Nos habéis preguntado en La Buloteca si el cobre es recomendable para tratar infecciones a partir de la experiencia de una persona que dice tomar cobre como antibiótico.
Es cierto que el cobre tiene un efecto antimicrobiano, pero este se utiliza principalmente “para superficies y en agricultura para infecciones en plantas. En humanos se ha utilizado como antiséptico en soluciones antimicrobianas de uso en la piel (uso tópico) para dermatitis, o en productos de higiene bucal, aunque no es demasiado frecuente pues hay otras alternativas más eficaces”, explica a Maldita Ciencia María Molina, catedrática de Microbiología de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid.
El cobre, como otros metales, tiene propiedades antimicrobianas porque “en pequeñas cantidades y disuelto, es capaz de inhibir muchas enzimas de microorganismos. Por eso, el cobre se utiliza en el tratamiento de aguas de piscina, pues ayuda a que no crezcan algas ni otros microorganismos y da una apariencia azulada al agua de piscina que la hace agradable. Puede tener sentido su uso en pomadas o soluciones de aplicación local y tópica (es decir, superficial) para tratar una infección superficial de piel con hongos”, añade Jesús Pla, catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid.
Pero el cobre nunca se debe ingerir ni usar como antibiótico porque es tóxico a largo plazo ya que es “un metal pesado que se acumula en el organismo”, explica Víctor Jiménez Cid, catedrático de Microbiología en la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Sociedad Española de Microbiología.
“Y cuidado con el uso del término ‘antibiótico’, que en biomedicina se refiere siempre a una molécula orgánica (el cobre es inorgánico) de origen natural”, advierte Jiménez Cid. “El cobre es tóxico también para las enzimas de nuestras células, y por ello es tóxico para nuestro cuerpo. Hay varias enfermedades que se relacionan con un consumo elevado”, concluye Jesús Pla.