El coxis, llamado así por su similitud con el pico de un pájaro cuco visto de lado, es el último hueso de la columna vertebral. Nos habéis preguntado por qué a veces puede dolernos al estar sentados y cómo evitarlo. Apoyarse bien en el respaldo de la silla, usar cojines adaptados y tumbarse de lado puede ayudar a aliviar este malestar.
A pesar de su pequeño tamaño, el coxis tiene varias funciones importantes, según recoge un artículo publicado en la revista médica Ochsner Journal. Además de ser el punto de inserción de múltiples músculos, ligamentos y tendones, también brinda apoyo cuando estamos sentados.
Marcos Paulino, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y jefe del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario de Ciudad Real, explica a Maldita.es que el dolor de coxis, también llamado coxigodinia, está descrito desde el siglo XVI y “es cinco veces más frecuente en las mujeres debido, entre otros factores, a la diferente morfología pélvica, que destaca por una mayor curvatura lumbar y un coxis más expuesto”.
Entre las posibles causas de este dolor, el experto menciona las caídas de espaldas, sentarse en sitios duros o irregulares durante mucho tiempo o hacerlo en mala postura (por ejemplo, inclinándose excesivamente hacia atrás).
El dolor también puede experimentarse debido a traumatismos producidos tras un parto difícil o instrumental (donde se utiliza un instrumento llamado fórceps para ayudar a la extracción fetal), según recoge un artículo publicado en la revista Enfermería Clínica. En algunos casos, el dolor aparece tan pronto como la paciente se sienta después del parto.
Este malestar puede afectar a la calidad de vida de los pacientes y empeorar cuando se está sentado, al levantarse o inclinarse para adelante, al ir al baño, durante el sexo o cuando se tiene la menstruación. Paulino aconseja acudir a un especialista si el dolor influye en el día a día (al estar en casa, trabajar o viajar) y no cesa en unas semanas.
El 90% de los dolores de coxis se alivian con un tratamiento conservador (evitando intervenciones agresivas), según un artículo publicado en The Bone & Joint Journal. Paulino afirma que en ocasiones puede ser suficiente con modificar la forma en que nos sentamos, apoyarse bien en el respaldo, evitar asientos duros o cambiar periódicamente de postura.
También puede ser útil usar cojines adaptados (en forma de cuña o de centro hueco), tomar o aplicarse antiinflamatorios, el calor o el frío local o hacer ejercicios para potenciar el suelo pélvico.
Desde el servicio nacional de salud británico (NHS, por sus siglas en inglés), también sugieren acostarse de lado para reducir la presión sobre el coxis y no usar ropa muy apretada alrededor de la parte inferior de la espalda.
Si estas recomendaciones no alivian el dolor, existen otros tratamientos. “Sólo en casos extremos, existe una opción quirúrgica para extirpar el coxis de forma completa o parcial, pero no está exenta de posibles complicaciones”, afirma el experto.
Un estudio publicado en la revista The Spine Journal concluye que la cirugía puede ofrecer “resultados razonables” para los pacientes que fracasan con el tratamiento conservador, pero advierte de la alta tasa de infecciones y problemas en la cicatrización de heridas tras someterse a esta operación.
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