Se difunde un vídeo de Fredy Portillo, médico ortopedista de Honduras que ya ha difundido otras desinformaciones sobre la COVID-19, en el que dice que la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer tiene un componente que produce cáncer y otro que es neurotóxico. Nos habéis preguntado por este vídeo a través de nuestro chatbot de WhatsApp (+34 644 229 319).
Portillo menciona el "6-hexano" y el "n-butilo" haciendo referencia a los componentes n-hexano y la nitrosamina N-butilo-N-(4-hidroxibutilo), que sí son tóxicos. Pero estos no forman parte de la lista de ingredientes de la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer. Lo que ocurre es que en el nombre químico de uno de los lípidos de la vacuna, el ALC-0315, aparecen dos palabras que recuerdan a estos dos componentes. No obstante, eso no significa en ningún caso que en la vacuna haya ingredientes tóxicos o que el lípido lo sea.
Además, el médico hondureño hace otras afirmaciones falsas en el vídeo, como que del 20 al 30% de los vacunados van a morir en tres o seis meses. Se trata de una predicción que ya circuló hace meses, que no se ha cumplido y de la que ya os hemos hablado en Maldita.es.
Esta verificación ha sido realizada en el marco del proyecto #VacúnaTE que Maldita.es y la agencia de noticias Servimedia desarrollan contra la desinformación sobre las vacunas de la COVID-19 con el apoyo de Google News Initiative.
La vacuna de Pfizer contra la COVID-19 no contiene los dos componentes que menciona Portillo en el vídeo
Fredy Portillo asegura en el vídeo que uno de los componentes de la vacuna de Pfizer, el "6-hexano", se utiliza para producir cáncer en animales de laboratorio. Y que otro, el "n-butilo", se utiliza como neurotóxico y es derivado del petróleo.
Pero el "6-hexano" y el "n-butilo" no son componentes que existan en la naturaleza, según explica Roger Solanas, farmacéutico y experto en ensayos. Lo que hace Portillo es relacionar estos nombres a los componentes n-hexano y la nitrosamina N-butilo-N-(4-hidroxibutilo), que no están presentes en la vacuna. Además, los describe al revés.
La nitrosamina N-butilo-N-(4-hidroxibutilo), según el Instituto Nacional de Cáncer (NCI) de Estados Unidos, es una sustancia que se usa en investigación de cáncer para causar tumores de vejiga en animales de laboratorio. Mientras, el n-hexano es un líquido que se elabora a partir del petróleo, que tiene múltiples usos industriales y que puede ser nocivo para la salud dependiendo de la dosis, la duración y la forma en la que se entra en contacto con esta sustancia, según la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATSDR) de EEUU. Por ejemplo, ha causado trastornos neuropáticos en trabajadores que lo usan y que lo respiran habitualmente.
Pero estos componentes no forman parte de la lista de ingredientes de la vacuna de Pfizer contra la COVID-19, como podemos comprobar en la la ficha técnica de Comirnaty, publicada por la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
Portillo vincula estas dos sustancias tóxicas con la vacuna de Pfizer porque en el nombre químico de uno de los cuatro lípidos de la vacuna, el ALC-0315, aparecen las palabras "4-hidroxibutil" y "hexano-6", que son similares a los nombres del N-butilo-N-(4-hidroxibutilo) y el n-hexano (a los que Portillo hace referencia en el vídeo como "6-hexano" y "n-butilo"). Pero esto no significa que estos componentes estén presentes en la vacuna.
Los lípidos, como el ALC-0315, son "pequeñas partículas de grasa que se utilizan en las vacunas de ARN mensajero para ayudar a transportar el ARNm a las células humanas sin que se degrade", según explicaba la EMA a Maldita.es.
Pero el hecho de que en el nombre químico de este lípido haya palabras similares a dos componentes tóxicos y cancerígenos no significa que estos estén presentes en la vacuna. Según Roger Solanas, la similitud entre los nombres se debe simplemente al método que se utiliza para nombrar las moléculas orgánicas.
