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MALDITA CIENCIA

¿Qué significa ‘gripalizar’ la COVID-19? Abordar la vigilancia y evolución de esta enfermedad usando un sistema similar al de la gripe común

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El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, anunció el pasado 10 de enero que el Ejecutivo trabaja en un plan para abordar la enfermedad del coronavirus SARS-CoV-2 como una gripe, según apuntó en una entrevista en Cadena SER y adelantó el diario El País

Este cambio en cómo se observa la evolución del coronavirus es lo que se ha apodado como ‘gripalización’, esto es, emplear para la COVID-19 un sistema similar al de vigilancia de la gripe común y otros virus respiratorios. Explicamos en Maldita.es en qué consiste este sistema y cuáles son las diferencias con la vigilancia del coronavirus en la actualidad (a 19 de enero de 2021).

Vigilancia de la gripe en España: sistema centinela, casos graves hospitalizados y mortalidad

Casos de gripe en la población y métodos respectivos de vigilancia. Fuente: Guía de procedimientos para la vigilancia de gripe en España (Versión marzo 2019).

Los casos de gripe en la población tiene una distribución como la de una pirámide, siendo los más numerosos los que no buscan atención en los centros de salud y medicina de familia, según la oficina regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud. La monitorización rutinaria de estos casos, si se hiciera uno a uno, sería muy complicada, aunque pueden estimarse “mediante encuestas a la población, estudios serológicos —que detectan los anticuerpos tras superar la enfermedad— y autodiagnósticos por internet”, afirma la OMS.

En el documento Guía de procedimientos para la vigilancia de gripe en España, publicado en marzo de 2019 (antes de la pandemia de COVID-19) y elaborado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica y el Sistema de Vigilancia de la Gripe en España, se detalla cómo son los ‘andamios’ de este sistema de vigilancia de los virus de la gripe común en nuestro país.

El objetivo principal de este sistema es conocer la actividad de la gripe en España y sus aspectos epidemiológicos (cómo afecta a la salud pública) y virológicos (cómo es el virus). Esto sirve para dar datos a las autoridades sanitarias, reducir la carga de la enfermedad —casos graves, hospitalizaciones y muertes— y prepararse para próximas estaciones. También hay otros objetivos específicos, como aislar virus para preparar la vacuna antigripal de la siguiente temporada, determinar cuánto se parecen las cepas de gripe en circulación e intercambiar información con otras autoridades sanitarias a nivel europeo y mundial.

En la temporada 2019-20 estaba basado en: el sistema centinela de vigilancia de gripe, la notificación de brotes, la vigilancia de casos graves hospitalizados, la vigilancia de casos hospitalizados independientemente de su gravedad, los datos de exceso de mortalidad por todas las causas (sistema MoMo), el seguimiento del virus respiratorio sincitial y la vigilancia internacional.

Sistema de vigilancia centinela: médicos y pediatras voluntarios, laboratorios asociados y unidades administrativas

Por ahora, en los casos de enfermedad del coronavirus se hace una vigilancia universal, esto es, se notifican todos los casos de infección activa por SARS-CoV-2, según la Estrategia de detección precoz, vigilancia y control de COVID-19. Esta estrategia consiste encontrar todos los casos sospechosos de infección (personas con un cuadro clínico de infección respiratoria aguda de aparición súbita de cualquier gravedad, con fiebre, tos, disnea u otros síntomas como dolor al tragar, pérdida de olfato o gusto, dolor muscular, diarrea, dolor torácico o de cabeza) y realizar una prueba diagnóstica del SARS-CoV-2 (de detección de antígenos o del ARN del coronavirus con PCR) de manera sistemática.

Una vez se encuentren y confirmen estos casos, estos deben ser declarados obligatoriamente y con urgencia a las unidades de salud pública de la comunidad autónoma, que son las que elevarán estos datos a nivel estatal y que son actualizados diariamente —salvo fines de semana y festivos— por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias.

El dilema está en si notificar absolutamente todos los casos es realmente valioso o útil para observar cómo evoluciona la pandemia o controlarla, algo que también se cuestionó cuando comenzó la vigilancia de gripe en nuestro país a principios del siglo XX, cuando se incluyó en la lista de enfermedades de declaración obligatoria en 1904. Una revisión científica de 2005 sobre la vigilancia de la gripe en España, firmado por el Área de Vigilancia de la Salud Pública del ISCIII, postulaba que mantener esta metodología “no ha ayudado mucho a la vigilancia de la gripe” porque registrar y analizar cada caso pormenorizadamente “es una tarea ardua y lenta, cuando no imposible”. 

