultar a un profesional que aclare qué hacer: dependerá de la semana del ciclo menstrual en la que haya ocurrido el "despiste" (por si las moscas, no estará de más utilizar un método anticonceptivo complementario).
La píldora NO protege de las enfermedades de transmisión sexual
A pesar de que se trate de un método anticonceptivo de gran eficacia, la función de la píldora se limita a eso, impedir o dificultar el embarazo, pero no está de ninguna manera relacionada con la protección frente al contagio de cualquier enfermedad de transmisión sexual (ETS), como la clamidia, el herpes genital, la gonorrea, el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y con ello el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), el virus del papiloma humano (VPH) o la sífilis.
El intercambio de fluidos corporales a través del contacto sexual sin utilizar ningún tipo de barrera protectora es el responsable de la propagación de estas infecciones. Es posible, además, que las personas que las padezcan no presenten síntomas y no sepan que la tienen. Aun así pueden estar afectados o ser transmisores.
Para protegerse frente a este tipo de infecciones, el método más eficaz y recomendable es utilizar preservativos masculinos o femeninos de látex o poliuretano cada vez que se practique sexo vaginal, oral o anal, ya que este reduce (aunque en algunos casos no elimina completamente) las posibilidades de contagio.
También evitar actos sexuales que pudiesen desgarrar la piel, ya que estos cortes, sangren o no, facilitan a los patógenos trasladarse de un lado a otro. Por último, vacunarse contra aquellas que se pueden prevenir, como la hepatitis B o el VPH.
Primera fecha de publicación de este artículo: 01/08/2019