En este sentido, Adolfo Bastida Pascual, catedrático de Química Física y profesor en Universidad de Murcia (UM), indica que estas nomeclaturas ("4-hidroxibutil" y "hexano-6") no tienen relación con los compuestos que se han utilizado para obtener el lípido, sino que "son meros convenios para nombrar a la molécula", al lípido, independientemente de cómo se haya sintetizado.
En cualquier caso, aunque para sintetizar el lípido se hubiera utilizado la nitrosamina y el n-hexano, el lípido no tendría propiedades tóxicas o cancerígenas. Raúl Rybertt, químico farmacéutico chileno, explica que en química "hay muchas moléculas que se forman uniendo varias moléculas de distintos componentes y que, al unirse, forman un compuesto distinto que no tiene las características de sus integrantes, sino que tiene sus características propias". De este modo, el lípido "no tiene acción tóxica para el organismo" y, además, la cantidad que se encuentra en una vacuna "es insignificante y no representa peligro para la salud humana".
Lo mismo afirma Rubén Prieto Díaz, farmacéutico e investigador en química médica en la Universidade de Santiago de Compostela (USC). "En mi trabajo actual investigamos sobre nuevos fármacos anticancerígenos y para producirlos usamos sustancias cancerígenas como es el hexano, diclorometano, metanol, etc., y los compuestos que producimos no presentan ninguna toxicidad probada", señala. Además, el investigador recalca que cualquier medicamento para uso humano debe pasar unos estrictos controles de toxicidad y seguridad.
En la misma línea, Salvador Bergoñón Fuster, experto en investigación clínica y epidemiológica y profesor en el departamento de Farmacología de la Universidad de Barcelona, afirma que si "las partes por separado son cancerígenas, la molécula final, el lípido, no tiene porqué heredar esas propiedades". Además, destaca que lo importante es que nuestro organismo no puede "romper" el lípido en sus diferentes partes, sino que se trata de una sola molécula.
Otras afirmaciones falsas de Fredy Portillo
En el vídeo, Fredy Portillo afirma que del 20 al 30% de los vacunados morirán en los primeros 3 o 6 meses. Esta predicción no es nueva, se difunde desde marzo de 2021 y en Maldita.es ya os hemos explicado que no se ha cumplido.
El médico ortopedista también señala que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EEUU han informado de que la vacuna produce miocarditis, y que se va a dar "en un 20% o 30% de los pacientes vacunados".
Pero los CDC indican que los casos de miocarditis (inflamación del músculo cardíaco) y pericarditis (inflamación de la membrana que rodea el corazón) tras la vacunación son "poco frecuentes". A fecha del 13 de octubre, el Sistema de Notificación de Reacciones Adversas a las Vacunas (VAERS) de EEUU ha recibido 1.638 notificaciones de miocarditis o pericarditis entre personas de 30 años o menos que recibieron una vacuna contra la COVID-19. "A través de seguimientos, incluidas las revisiones de historias clínicas, los CDC y la FDA confirmaron 945 informes de miocarditis o pericarditis. Los CDC y sus socios están investigando estos informes para evaluar si existe una relación con la vacunación contra el COVID-19", señalan.
Si tenemos en cuenta que, a fecha del 20 de octubre, se han vacunado más de 219 millones de personas en el país, los casos confirmados de miocarditis o pericarditis (945) son muy pocos en comparación y no representan el 20% o 30% de los vacunados, como dice Portillo, sino el 0,00043%.
Además, este médico hondureño ya ha difundido otras desinformaciones sobre la COVID-19 que han sido verificadas por AFP Factual, Animal Político de México o La República de Perú, medios que forman parte de la International Fact-Checking Network (IFCN) al igual que Maldita.es.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes los malditos Raúl Rybertt, Salvador Bergoñón Fuster, Roger Solanas, Rubén Prieto Díaz y Adolfo Bastida.
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