“¿Esto es la Agenda 2030? ¿Por esto están reduciendo las granjas? ¿Esto no quieren que lo veas?”. Es uno de los textos con los que se mueve un vídeo en el que aparecen vacas con agujeros en el estómago y que relacionan con la Agenda 2030, que es un plan de acción compuesto por 17 objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas que 193 países se han comprometido a cumplir antes de 2030. Dicha agenda aparece con frecuencia en teorías de la conspiración y bulos.
Existe una intervención veterinaria llamada ventana o fístula ruminal que consiste en hacer un agujero en el estómago de las vacas. Esta técnica se hace con fines científicos, para observar directamente el interior del estómago y su digestión, o para liberar la acumulación de gases en el sistema digestivo del rumiante cuando éste no puede expulsarlos solo.
Según un trabajo científico firmado por investigadores de la Universidad de Costa Rica y publicado en 2020, la práctica de canular animales se inició a finales del siglo XIX. La idea de realizar esta práctica en animales surgió después de que se le aplicara por primera vez a un herido de bala en 1822.
En situaciones normales, esta intervención se hace de la forma más adecuada y menos dolorosa para el animal, utilizando anestesia y procedimientos quirúrgicos como en cualquier otra intervención. En la mayoría de los casos, a no ser que haya complicaciones, no supone un empeoramiento de su calidad de vida y siguen alimentándose con normalidad.
José Antonio Guada, profesor emérito de Nutrición Animal de la Universidad de Zaragoza, ha explicado a Maldita Ciencia que estas operaciones "no son tan cruentas como pueda imaginarse pues en el orificio se inserta un cánula con acceso opcional al rumen (primer estomago del rumiante o cámara de fermentación microbiana de los alimentos) cuya apertura solo tiene lugar en los momentos de muestreo, y es el medio menos perturbador para poder acceder al contenido digestivo y poder estudiar la fermentación".
Esto tiene interés científico por mejorar las condiciones nutricionales de los animales de ganadería así como para aprender cómo se relacionan las bacterias que producen la fermentación con su huésped.
Existen, explica Guada, algunas alternativas a esta intervención pero son igual o más molestas para el animal, y sus resultados son menos completos. "Una alternativa es el sondaje por boca pero es mucho mas molesto para el animal, y la calidad de las muestras es peor por su contaminación con saliva y la incertidumbre sobre el lugar de muestreo. Otra alternativa es el estudio in vitro, en el laboratorio, con equipos simuladores de la fermentación pero incluso en ese caso se necesita obtener fluido del contenido del rumen para la incubación, ya que es la fuente de cepas bacterianas para la incubación, y para ello hay que recurrir también a animales donantes canulados en rumen."
Por último, Guada aclara que todas las manipulaciones de animales de ganado para su estudio suponen un trastorno para ellos, incluido el proceso de transporte de animales de pastoreo. "La localización del animal y su sujeción y transporte a la bascula supone más estrés para un animal en libertad que la toma de muestras en uno provisto de cánula ruminal."
Primera fecha de publicación de este artículo: 16/02/2020