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MALDITA CIENCIA

Por qué si un niño lleva una dieta equilibrada no es recomendable que tome suplementos alimenticios (y en qué casos sí es aconsejable)

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Nos habéis preguntado cuándo son recomendables o no los suplementos alimenticios en la infancia. En principio, si el niño lleva una dieta equilibrada con suficientes vitaminas, no tiene por qué tomar suplementos alimenticios e incluso pueden ser perjudiciales. Sí hay algunos casos en los que son recomendables, pero es algo que siempre debe ser valorado por un pediatra. 

Jose Manuel Moreno Villares, coordinador del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP), explica a Maldita Ciencia que hay dos tipos de suplementos. Por un lado, los de vitaminas o minerales que se emplean en caso de deficiencias. Por ejemplo, en caso de falta de hierro.

Por otro lado, están los suplementos alimenticios que pretenden sustituir complementar una comida. Estos últimos suplementos “pueden emplearse en niños con enfermedades crónicas que o bien tienen un aumento de las necesidades o no llegan a consumir una cantidad suficiente de alimento”. Por ejemplo, en el caso de “niños con una cardiopatía congénita o una insuficiencia renal crónica”.

Según Moreno, existen algunos suplementos disponibles sin receta médica pensados para niños sanos “que comen mal”. “En esta situación en pocas ocasiones está indicado el uso de suplementos alimenticios, pues en la mayoría de ocasiones es un problema conductual y que precisa un abordaje distinto”, sostiene.

Por su parte, Carmen Miranda, gastroenteróloga infantil de la Unidad de Pediatría y Adolescencia en el Hospital Ruber Internacional, cuenta a Maldita Ciencia que “una dieta variada, adecuada en cantidad y equilibrada proporciona todos los nutrientes necesarios para el normal desarrollo y mantenimiento de un organismo sano”. “Los suplementos alimenticios nunca pueden sustituir una dieta equilibrada”, asegura.

Para Mónica Herrero, vicepresidenta del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Aragón, “la infancia es un periodo crítico para el crecimiento”. “Antes de pensar que nuestro hijo necesita un suplemento, tenemos que valorar si realmente estamos dando una alimentación correcta y equilibrada”, comenta a Maldita Ciencia.

Herrero, que también es miembro del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, señala que “si el niño realiza las correspondientes tomas al día (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena), lleva un orden de horarios, sueños y ejercicios, en general no vamos a notar ninguna sintomatología para preocuparnos por su alimentación”.

Pero, según los expertos consultados, en casos puntuales sí puede ser necesario recurrir a los suplementos alimenticios. El portal Healthy Children, de la Academia Estadounidense de Pediatría, indica que para algunos niños los suplementos alimenticios pueden ser importantes. “Es posible que su hijo necesite algún suplemento de vitaminas o minerales si las prácticas alimentarias de su familia limitan los grupos de alimentos disponibles”, afirma. 

Por ejemplo, la Academia Estadounidense de Pediatría solamente recomienda que un niño siga una dieta vegana (en la que no se consumen alimentos de origen animal, como los huevos o los productos lácteos) después de consultar con el pediatra. “Hay vitaminas y minerales críticos que pueden no estar presentes en una dieta vegana, en particular la vitamina B12, la vitamina D, el hierro, la vitamina A, el calcio, el zinc y la riboflavina”, señalan en el portal Healthy Children.

Además de los niños veganos o vegetarianos, la dietista-nutricionista Beatriz Robles explica a Maldita Ciencia que pueden necesitar suplementos menores con problemas de absorción de nutrientes o alergias alimentarias o niños prematuros. El pediatra debe ser siempre quien valore el uso de este tipo de suplementos, según los expertos. 

¿Puede ser perjudicial dar suplementos a los menores que no los necesitan? El portal Healthy Children explica que “algunas vitaminas, como las vitaminas solubles en grasa, pueden representar riesgos”. “Se almacenan en los tejidos cuando se consumen en exceso, y en niveles muy altos pueden enfermar a su hijo. Las dosis altas de minerales como el zinc y el hierro también pueden tener efectos negativos si se toman por un tiempo prolongado”, indica.

Miranda confirma que aunque por lo general solo se hable de las vitaminas y minerales para referirse a su carencia, el exceso de aporte puede provocar también enfermedades (intoxicaciones). “Estos problemas son característicos de las vitaminas liposolubles (solubles en la grasa). Cuando su aporte es excesivo, quedan retenidas acumulándose en el cuerpo. Los casos más habituales son los de la intoxicación por vitamina D y por vitamina A”, afirma.

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