¿Cuánto puede durar la erupción?
En principio, es imposible calcular cuánto puede durar una erupción volcánica. Las autoridades y el personal científico se limitan a seguir la evolución del volcán. Según explica en esta entrevista en la Radio Televisión Canaria el catedrático de Geología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), José Mangas, el equipo de geólogos y vulcanólogos se encuentra “realizando numerosos estudios de sísmica, geodesia (cuánto se ha levantado el terreno), composición de gases y del magma”, elementos que pueden dar una pista de la duración de la erupción.
“El problema está en la recolección del material y su análisis. Aquí en Canarias o lo analiza la Universidad de La Laguna, o lo mandamos a la península [ibérica] o a Canadá, lo que significa uno o dos días para conocer la composición del magma”, agrega.
El presidente de Canarias, Ángel Victor Torres, explica en esta entrevista de RNE que este nuevo volcán tiene bastante magma. “Las deformaciones de la superficie, incluso después de la erupción, seguían siendo importantes, lo que indica que hay bastante magma que tiene que salir a la superficie y, por lo tanto, no será una erupción corta”.
¿Tiene alguna relación esta erupción con el cambio climático?
Según detalla Nahúm Méndez, profesor de Secundaria y divulgador de geología terrestre y planetaria (en Twitter: @GeólogoEnApuros), el calentamiento global y el cambio climático “no tiene nada que ver con esta erupción". "Esta erupción es únicamente causada por la naturaleza volcánica de la isla y el contexto geológico en el que se encuentra".
Las Canarias son un archipiélago de origen volcánico: se han ido formando por el magma procedente del interior de la Tierra, que va ascendiendo a través de grietas o fracturas en la corteza del océano Atlántico y se va acumulando y sedimentando hasta emerger sobre el nivel del mal. Esta actividad volcánica no ha concluido en La Palma, como evidencia esta erupción y la del Teneguía en el año 1971.
¿Ha provocado esta erupción un tsunami que llegará hasta América?
El Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo Volcánico de Canarias (PEVOLCA) y el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) ya han descartado la posibilidad de que una erupción volcánica en La Palma pueda causar una alerta de tsunami en la otra orilla del océano Atlántico.
Esta hipótesis no es nueva y parte de un artículo publicado en 2001 en la revista Geophysical Research Letters en el que valoraba la posibilidad de que el flanco de Cumbre Vieja colapsara por la actividad sísmica y volcánica y provocara una alerta de tsunami. “Para que se diera esto, tendrían que darse simultáneamente un terremoto de magnitud muy alta junto con una erupción con alto índice de explosividad”, cosa que no se está cumpliendo en esta erupción, “o bien que el edificio volcánico actual alcanzara en su crecimiento natural al menos más de 1.000 metros sobre la máxima elevación actual, por lo que tendrían que transcurrir más de 50.000 años”, explicó el Involcan en 2017.
¿Cómo afectan al cambio climático las emisiones de las erupciones?
Las erupciones volcánicas explosivas que emiten una gran cantidad de gases de azufre en la estratosfera son una de las formas más importantes que pueden hacer variar el clima del planeta en poco tiempo. Según explica este artículo científico publicado en agosto de 2021 en Nature Communications, los aerosoles (partículas que están suspendidas en el aire) de sulfato que producen los volcanes permanecen entre uno y tres años en la estratosfera, dispersan la luz solar, provocan un forzamiento radiativo negativo (esto es, que el planeta pierde parte de la energía que recibe del Sol, creando como una especie de ‘parasol’ en la atmósfera) y enfrían la superficie.
Esto ocurre en erupciones volcánicas a gran escala, que emiten en torno a 10 megatones (10 millones de toneladas) de dióxido de azufre (SO2) y con un índice de explosividad volcánica (escala en la que se mide la magnitud de la erupción volcánica) superior a 5. Hasta el momento, el volcán en La Palma ha emitido entre 6.000 y 9.000 toneladas de este gas en su primera jornada, y entre 7.997 y 10.665 toneladas durante la segunda, según Involcan. Según valora a Maldita.es David Suárez, delegado territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), “si esta erupción no es muy prolongada en el tiempo ni la cantidad de emisiones es tan elevada, no va a tener un efecto [en el clima] a largo plazo”. Como ejemplo, Suárez menciona el descenso de la actividad humana durante los confinamientos mundiales por la COVID-19, que no tuvieron un efecto en las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los gases principales que emanan de una erupción volcánica son vapor de agua (casi el 80 % del total), dióxido de carbono (CO2), dióxido de azufre y ácido sulfhídrico (H2S, con su característico olor a huevos podridos). En mucha menor proporción, dihidrógeno (H2), cloro (Cl) y flúor (F). Sin embargo, la cantidad de CO2 que emiten los volcanes cada año es hasta 60 veces menor que las producidas por la actividad humana, según las estimaciones de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos y recopilando artículos científicos que miden las emisiones de dióxido de carbono volcánicas.
