En agosto de 2020 se anunció el primer caso documentado de reinfección por SARS-CoV-2, un hongkonés de 33 años que superó la COVID-19 en abril y volvió a dar positivo ese mes. Desde este episodio, los profesionales de salud pública que trabajan con este coronavirus han estado pendientes de las reinfecciones y qué importancia tienen en la evolución de la pandemia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC, siglas en inglés) reconocieron en noviembre de 2021 ómicron como variante de preocupación (VOC), con una acumulada evidencia científica que mostraba que esta variante tiene una mayor transmisibilidad (es más capaz de transmitirse a otras personas) y una mayor capacidad de escape inmunitario (de evitar los mecanismos de defensa del organismo para hacer frente a la infección), al tiempo que muestra una menor virulencia (menos capacidad de hacer daño al organismo) y menor riesgo de producir una enfermedad grave o fallecimientos en comparación con variantes anteriores.
Ahora, en enero de 2022, ómicron es la variante del coronavirus más extendida en todo el mundo: supone siete de cada diez casos de COVID-19 en el planeta a 10 de enero, según datos de la iniciativa GISAID. Teniendo todo esto en cuenta, explicamos en Maldita.es las evidencias que sostienen que ómicron provoca más reinfecciones de COVID-19 en comparación con otras variantes anteriores de este coronavirus.
Partimos de la base: ¿qué es una reinfección?
Una reinfección de COVID-19 significa que una persona se infectó de este coronavirus con una infección confirmada con una prueba diagnóstica, se recuperó y se volvió a infectar nuevamente de COVID-19 —también confirmado con una prueba diagnóstica—, según los CDC de Estados Unidos.
La mayoría de países, incluido España (según la Estrategia de detección precoz, vigilancia y control de COVID-19) consideran que se trata de una reinfección si entre la primera y la segunda infección han pasado más de 90 días. Se establece este periodo para no considerar como reinfección aquellos casos que simplemente han tenido una infección primera más larga de lo habitual o los casos de covid persistente (personas que se han infectado de covid y con síntomas que duran al menos 2 meses y no pueden explicarse con un diagnóstico alternativo).
Un caso de reinfección no implica automáticamente que la persona se haya infectado por una variante diferente de coronavirus, aunque sí es cierto que hay mucho más riesgo de reinfección si siguen surgiendo nuevas variantes —explicamos esto a continuación—.
¿Realmente están sucediendo más reinfecciones? Pues sí
Antes de entrar a explicar a qué se debe el aumento de reinfecciones de COVID-19 por la variante ómicron debemos confirmar si realmente se están documentando más casos de reinfecciones.
Los informes diarios del Ministerio de Sanidad no desglosan las infecciones entre primeras y reinfecciones, pero el Instituto de Salud Carlos III (ISCIIII) sí que publica periódicamente estas cifras en sus informes de situación de COVID-19 en España. Hasta el informe 105 del ISCIII, con fecha a 17 de noviembre —antes de la catalogación de ómicron como variante de preocupación—, se notificaron 12.930 reinfecciones desde que se comenzó a publicar esta estadística (12 de mayo de 2021). El último informe, el 114, fechado a 19 de enero, refleja que se han notificado 99.319 reinfecciones desde el inicio de esta estadística, o lo que es igual, 86.389 reinfecciones entre mediados de noviembre y la tercera semana de enero.
En otros países también se da esta situación en la que la estadística de reinfecciones ha crecido en los meses después de declarar ómicron como variante de preocupación. El informe semanal de vigilancia de la COVID-19 y la gripe de Reino Unido, por ejemplo, refleja que a 18 de noviembre se habían identificado 72.264 posibles reinfecciones en Inglaterra desde el inicio de la pandemia; mientras que el informe del 20 de enero de 2022 aumentaba esta cifra hasta las 425.890 posibles reinfecciones en Inglaterra. Otro ejemplo: en el estado de Nueva York se han notificado desde el inicio de la pandemia hasta el 16 de enero 169.764 reinfecciones, el 82% de ellas (139.235) notificadas desde el 13 de diciembre.
No obstante, hay que aclarar que los datos que se están publicando son aglutinados de casos de reinfección posible, probable y confirmada. La diferencia es que, mientras las dos primeras requieren dos pruebas diagnósticas que confirmen cada infección (una PCR o un antígenos), la tercera sí que requiere una secuenciación genética del coronavirus, una técnica que requiere herramientas de laboratorio complejas y caras, por tanto, menos accesibles. Esta secuenciación permitiría conocer la variante del coronavirus responsable de la reinfección, pero el número de reinfecciones que llegan a ser confirmadas es escaso (del 1,3%, según el último informe de situación del ISCIII).
