Se ha publicado en medios de comunicación que Israel ha detectado que la llamada "variante sudafricana" podría ser resistente a la vacuna de Pfizer y BioNTech. Se hacen eco de un estudio preprint desarrollado en este país que muestra que hay un mayor porcentaje de individuos infectados con esta variante entre las personas vacunadas que entre las no vacunadas. Esto sugiere que la cepa sudafricana puede "escapar" a la vacuna.
Pero los propios autores puntualizan varios datos a tener en cuenta a la hora de interpretar los resultados. La muestra de la cepa sudafricana en el estudio fue muy pequeña, se detectaron 11 casos en total, entre las 800 personas que participaron en el estudio. Y, en general, hay una baja prevalencia de esta variante en Israel. Además, no se detectó ningún caso con esta variante transcurridos 14 días tras la aplicación de la segunda dosis de la vacuna.
Os explicamos qué dice el estudio, cuáles son sus limitaciones y qué interpretaciones hacen los investigadores.
Esta verificación ha sido realizada en el marco del proyecto #VacúnaTE que Maldita.es y la agencia de noticias Servimedia desarrollan contra la desinformación sobre las vacunas de la COVID-19 con el apoyo de Google News Initiative.
Lo que dice el estudio
El estudio ha sido desarrollado en Israel por el Instituto de Investigación Clalit y la Universidad de Tel Aviv y es un preprint. ¿Qué significa este término? Que no ha pasado la necesaria revisión previa a ser publicado en una revista científica. Esto no invalida sus conclusiones pero sí hace necesario tomarlas con cautela.
Dicho esto, los autores del estudio comentan que existe la preocupación de que las vacunas contra la COVID-19 no sean efectivas frente a las variantes de preocupación (VOC, por sus siglas en inglés) del SARS-CoV-2. Y lo que hacen en esta investigación es ver si hay una mayor incidencia de la "variante británica" (B.1.1.7) y de la "variante sudafricana" (B.1.351) en personas vacunadas que se infectaron en comparación con personas no vacunadas.
En el estudio participaron 400 miembros de Clalit Health Services (CHS), una organización de servicios de salud en Israel, que se vacunaron con Pfizer y que tuvieron posteriormente una infección por SARS-CoV-2, tanto sintomática como asintomática. Recordemos que las personas vacunadas pueden infectarse y dar positivo en un test de COVID-19, como ya os explicamos en Maldita Ciencia, aunque la vacuna sí protege de la enfermedad y los síntomas graves.
A estas 400 personas se las dividió en dos categorías:
1. Personas que dieron positivo en una prueba PCR entre 14 días después de la primera dosis y una semana después de la segunda. Es decir, personas "parcialmente vacunadas".
2. Personas que dieron positivo en una PCR al menos una semana después de recibir la segunda dosis. Es decir, personas "completamente vacunadas".
A cada vacunado se le emparejó en el estudio con una persona no vacunada del grupo de control con características demográficas similares (fecha de PCR, edad, sexo, sector étnico y ubicación geográfica). Así que, en total, participaron 800 personas.
Los resultados principales del estudio fueron dos. Hubo una mayor incidencia de la variante británica entre los vacunados de la primera categoría, los "parcialmente vacunados", en comparación con los no vacunados. Mientras que hubo una mayor incidencia de la variante sudafricana entre los vacunados de la segunda categoría, los "completamente vacunados", en comparación con los no vacunados. Lo podemos observar en el siguiente gráfico del estudio:
Pepe Alcamí, virólogo del Instituto de Salud Carlos III, explica a Maldita Ciencia que este estudio de Israel muestra que la proporción de la variante sudafricana en pacientes vacunados es superior a la esperada, al compararla con la del grupo de control. Y, según el virólogo, esto "sugiere" que la variante sudafricana "escapa" a la vacuna y que es la que puede infectar a los vacunados "al ser más resistente a los anticuerpos".
Las limitaciones del estudio
Los autores del estudio advierten de que hay que tomar sus interpretaciones sobre la eficacia con cautela: "El diseño de nuestro estudio no pretendía deducir la eficacia de la vacuna contra ninguna de las variantes, ya que observamos las VOC [las variantes] condicionadas a la infección, y no medimos las tasas absolutas de infección en la población vacunada o de control. Por lo tanto, solo podemos especular con cautela sobre la eficacia de la vacuna contra las cepas B.1.1.7 y B.1.351".
También destacan otros datos a tener en cuenta:
Se detectaron muy pocos casos de la variante sudafricana en el estudio y la prevalencia de esta en Israel es muy baja
En el estudio, los autores advierten del pequeño tamaño de la muestra de la variante sudafricana. En concreto, se detectó un caso de esta variante entre los "parcialmente vacunados", frente a otro caso en el grupo de control. Entre los "completamente vacunados" se detectaron ocho casos, frente a uno solo en el grupo de control. Recordemos que, en total, participaron 800 personas en el estudio, por lo que los casos de esta cepa fueron muy pocos.