¿Volverá activo a otros volcanes como el Teide?
Según el Servicio Geológico de los Estados Unidos, no existe evidencia científica que afirme que una erupción volcánica pueda activar otro volcán. Sí que existen pocos ejemplos históricos de erupciones simultáneas de volcanes a menos de 10 kilómetros de distancia, pero es complicado determinar si el inicio de uno causó la erupción del otro. Tal y como afirma Nahúm Méndez y explica en este artículo la revista de divulgación científica Discover, la mayoría de sistemas volcánicos son independientes y no están conectados entre sí.
Sí que puede darse el caso de que la boca de un volcán individual forme parte de un sistema volcánico más amplio y se produzcan erupciones simultáneas en varios puntos. Este fue el caso de Tavurvur y Vulcan, dos conos volcánicos que estallaron en 1994 en Papúa Nueva Guinea y que pertenecían al mismo sistema conocido como Caldera de Rabaul. El Servicio Geológico estadounidense precisa que no fue uno el que “activó” al otro, sino que el magma busca emerger a la superficie a través de varias chimeneas.
¿Se pueden ‘apagar’ los volcanes?
Tras la erupción del volcán de Cumbre Vieja, en la isla de La Palma, se ha viralizado el fragmento de un vídeo en el que la meteoróloga de laSexta Isabel Zubiaurre le pide a un experto consejos sobre "cómo se apaga un volcán". Como hemos desmentido en Maldita.es, dicho vídeo está cortado y Zubiaurre precisa que la pregunta no era “cómo se apaga un volcán”, sino “cómo se apagan los posibles incendios que se puedan producir a su alrededor”. Ahora bien, ¿es posible ‘apagar’ un volcán? Respuesta rápida: no.
Este artículo en CNN recopila algunos intentos históricos de poblaciones intentando detener el flujo de lava, ya sea diseñando barreras artificiales o bombardeando el canal de magma. Todos fracasaron. Benjamin Andrews, director del Programa de Volcanismo Global del Instituto Smithsonian, explica que la lava es “más densa que el cemento” y que no tiene ningún sentido instalar muros al paso de la lava, ya que acabará derribándolos sin problema. En el mejor de los casos, el experto cita que sí se podría desviar el flujo, pero no detener: “Esto conlleva el dilema de que, si redirijo el flujo para proteger mi casa, acabará afectando la de otra persona. Por eso, los flujos de lava por lo general no se desvían”.
En el caso de los intentos de bombardear un volcán para desviar el flujo de la lava, se cita la erupción del Mauna Loa en 1935. El teniente coronel del ejército estadounidense George S. Patton ordenó bombardear la chimenea del volcán para que la lava no afectara a la ciudad hawaiana de Hilo. Esta operación se consideró por entonces un éxito, ya que seis días más tarde la lava dejó de fluir. No obstante, las revisiones científicas posteriores y el Servicio Geológico de Estados Unidos cuestionan si las bombas tuvieron algún efecto sobre la erupción.
¿Qué pasará cuando la lava toque el agua del mar?
Al estar el volcán en una isla y ocurrir la erupción a pocos kilómetros del mar, se espera que la colada de lava llegue al océano Atlántico. Cuando la lava toque el mar se producirá el fenómeno conocido como laze (acrónimo de lava y haze, neblina en inglés), explica a Maldita.es David Suárez, delegado territorial de la Agencia Española de Meteorología (AEMET) en Canarias. La combinación del agua marina y la lava “producirá la liberación de vapores y gases. Se puede producir lluvia ácida y contaminación del aire”. Respecto a la lluvia ácida, el 20 de septiembre la AEMET consideró "poco probable en estos momentos" que se produzca lluvia ácida en zonas pobladas aunque tampoco descartaba esa hipótesis.