Por qué ómicron tiene más riesgo de infección
El documento de evaluación rápida de riesgo de ómicron del Centro de Control de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) recoge la evidencia que hay a 18 de enero de 2022 sobre si esta variante muestra más riesgo de infectar respecto a variantes anteriores —independientemente de si es infección primera o reinfección— y a qué se deben estas características
Así, el informe recoge los datos de investigaciones completadas y en marcha que muestran que ómicron tiene más transmisibilidad que otras variantes. Esto es porque parte de las mutaciones más importantes que tiene ómicron se encuentran en la proteína S, la ‘llave’ que emplea el coronavirus para entrar al organismo a través de la ‘puerta’ (receptor ACE2) de las células. Estudios en Reino Unido muestran que estas mutaciones de la proteína S encajan mejor con el receptor ACE2; al tiempo que una investigación de la Universidad de Hong Kong, aún si revisar por pares y con modelos in vitro de vías respiratorias humanas, encontró que ómicron tenía más capacidad de infectar los bronquios humanos que la variante delta.
En cuanto al escape inmunitario, el documento del CCAES cita a diferentes estudios in vitro donde se compara la capacidad de neutralizar la COVID-19 y sus diferentes variantes en sueros de anticuerpos de diferentes perfiles de personas: con la infección, vacunados con diferentes vacunas y habiendo o no dosis de refuerzo. Aunque los resultados son preliminares y difíciles de comparar entre sí, muestran que los sueros de todos los pacientes tenían menos capacidad de neutralizar a ómicron en comparación con otras variantes.
No obstante, la respuesta inmunitaria no es solo neutralizar la COVID-19, también está la protección contra el desarrollo de la enfermedad grave, bien por el propio virus o gracias a las vacunas. Una de las capacidades que parece tener ómicron es que se replica más fácilmente que otras variantes en las células de los bronquios —los conductos que llevan el aire de la tráquea a los pulmones— pero en los pulmones parece tenerlo más difícil para replicarse que otras variantes, lo que es compatible con una covid más leve, aunque no es lo único a tener en cuenta para valorar la gravedad.
Cómo ómicron ha demostrado mayor riesgo de reinfección en la población
Lo que los estudios observan en los modelos in vitro de laboratorio —que ómicron parece tenerlo más fácil para infectar— no tiene por qué replicarse automáticamente en el mundo real y a escala poblacional, y tiene que demostrarse también que esto sucede en personas que se han recuperado del virus.
Este fue el caso para las variantes beta y delta, en las que se observó en un estudio aún no revistado por pares en Sudáfrica con muestras de sangre de casi 2,8 millones de personas que estas variantes mostraban un mayor riesgo de infección primaria, pero no de reinfección. Para ómicron, este mismo estudio sí que se encontraba un mayor riesgo de reinfección.
Por último, una investigación del Imperial College de Londres, que empleó los datos de personas que habían dado positivo en Reino Unido confirmado por PCR entre el 29 de noviembre y el 11 de diciembre —cuando en este país convivían mayoritariamente las variantes delta y ómicron del coronavirus—, incluyendo aquellas personas a las que se les podía confirmar que se habían infectado con ómicron (mediante secuenciación genética o un ‘marcador’ en la PCR que únicamente producía ómicron). Así, el estudio mostró a escala poblacional que ómicron tiene capacidad de evadir la inmunidad otorgada por las vacunas e infecciones de COVID-19 anteriores y estimó que el riesgo de reinfección con la variante ómicron es 5,4 veces mayor que el de la variante delta.
La aparición de nuevas variantes aumenta el riesgo de reinfección
Todos los virus, incluido el SARS-CoV-2, mutan constante y progresivamente. Estos cambios pueden desencadenar la aparición de nuevas variantes que pueden presentar nuevas características y riesgos para la población, entre ellos, el riesgo de reinfección, según explican los CDC de Estados Unidos.
El CCAES actualizó este 24 de enero su informe sobre la situación epidemiológica de las variantes del coronavirus en las que recoge cuáles son las principales variantes que circulan en España y qué características muestran. De ómicron se recoge que tiene mayor capacidad de escape inmunitario que otras variantes previas, mayor transmisibilidad y cursan casos con menor gravedad; mientras que de delta, que era predominante hasta diciembre de 2021, mostraba que era más transmisible que alfa y disminuía ligeramente la efectividad de la vacuna.
Una manera efectiva de disminuir el riesgo de reinfecciones es, precisamente, poniendo obstáculos a la capacidad del virus para que mute: con medidas de prevención del contagio —mascarilla, distancia interpersonal, ventilación e higiene de manos—, que son eficaces para todas las variantes de este coronavirus, y con la vacunación. De ahí la petición de organizaciones sanitarias internacionales como la OMS o Médicos Sin Fronteras de esforzarse en estrategias de vacunación globales, para todas las personas del planeta, para que el coronavirus no encuentre grandes poblaciones sin vacunar entre las que puede mutar con más facilidad.
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