Según los investigadores esto se debe, por un lado, a la baja prevalencia de esta variante en Israel. Según datos del Ministerio de Salud del país, supone alrededor del 1% de todos los casos. Por otro lado, se debe al "aumento dramático de la frecuencia" de la variante británica.
Sonia Zúñiga, viróloga e investigadora de coronavirus en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), nos explica que con tan pocos casos detectados se necesita más investigación para concluir definitivamente que la variante sudafricana es resistente a la vacuna de Pfizer.
No se detectaron casos de la variante sudafricana transcurridos 14 días desde la segunda dosis
Adi Stern, profesora de la Shmunis Schoool of Biomedicine and Cancer Research de la Universidad de Tel Aviv que ha participado en el estudio, ha explicado en un hilo de Twitter los resultados del estudio. Entre otras cosas, asegura que no se detectaron casos de la variante sudafricana transcurridos 14 días desde la segunda dosis.
"Creemos que esta reducción de la eficacia ocurre sólo en un corto período de tiempo (no hay casos de B.1.351 14 días después de la segunda dosis), y que la variante SA [sudafricana] no se propaga de manera eficiente. Por lo tanto, ¡una razón más para vacunarse y reducir los casos a cero!", manifiesta Stern:
6. We think that this reduced effectiveness occurs only in a short window of time (no B.1.351 cases 14+ days post 2nd dose), and that the S.A. variant does not spread efficiently. Thus, even more of a reason to get vaccinated and drive down cases to zero!
— SternLab (@SternLab) April 10, 2021
Estudian los casos en periodos en los que no se ha alcanzado aún el "óptimo de protección" de la vacuna
Sonia Zúñiga explica que en esta investigación estudian los casos "una semana después de la segunda dosis, o entre la primera y la segunda", es decir, "cuando no se ha alcanzado aún el óptimo de protección".
En el propio artículo los autores indican que los vacunados de la segunda categoría, los "completamente vacunados", "pueden haber sido infectados antes de que se estableciera por completo la inmunidad del refuerzo, por lo que es posible que la inmunidad mejorada del refuerzo, que se desarrolla con el tiempo, pueda prevenir de manera más eficaz la infección con la variante B.1.351".
La variante británica "bloquea" la difusión de la variante sudafricana
Adi Stern afirma en el comunicado de la Universidad de Tel Aviv que la baja prevalencia en Israel de la variante sudafricana es un buen dato: "La baja prevalencia es alentadora (...) significa que incluso si la variante sudafricana atraviesa la protección de la vacuna, no se ha extendido ampliamente entre la población, a diferencia de la variante británica, que actualmente representa una gran proporción de casos de COVID-19 en Israel. Una posible explicación es que la amplia difusión de la variante británica está bloqueando la difusión de la variante sudafricana".
En la misma línea, el virólogo Pepe Alcamí nos dice que "si la variante británica se transmite mejor que la sudafricana, paradójicamente, sería bueno para nosotros porque 'ocuparía el espacio' (...) y disminuiría la proporción de pacientes que se se infectan por la variante africana". Es bueno porque la variante británica sí "es susceptible a los anticuerpos inducidos por las vacunas", según el experto. Esto mismo se señala en la investigación: "La incidencia de B.1.351 en Israel hasta la fecha sigue siendo baja y la eficacia de la vacuna sigue siendo alta contra B.1.1.7, entre los que están completamente vacunados".
La vacunación y las medidas de prevención son claves para frenar la propagación de la variante sudafricana
Los autores del artículo afirman que dada la baja prevalencia de la cepa sudafricana en el país es posible que la efectividad de la vacuna junto con las "intervenciones no farmacéuticas" - las medidas de prevención como la mascarilla - sigan siendo "suficientes" para prevenir la propagación de esta variante que podría ser "resistente" a la vacuna. Además, señalan que también es posible que la variante británica supere a la sudafricana por su alta velocidad de transmisión, como hemos comentado antes.
"Nuestros resultados enfatizan la importancia de rastrear las variantes virales en un marco riguroso y de aumentar la vacunación, que concluimos es el medio más seguro y eficaz de prevenir la propagación de B.1.351 y otros posibles VOC [variantes] futuros", concluyen.
El virólogo Pepe Alcamí indica que la combinación de la vacunación masiva junto a las medidas de prevención están haciendo que "el virus circulante y las nuevas infecciones disminuyan dramáticamente" y, así, "es más difícil tener muchos casos" de la variante sudafricana. Destaca la importancia de seguir cumpliendo con las medidas para frenar la propagación de esta cepa: "Hasta que no tengamos al virus controlado por la vacunación masiva es esencial controlarlo con las medidas de prevención para evitar que la variante sudafricana o brasileña 'gane terreno' y tengamos un verdadero problema de resistencia a las vacunas".
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