Se trata de una noticia científica que está causando cierta polémica por la que nos estáis preguntando: una exclusiva de The Washington Post según la cual la farmacéutica Pfizer habría ocultado que uno de sus medicamentos, un antiinflamatorio llamado Enbrel, había mostrado indicios de ser eficaz en la prevención de alzhéimer. Os contamos lo que sabemos sobre ello.
Para empezar, efectivamente esta información es una exclusiva de The Washington Post y son sus datos los únicos publicados por el momento, junto con las respuestas aportadas por la empresa a ese mismo medio, que ya han replicado medios de todo el mundo, incluidos algunos españoles. Nos hemos puesto en contacto con Pfizer para que nos resuelva algunas dudas.
Lo que ha publicado The Washington Post
Esos datos son los siguientes: que en 2015, revisando miles de expedientes de seguros médicos, investigadores de la compañía se dieron cuenta de que el consumo de Enbrel parecía reducir el riesgo de desarrollar alzhéimer en un 64%. El dato sale de una recopilación estadística de datos médicos, no de un estudio hecho para analizar este posible efecto.
¿Qué significa reducir el riesgo de alzhéimer un 64%?
¿Qué significa esa reducción del riesgo del 64%? "Cuando dices que X medicamento aumenta "en un 50 %" tu riesgo de sufrir un infarto no significa que tires una moneda y si sale cruz te da un infarto. Es un concepto epidemiológico, con poblaciones", explica Sergio Ferrer, periodista científico y biólogo.
"Quiere decir que: si en una población de gente que NO toma el medicamento, hay 1 infarto cada 100 personas, en una población idéntica que SÍ tome el medicamento, habrá 1,5 infartos cada 100 personas. Ese es el aumento de un 50% del riesgo relativo". Puedes leer más sobre la estadística detrás de los estudios sobre riesgos relativos de los medicamentos en este artículo del propio Ferrer en El Confidencial.
Ni sigue investigando ni publica los resultados
De nuevo según lo publicado hasta ahora, los investigadores de Pfizer pidieron a la compañía llevar a cabo una investigación que analizase el potencial de utilizar Enbrel como documento para la prevención del alzhéimer, pero después de considerarlo, en 2018 Pfizer decidió no hacerlo. Según sus cálculos, el estudio clínico necesario habría tenido un coste de 80 millones de dólares.
Antes de eso, en 2015, ya habían realizado (y publicado) un pequeño estudio preliminar para analizar si pacientes de alzhéimer toleraban bien la inyección de este medicamento y si resultaba seguro, concluyendo que sí lo era pero que eran necesarias más investigaciones al respecto. En esta investigación no se analizó su posible efectividad.
Pero más allá de eso, Pfizer guardó la información de la que disponía en ese momento y no la hizo pública.
Las críticas a Pfizer
Existen dos críticas principales por este tema a la farmacéutica. La primera es por qué no continuó adelante con la investigación, teniendo en cuenta la cantidad de pacientes con alzhéimer que podrían haberse beneficiado de ello.
La segunda es por qué no hizo públicos los resultados para que otros investigadores pudiesen seguir esta línea de investigación en caso de considerarlo interesante.
La noticia cuenta que, si bien la compañía asegura que las motivaciones de estas decisiones fueron científicas (ahora pasaremos a explicarlas), en realidad podría haber habido incentivos económicos detrás, básicamente la pronta caducidad de la patente de esta molécula y el hecho de que Pfizer había anunciado el desmantelamiento de la unidad de investigación neurocientífica en esas mismas fechas.
Lo que Pfizer ha respondido
Maldita Ciencia se ha puesto en contacto con Pfizer que nos ha dicho lo siguiente: "la noticia no describe con exactitud nuestra estrategia para la toma de decisiones basada en la ciencia", asegurando que la decisión de no realizar un ensayo clínico ni publicar los datos estadísticos que ya tenían "se fundamentó, ante todo, en razones científicas y no sobre la idea de incentivos financieros como la noticia parece implicar".
Sus argumentos van en la línea de los que ya aparecen el reportaje de The Washington Post. Por un lado, Pfizer asegura a Maldita Ciencia que decidió no continuar investigando por el complejo papel de esta molécula en la enfermedad de alzhéimer y por sus limitaciones para atravesar la barrera hematoencefálica, que es la que separa y protege al cerebro de entrar en contacto con las sustancias que circulan por la sangre, lo cual reduciría su capacidad de ejercer un efecto sobre una enfermedad neurológica como el alzhéimer (hablamos de esta barrera y de por qué es importante tenerla en cuenta aquí).
También ha explicado a Maldita Ciencia que no publicó los resultados estadísticos (más allá del pequeño estudio de 2015) porque "la divulgación de un análisis estadístico de datos de reclamaciones de seguros como éste podría dar lugar al uso no intencionado para una indicación no aprobada de un tratamiento inmunológico complejo, como Enbrel, lo que potencialmente proporcionaría una falsa sensación de esperanza a los pacientes y los pondría en riesgo".
Las dudas sobre esta noticia
Como decíamos, el tema ha generado mucha polémica, especialmente por algunas circunstancias que ocurrían en el momento en que Pfizer tomó estas decisiones, que han sembrado la duda sobre si la decisión se tomó realmente por motivos científicos o si tuvo más peso el aspecto económico.
El divulgador científico Javier Jiménez (autor de este artículo en Xataka donde amplía y profundiza en este tema) las resume en este interesante hilo publicado en Twitter.
Por un lado, que cuando Pfizer decide no avanzar en estas investigaciones se encuentra precisamente en plena operación de cierre de su área de investigación neurológica, así que si hubiese decidido llevar a cabo el estudio clínico habría tenido que revertir un movimiento que estaba costando mucho dinero y muchos despidos.
Por otro, que la patente del principio activo del Enbrel, llamado Etanercept, estaba a punto de caducar, de forma que si la investigación hubiese seguido adelante y hubiese dado resultados positivos, Pfizer no habría podido, en principio, asegurarse el control comercial sobre la misma, lo cual habría reducido mucho sus beneficios, aunque sí hay formas de prolongar la patente de un medicamento que en teoría habría podido poner en marcha.
La farmacéutica ha declarado a Maldita Ciencia que "nuestra decisión de no realizar un ensayo clínico más amplio sobre la enfermedad de alzhéimer, se fundamentó, ante todo, en razones científicas y no sobre la idea de incentivos financieros", algo que no se puede corroborar de forma independiente.