Imágenes de dos tipos de henipavirus. A la izquierda, un virus Hendra tomado por el Laboratorio de Salud Animal de Australia; a la derecha, un virus Nipah tomado por los CDC de Estados Unidos.
Seguramente te hayas topado con artículos (ver ejemplos 1 y 2) donde se afirma que se han detectado en China 35 casos de un nuevo virus de origen animal. Se trataría de un henipavirus, un género de virus considerados como patógenos emergentes muy virulentos por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, siglas en inglés), dos de ellos con capacidad de causar brotes en humanos y con alto índice de mortalidad.
Pero esta información no es una detección repentina por autoridades sanitarias (como pasó en Reino Unido con la viruela del mono o en Ghana con el virus de Maburgo, por ejemplo), sino una carta al editor publicada en la revista científica New England Journal of Medicine.
Las cartas al editor son un tipo de publicación en las revistas científicas que no cuentan con el nivel de evidencia de un estudio, una revisión o un metanálisis —mucho más completas—, aunque se usan para enviar comunicaciones a la comunidad científica o debatir sobre un asunto de interés. Esta carta, en concreto, resume dos años de trabajo de un grupo de investigadores en China, Singapur y Australia, por lo que requiere un poco de contexto. Os contamos.
Cuál ha sido el trabajo científico
El equipo de investigadores que ha publicado este trabajo ha estado realizando vigilancia centinela (de manera similar a cómo se vigila la gripe en España) de ciertos pacientes en el este de China, concretamente en las provincias de Shandong y Henan desde 2019 a 2021. Estos pacientes presentaban fiebre y habían tenido contacto reciente con un animal.
En pacientes que cumplían estos requisitos se les realizó un análisis del material genético que obtenían con un hisopo en la faringe. En 35 de estos, encontraron un henipavirus distinto a los dos conocidos hasta ahora que podían afectar a humanos, que eran virus Hendra y virus Nipah. Este nuevo patógeno ha recibido el nombre de Langya henipavirus (acortado como LayV).
Así, una parte de este trabajo científico ha consistido en realizar un análisis del genoma de LayV, qué nucleótidos y moléculas lo conforman; un análisis filogenético, con qué otros henipavirus se relaciona y a partir de cuál ha podido evolucionar; y un análisis de las características de los 35 pacientes en los que se ha encontrado y se ha aislado este patógeno.
Gracias a esto, el trabajo destaca que el genoma del Langya henipavirus está más relacionado con el Mojiang henipavirus, que se consiguió aislar en ratas de una mina abandonada en la provincia de Yunnan en 2012, al sur de China, explica la periodista de ciencia Smriti Mallapaty en la revista Nature.
Síntomas de los pacientes y animales de contacto
Aquellos pacientes que tenían infección de Langya henipavirus presentaban unos determinados síntomas. Según los CDC, las infecciones de henipavirus causan cuadros similares a los de una gripe grave que pueden derivan en una encefalitis grave con confusión, reflejos anormales, convulsiones y coma. También puede haber síntomas respiratorios.
Los síntomas de estos pacientes, según la carta al editor, eran fiebre (100 % de los casos), cansancio (54 %), tos (50 %), falta de apetito (50 %), dolores musculares (46 %), náuseas (38 %), dolor de cabeza (35 %) y vómitos (35 %). Otros síntomas que los investigadores describen como más anormales que no se han visto en otras infecciones de henipavirus son déficit de plaquetas (35 %) y de glóbulos blancos (54 %), fallo hepático (35 %) y fallo renal (8 %). Además, de las 35 personas con este virus, 26 no tenían ningún otro patógeno presente en su organismo.
Al ser un virus zoonótico, la investigación también tenía interés en conocer con qué animales habían estado en contacto estos pacientes. Con un estudio serológico (de presencia de anticuerpos) en animales domésticos se detectó que este virus había pasado por cabras (en 3 de 168 especímenes, 2 %) y perros (4 de 79 perros analizados, 5 %). También valoraron 25 especies de pequeños animales salvajes con los que estuvieron en contacto, detectándose el código genético de este henipavirus principalmente en musarañas (71 de 262 especímenes, 27 %).
Con estos datos, los autores sugieren que la musaraña podría ser el reservorio de este henipavirus. Como explica Raúl Rivas, catedrático de Microbiología en la Universidad de Salamanca, en este artículo de The Conversation, este animal “se asemeja a un pequeño ratón de hocico alargado, pero en realidad no es un roedor”.
No se ha reportado transmisión entre humanos
Una de las cuestiones que destaca este trabajo es que, a pesar de que otros henipavirus (el virus Nipah, concretamente) sí han podido transmitirse entre personas, en este caso concreto no se ha observado que esto ocurriera.
Así, la investigación tiene datos de nueve de estos pacientes que mantuvieron contacto estrecho con otros 15 familiares, en los que no se encontró que la infección de Langya se hubiera transmitido. A pesar de esto, los propios autores advierten que la muestra del trabajo era “demasiado pequeña” para esclarecer si este patógeno se transmite o no entre humanos.