Por su parte, Luis Somoza, geólogo y vicedirector científico del IGME-CSIC, explicaba a Maldita.es en nuestra emisión de Twitch dedicada a la erupción del volcán de La Palma que cuando la lava llega al mar, se suele formar una especie de delta haciendo que, de alguna forma, aumente la costa. “Si llega, visualmente va a ser formidable, porque toda la lava cae al mar, se enfría y es un espectáculo”, pero también puede tener consecuencias, como la emisión de gases. Al llegar la lava al agua, se enfría bruscamente y se fragmenta de forma violenta mientras que el agua se vaporiza instantáneamente, señala a Maldita.es José María Cebriá, vicedirector del Instituto de Geociencias de Madrid (CSIC-UCM). *
El agua del mar contiene 35 gramos de sales como el cloruro, el sodio, el azufre, el bromo y el flúor por cada litro de líquido, aclaró a eldiario.es el catedrático de Geología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), José Mangas. Al llegar la lava al mar, el agua se evapora “y se forman grandes columnas de humo ricas en ácido clorhídrico y fluorhídrico, que son corrosivas para las personas”. La lava libera además otros gases antes y tras llegar al mar como el dióxido de azufre y el dióxido de carbono, aclara Cebriá. * De hecho, en 1971, en la última erupción en La Palma, al menos una persona murió intoxicada por los gases en la costa.
Al llegar al océano, se libera un intenso olor a azufre “que puede afectar al sistema respiratorio, por lo que conviene estar lejos", contaba también a eldiario.es Magdalena Santana, catedrática de Oceanografía Química de la ULPGC y que fue testigo de la erupción submarina del volcán de El Hierro en 2011. La llegada de una sustancia tan caliente como la lava también genera una humareda blanca y burbujeo en el mar, aclaraba Santana.
En el caso de El Hierro, la erupción dañó el ecosistema marino en un comienzo por la alta concentración de gases nocivos y volvió el agua mucho más ácida al emitir dióxido de carbono, entre otros componentes. Por su parte, el hierro y el manganeso disminuyeron la cantidad de oxígeno disuelto en el océano, según la oceanógrafa.
Santana declaró a eldiario.es que las consecuencias en la costa de La Palma "no serán tan radicales" porque "en El Hierro, la lava salió directamente en el mar y todos los gases se liberaron inicialmente en la columna de agua. En La Palma, viene de la tierra al mar y ya está desprendiendo gases directamente hacia la atmósfera. Por eso, puede que ni el cambio de pH (acidez) ni las condiciones sean tan extremas, a excepción de la zona limítrofe, muy próxima (a la zona donde el río de lava se junte con el océano), pero no lo podemos decir con seguridad".
¿Qué contiene la nube de gases y cenizas emitida por el volcán?
La erupción del volcán ha producido inicialmente una gran columna o nube, a la que nos referimos coloquialmente como nube de cenizas. Pero el nombre técnico de esta nube que sale del volcán es de nube eruptiva, definida por el glosario de términos volcánicos del Instituto Geográfico Nacional (IGN) como la columna de gases, cenizas y material fragmentado que se lanza en la atmósfera durante una erupción.
Esta columna de material ascendente está compuesto principalmente de gases (sobre todo vapor de agua, dióxido de carbono, dióxido de azufre y ácido sulfhídrico) y de material más fino, partículas denominadas genéricamente piroclastos. Pero hay distinciones entre ellas y se diferencian por su tamaño, composición y por su dinámica de deposición. Estos piroclastos, además, proceden de la fragmentación del magma y entre ellos se incluyen las cenizas, aclara el IGN en su web.
¿Pero qué son las cenizas? Son partículas muy finas de roca pulverizada que se emiten durante una erupción volcánica, miden menos de 2 milímetros de diámetro y pueden ser sólidas o líquidas, según el IGN, que además las considera unos de los peligros más frecuentes de las erupciones volcánicas. "Su composición es similar a la de la lava emitida y por tanto está compuesta por fragmentos de vidrio volcánico y minerales. Es un material muy abrasivo y no conviene respirarlo ya que resulta nocivo para el ser humano. En general si la exposición no es alta ni prolongada en el tiempo, produce irritación en ojos y garganta", aclara a Maldita.es José María Cebriá, vicedirector del Instituto de Geociencias de Madrid (CSIC-UCM). *
No obstante, sí se puede formar un flujo de cenizas como tal, que el glosario define como una mezcla de gases y de fragmentos de rocas, de los cuales la mayoría tienen tamaño de cenizas, que salen de la boca de erupción en forma de un flujo turbulento de altas temperaturas que se mueve rápidamente independientemente de la topografía.
Primera fecha de publicación de este artículo: 20/09/2021