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MALDITA CIENCIA

Las consecuencias de gastar bromas a los niños y sobreexponerlos en redes como TikTok: de daños emocionales a poder sufrir ‘grooming’

Publicado
Claves
  • Se han viralizado en redes sociales una serie de vídeos en los que padres graban a sus hijos mientras les tiran una loncha de queso a la cara o les hacen creer que son invisibles
  • Estas supuestas bromas pueden afectar a los “vínculos emocionales de los niños” o tener consecuencias a nivel afectivo social, según los expertos consultados por Maldita.es
  • Los vídeos pueden conseguir millones de visitas en apenas días y convertirse en ‘trends’ virales

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Lonchas de queso para calmar los lloros de bebés o hacer creer a los niños que son invisibles. Estos son ejemplos de los vídeos que algunos padres publican en TikTok y que ellos mismos identifican como bromas, pranks en inglés. Situaciones que, según expertos en psicología y educación infantil e investigadores y expertos en redes sociales consultados por Maldita.es, pueden afectar a los “vínculos emocionales de los niños” o tener consecuencias a nivel afectivo social si se dan, por ejemplo, casos de ciberacoso.

Estos vídeos pueden conseguir millones de reproducciones en apenas días y se convierten en tendencias virales que dan la vuelta al mundo. Muchos padres los repiten y los niños pasan a ser los protagonistas de sus cuentas. Analizamos cuál es el objetivo de los padres con estos trends y cómo afecta a los más pequeños su sobreexposición en redes sociales.

Estos vídeos pueden afectar los vínculos emocionales de los niños, según los expertos consultados por ‘Maldita.es’

El psicólogo y educador infantil Juanvi Blázquez explica a Maldita.es que los niños no entienden como una broma que sus padres les asusten y les graben: “Las bromas conllevan complicidad y aquí hay sufrimiento”.

A esas edades –los niños que aparecen en los vídeos tienen entre 1 y 8 años, aproximadamente–, dice Blázquez, es cuando se construye la autoestima, una herramienta que nos va a dar fuerzas para enfrentarnos a lo que venga en el futuro: “La familia tiene que ser una figura de apoyo durante este tiempo, tiene que darnos confianza para crearla. Con este tipo de situaciones, los niños pueden aprender que quienes le causan mal son los mismos que le tienen que consolar y eso puede trastornar su concepción de las relaciones”.

Dos vídeos publicados en TikTok con bromas a niños.

La psicóloga infantil Silvia Álava coincide con Blázquez y resalta que los padres “no son conscientes” del daño que pueden hacerles a sus hijos. “Estas situaciones rompen el vínculo de seguridad que los niños tienen que tener con sus padres, porque mamá y papá tienen que ser las figuras que me protejan”, explica.

¿Qué motiva entonces a los padres para subir estos ‘trends’ virales?

Los expertos consultados por Maldita.es coinciden en una misma idea: los likes, la notoriedad pública. Para Blázquez, en la mayoría de los casos, hay un interés de los adultos “en tener más visualizaciones o más likes”, cuando, dice, esta exposición puede generar inseguridades en los niños. Con estas supuestas bromas, explica, los padres usan la vida de sus hijos “de manera mercantil”, es decir, buscan visualizaciones. “Se trata de dar una imagen a cambio de obtener más popularidad”, resalta.

Dos vídeos publicados en TikTok con miles de visualizaciones.

La profesora experta en redes sociales e investigadora Estefanía Jiménez resalta que son “muy pocos” los padres que con estos vídeos quieren ridiculizar a sus hijos: “Es absolutamente minoritario. Son vídeos para llamar la atención, para hacerse virales y conseguir que el vídeo circule”.

Consecuencias de la sobreexposición de los menores en redes y de ser víctimas de ‘bromas’

Hay contenidos que si se comparten –y más cuando se hacen virales–, dice a Maldita.es Gabriela Paoli, psicóloga experta en el entorno digital, pueden avergonzar al niño si se burlan o se ríen de él, como en estas supuestas bromas: “Las consecuencias a nivel afectivo y social pueden ser importantes”. Estos vídeos, dice, pueden repercutir en “la seguridad, la identidad, la privacidad y la propia imagen del niño. Lo exponemos a que se viralice”.

