De todas las formas posibles de calentar la comida, utilizar el microondas se lleva la palma en cuanto a la desconfianza que produce. ¿Destruye sus nutrientes? ¿Vuelve la comida peligrosa? En este caso, nos habéis preguntado si los alimentos que calentamos en este electrodoméstico pierden antes el calor y se enfrían antes.
Esto puede ocurrir en algunos casos, pero la culpa no es del funcionamiento del microondas, sino de las circunstancias diferentes en que se calientan los alimentos en este aparato en comparación con hacerlo al fuego o sobre una placa vitrocerámica o de inducción. Te lo explicamos.
El funcionamiento del microondas se basa en el uso de ondas para transmitir energía a las moléculas de agua que hay en los alimentos. Esas ondas hacen vibrar a las moléculas, que es lo que llamamos el calor. Una vez que un alimento está caliente, el proceso por el que pierde ese calor es siempre el mismo, da igual cómo se haya calentado: por transmisión de esa energía a otros cuerpos con los que esté en contacto que estén más fríos, como por ejemplo el recipiente que los contenga, otros alimentos que tengan menor temperatura o el propio aire que los rodea.
Y aquí es donde entran en juego algunas características del funcionamiento de un microondas que pueden hacer que los alimentos pierdan antes el calor. Por un lado, porque a diferencia de las ollas puestas al fuego o las bandejas en el horno, muchos recipientes no se calientan en el microondas, por ejemplo los hechos de cerámica o de cristal. Y si el alimento está caliente pero el recipiente no, el primero pasará parte del calor al segundo. Cuando nos quemamos los dedos al sacar un vaso de leche caliente del microondas no es porque las ondas hayan calentado el vaso. Es la leche caliente la que le ha pasado parte de su calor, perdiéndolo ella misma.
Por otro lado, a diferencia de los alimentos calentados al fuego, que vamos removiendo para que el calor les llegue de forma homogénea, en el microondas el calentamiento es más heterogéneo, es decir, unas partes del alimento pueden recibir más energía que otras y por tanto calentarse más. Las partes más calientes pasan calor a las más frías, resultando en que el alimento en su conjunto queda pronto más templado que caliente.
Por último, la cantidad de comida que calentamos en el microondas suele ser menor que cuando utilizamos otros métodos, y eso también favorece la pérdida de calor: una taza de café frente a la cafetera entera, o una ración de lasaña frente a una bandeja de lasaña completa. El motivo es que estas porciones tienen más superficie en contacto con otros materiales o con el aire, a los que traspasan parte de su calor.