¿Te has echado crema solar hoy? Independientemente de que leas esto en verano o invierno, recordamos nuestro artículo en el que te explicábamos por qué es recomendable que uses protector solar todo el año. Dejando el mensaje de servicio público, esta semana nos habéis preguntado por si estos productos, que nos protegen de la radiación solar, tienen elementos o ingredientes cancerígenos. Al tiempo, nos transmitís la duda sobre estudios que relacionan el aumento de cáncer de piel con estos productos.
Vamos a empezar con dos respuestas cortas porque el tema es más complejo de lo que parece. Lo primero es que la legislación europea prohíbe expresamente que los protectores solares tengan algún tipo de elemento que sea cancerígeno, mutagénico o tóxico para la reproducción humana. Lo segundo es que usar protector solar sí previene el cáncer de piel y otros daños producidos por la radiación solar como las quemaduras, algo que se ha demostrado en multitud de ensayos clínicos controlados aleatorizados y revisiones de estudios. Dicho esto, nos metemos en faena.
Los protectores solares en Europa se consideran cosméticos —en Estados Unidos, por ejemplo, se consideran fármacos de venta libre— y están regulados por el reglamento (CE) nº 1223/2009, de productos cosméticos. Libertad González, química y maldita que nos ha prestado sus superpoderes, explica que en esta norma se encuentran tanto las sustancias cuyo uso está prohibido en cosméticos (anexo II) y los filtros ultravioleta permitidos (anexo VI).
Así, en su artículo 15 se especifica que está prohibido el uso en cosméticos de sustancias CMR (carcinogénicas, mutagénicas o tóxicas para la reproducción). Ahora bien, se permite usar una sustancia clasificada de la categoría 2 (“sospechoso de ser carcinógeno para humanos”) si ha sido evaluada por el Comité Científico de Seguridad de los Consumidores (SCCS, siglas en inglés) y lo considera seguro para usarlo en cosméticos.
Este es el caso, por ejemplo, de la oxibenzona (también llamada benzofenona-3 o BP-3), un compuesto químico incluido en los filtros UV que ha demostrado ser cancerígeno en experimentos con ratas y clasificado en el grupo 2B, “posiblemente carcinogénico para humanos”, según la escala del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, siglas en inglés).
Por su parte, el SCCS recopiló toda la evidencia disponible sobre este químico hasta marzo de 2021 y concluyó que el BP-3 es seguro si se usa en productos que lo tengan en ciertas concentraciones máximas (2,2% para cremas corporales y sprays, y del 6% en cremas para la cara, manos o labios). Otro ejemplo es el octocrileno, un compuesto químico con la capacidad de generar benzofenona, también valorado por el SCCS, que lo considera seguro como filtro UV en concentraciones de hasta el 10%.
A su vez, cuando se ha detectado algún ingrediente que puede causar daño, se ha solicitado la retirada del producto del mercado, como ocurrió en 2021 con cinco cremas solares de Johnson & Johnson donde se detectó que tenían niveles bajos de benceno, una sustancia química que es cancerígena: grupo 1, “carcinogénico para humanos”.
Miguel Ángel Sogorb, profesor de Toxicología de la Universidad Miguel Hernández y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, destaca que esta retirada del producto es una “prueba de que el sistema funciona”. A esto, añade que todos los productos que se usan en las cremas solares se registran en el Portal de Notificaciones de Productos Cosméticos: “Todos los compuestos que se encuentran en el registro son seguros”. Por su parte, González recomienda un buscador web con información de ingredientes y cosméticos que contienen algún ingrediente con riesgos para la salud.
Ahora bien, ¿qué se sabe sobre los estudios que relacionan uso de protección solar y cáncer de piel? Inés Escandell, dermatóloga y maldita que nos ha prestado sus superpoderes, explica que existen estudios donde se observa un incremento del melanoma relacionado con el uso de cremas solares. Pero como decimos siempre, correlación no es causalidad, y más aún en este tipo de investigaciones: el uso de la fotoprotección no es la causa detrás de este aumento de cáncer, como ya desmentimos en 2018.
Sin embargo, hay que destacar dos cosas que suceden vinculadas al uso de la fotoprotección. La primera, detalla Escandell, es que “los pacientes de melanoma y otros tipos de cáncer de piel usan más el fotoprotector” que las personas sin estas enfermedades. La segunda, usar fotoprotección puede ser un incentivo para que una persona se exponga aún más a la radiación solar y, por tanto, tenga más riesgo de cáncer. De hecho, el World Cancer Report de 2018 alerta que la crema solar podría estar “contrarrestando” la protección que brinda.
En resumen: las cremas solares no contienen elementos cancerígenos, ya que la legislación europea sólo permite emplear aquellos que son seguros para humanos; ni son las causantes del cáncer de piel, aunque las cremas solares podrían estar generando un ‘exceso de confianza’ en quienes se exponen al sol.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes la química Libertad González, el profesor de Toxiología de la Universidad Miguel Hernández Miguel Ángel Sogorb, y la dermatóloga Inés Escandell.
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