“Hay que recordar, además, que ese contenido puede caer en manos inapropiadas”, señala Paoli. Eso se traduce, dice, en poder sufrir ciberacoso, suplantaciones de identidad o incluso grooming, que, como te hemos contado en Maldita.es, es cuando un adulto se hace pasar por menor de edad para entablar una relación y abusar de él o chantajearle para conseguir material íntimo.

La psicóloga infantil Silvia Álava incide en que una exposición prolongada de los niños en las redes sociales los va a volver “más vulnerables socialmente”. Los padres no han respetado su derecho a la privacidad, dice, y han colgado un vídeo que puede ver el resto de niños. “Eso les genera vergüenza. Hay que pensar que estos vídeos perduran en las redes y hay que pensar que cuando se hagan mayores puede no gustarles en absoluto”, resalta.

El psicólogo y orientador infantil Juanvi Blázquez explica que a “nivel general” se dan circunstancias en las que “no se respeta la figura del menor como persona que tiene sus derechos”. Además, subraya el alcance que tiene una red social como TikTok: “Ni los padres ni los niños son capaces de entender a dónde puede llegar. TikTok tiene menos seguridad que el resto de redes sobre lo que se cuelga en la aplicación”. Este artículo de The Conversation señala que hay aspectos de la plataforma que no se pueden controlar, como por dónde pasan nuestros datos, qué es lo que TikTok hace con ellos o durante cuánto tiempo se almacenan.

Las imágenes de niños atraen la atención y los ‘likes’, pero cuidado con la información que contienen

Gabriela Paoli, psicóloga experta en el entorno digital, alerta de que cada imagen, cada vídeo que se comparte de los hijos, incluso por WhatsApp, ya no pertenece a los padres: “Pasa a ser de la red en la que has publicado y de toda la gente a la que ha llegado. Perdemos el control absoluto de esa imagen o ese vídeo de nuestro hijo con las consecuencias que eso puede conllevar”.

Ahí es donde entra en juego la huella digital, dice Estefanía Jiménez, que explica que no deberíamos restringir el deseo de compartir cierta información, sino que deberíamos hacerlo con cautela, como ya te explicamos en Maldita.es.

Además, la investigadora resalta que la presencia de niños en redes sociales impulsa el crecimiento de los perfiles, según revela un estudio de la revista Mediterránea de Comunicación que analiza 10 cuentas de influencers que basan su temática en la maternidad: “Está comprobado que cuando hay niños hay un 40% más de likes”.

La experta señala que no hace falta que seamos influencers para que esto pase: “Si colocamos una foto de nuestros hijos tendrá más likes, llamará más la atención porque es potencialmente bonito y atractivo”. Las conocidas como ‘instamamis’ –madres que publican su día a día y el de sus hijos en Instagram–, dice la experta, “capitalizan” estas situaciones para “generar comunidades atractivas” para ciertos nichos de marcas.

En el caso de las familias sin dimensión pública, dice Jiménez, es diferente: “No se capitaliza a los niños, se hace porque hay orgullo, o para compartir su crecimiento con un círculo cerrado”. No hay problema, dice, siempre que las imágenes que se compartan “sean cuidadas” y no se dé mucha información. Además, la experta en redes sociales hace referencia a una encuesta de EU Kids Online –con datos de 2020– que analiza a las familias en la convergencia mediática: sus competencias, mediación, oportunidades y riesgos online. Esta encuesta recoge que el 89% de los padres con hijos entre 9 y 17 años afirmaba enviar contenido digital de sus hijos una vez al mes. El 3% lo hacía a diario y el 8% una vez a la semana.

Los padres no tienen el poder absoluto sobre la imagen e intimidad de los niños

El marco legal que regula la gestión de la imagen de los menores varía según el país. En España, la decisión de colgar una foto de las hijas e hijos en una red social pertenece a la esfera de la patria potestad. Es decir, si ambos progenitores están de acuerdo pueden hacer lo que consideren.

Sin embargo, la ley también reconoce que los niños son personas y, como tales, son titulares de derechos, como el de la propia imagen, consagrado en el artículo 18.1 de la Constitución. La profesora experta en redes sociales Estefanía Jiménez señala que es frecuente que los padres y madres tengan “la creencia errónea” de que tienen el poder absoluto sobre la intimidad e imagen de los niños hasta 18 años, pero no es así”. El sujeto de derecho, dice, es el niño o la niña.

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