En cambio, a día de hoy funciona un sistema de vigilancia centinela de la gripe, que se puso en marcha a finales de los años 90. Los médicos centinela son profesionales de atención primaria que recopilan datos sobre la gripe en una muestra determinada del territorio y sus pacientes. El objetivo es tomar los datos epidemiológicos y clínicos de una muestra representativa de la población, que tenga la misma distribución que los pacientes de su territorio (urbanos/rurales, dispersión geográfica, estructura de edad y laboral), y a partir de esta información hacer una estimación de en qué estado se encuentra la gripe común. 

“La vigilancia centinela es especialmente útil en las enfermedades de elevada incidencia poblacional, como la gripe, ya que recoge información sobre características epidemiológicas y clínicas de los pacientes, sus complicaciones o su distribución”, indicaba Amparo Larrauri, directora del Sistema Centinela de Vigilancia de Gripe en España (ScVGE) en este reportaje de la Agencia SINC. Este sistema ayuda a que los datos sobre la gripe y cómo afecta a la población se transmitan más rápidamente a las administraciones sanitarias.

Este sistema está constituido por 16 redes de médicos y pediatras voluntarios, una en cada comunidad y ciudad autónoma (salvo Aragón, Galicia y Murcia, que tienen sistemas diferentes de vigilancia de gripe), coordinados por el Centro Nacional de Epidemiología; unos 20 laboratorios con capacidad de detección y aislamiento de virus, organizados por el Centro Nacional de Microbiología; y unidades administrativas e institutos de salud pública.

Los profesionales de medicina de familia, pediatría y enfermería centinelas se seleccionan de manera aleatoria y colaboran voluntariamente con este sistema. No reciben una retribución económica por su labor y deben cumplir una serie de requisitos, aunque reciben otras compensaciones para incentivar su participación, como certificados, reservas de plaza en actividades docentes, invitación como ponente o asistente en congresos o ayudas económicas para comprar bibliografía. 

En la temporada 2018-19, participaron en este sistema de vigilancia 560 médicos de atención primaria y 210 pediatras centinela, que abarcaban a un 2,4% de la población de las comunidades autónomas que tienen redes centinela. En la 2019-20, que coincidió con la pandemia de COVID-19, participaron 555 médicos de atención primaria, 217 pediatras y 20 laboratorios, que cubrieron el 2,44% de la población de comunidades con redes centinela.

Redes centinela de las comunidades y ciudades autónomas para la temporada 2019-20, hasta la semana 20 del año 2020 (11-17 mayo). Fuente: Centro Nacional de Epidemiología.

¿Y cómo se hace la vigilancia virológica, es decir, cómo se analizan las características de la cepa o cepas concretas de la gripe de cada temporada? Son estos mismos médicos centinela los que toman muestras de algunos pacientes con gripe y las envían al laboratorio correspondiente de su comunidad. Estos laboratorios deben ser capaces de diagnosticar los virus de la gripe A y B (los que son capaces de causar epidemias estacionales), conocer a qué subtipo pertenecen los de la gripe A y enviar al Centro Nacional de Microbiología virus aislados o muestras respiratorias.

Vigilancia centinela de la COVID-19 y otros patógenos respiratorios

Recogiendo la experiencia del sistema centinela de la gripe, la idea de ‘gripalizar’ la COVID-19 pasa por “vigilar gripe y coronavirus conjuntamente”, como refleja la nota preliminar de los informes semanales del Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda

El propio sistema centinela reconoce que la pandemia durante febrero y marzo de 2020 produjo “una distorsión” en la vigilancia de la gripe y otros virus respiratorios, “afectando profundamente a su funcionamiento en todas las comunidades autónomas”. Esta distorsión “continúa en la temporada de gripe 2020-21”.

Tanto la OMS como el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) recomiendan que los países transicionen de una vigilancia “de emergencia” caso por caso hacia una más “sostenible y orientable hacia objetivos”. Eso sí, el propio ECDC reconocía en un documento técnico en octubre de 2021 que los sistemas actuales de vigilancia de la gripe “no son lo suficientemente sensibles y representativos para que pueda vigilarse también la COVID-19, por lo que los países deben considerar ampliar la cobertura de los centinelas”.

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