Las calles que rodean las 12 carpas blancas y los tres edificios de paredes amarillas que ahora constituyen el campamento de acogida de inmigrantes del barrio grancanario de El Lasso están silenciosas. Pero no todas las tardes del último año han sido así. Desde que se decidiera trasladar a inmigrantes recién llegados a Gran Canaria a este antiguo centro escolar a finales de 2020, manifestaciones, bulos y confrontaciones han agitado el silencio natural de esta ladera en la isla canaria.
“Buenos días, ¿alguien sabe si es verdad que en el Colegio León van a traer migrantes para alojarlos allí?”, es uno de los mensajes publicados en agosto de 2020 por una usuaria del grupo de Facebook ‘No eres del Lasso si no…’. Dos meses más tarde, en octubre de 2020, otro usuario compartía en el mismo grupo el mensaje: “Bueno pues en breve estará disponible el CP León para albergar a inmigrantes”. En diciembre de ese año, las puertas de ese antiguo centro escolar, que se cerró de manera temporal para las clases en febrero de 2018 por un motivo no relacionado con la migración, se abrieron para la acogida de inmigrantes.
“Nos han robado el colegio”, afirma Kelly García, asesora portavoz de la plataforma vecinal ‘El Lasso se Mueve’, organización constituida como asociación desde diciembre de 2021. Pero se apresura a aclarar: “La plataforma no ha salido por el tema inmigración, vamos a luchar porque el colegio vuelva a ser colegio”. Kelly García tiene 65 años y lleva en este barrio grancanario repleto de escaleras infinitas y calles empinadas, desde los 19. Según relata, con la apertura de las instalaciones como centro de acogida de migrantes, la situación en el barrio se volvió muy tensa: “La incertidumbre, el no saber, el miedo, nos van a invadir, el perder el colegio. Fue todo un cúmulo: un cóctel molotov”.
Este antiguo centro escolar estuvo abierto a la actividad docente hasta febrero de 2018 cuando, según afirma la Consejería de Educación en una respuesta parlamentaria al Grupo Popular, se derivó a los alumnos al centro Pintor Manolo Millares, a algo más de 2 kilómetros de distancia, por “un problema serio en su infraestructura”. Según afirmaron a Maldita.es desde el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, este colegio lo cerró la entonces Consejería de Educación “debido a los daños causados por las lluvias en la azotea del inmueble y la inseguridad que se generó debido a que las inundaciones habían afectado al sistema eléctrico del centro”. Aseguran que se propuso reparar y reabrir el edificio para su uso lectivo, pero que en julio de 2019, “el Gobierno de Canarias decidió cerrar el centro”.
Sólo en el año 2020, cuando se derivó este recurso a la acogida de personas migrantes, llegaron 23.271 personas de manera irregular a las islas Canarias por vía marítima, una cifra que no se alcanzaba desde 2006, cuando la isla registró 31.678 llegadas por esta vía, según cifras del Ministerio del Interior. Ante el aumento de llegadas, el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones elaboró el Plan Canarias, en el que consta la utilización de este centro para la acogida de “emergencia de inmigrantes” pero también como un “recurso estable”.
En enero de 2022 este centro ha sido desalojado y se encuentra “temporalmente en obras” para “acometer obras estructurales”, según afirman desde la Secretaría de Estado de Migraciones a Maldita.es. Además, explican que este recurso será utilizado para acogida específica de “mujeres vulnerables, familias y niños”. Las personas que estaban en él han sido derivadas al centro Canarias 50, situado a poco más de 12km de distancia, en el barrio grancanario de La Isleta.
“Cuando se abrió el recurso, al estar en una zona un poco más marginal de la isla, no por parte de toda la población pero sí algunas personas mostraron bastante rechazo a que se abriera el centro”, explica Ignacio Gutiérrez, coordinador de los centros de ayuda humanitaria de Las Palmas de la organización Cruz Blanca, que gestiona el centro de acogida de El Lasso. Este barrio es de los más pobres de la capital grancanaria, con una renta media por persona de 7.199 euros en 2019, según los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística, poco más de la mitad de la renta media de Las Palmas de Gran Canaria al que pertenece.
“Lo han venido a poner en el lugar más vulnerable”, se queja Kelly García, que explica que la situación de muchos de los vecinos es muy delicada, dependiendo en muchos casos de bancos de alimentos o de la ayuda de otros vecinos. Según señala un estudio elaborado en 2013 por el departamento de psicología y sociología de la Universidad de las Palmas, una encuesta realizada en diferentes barrios de Las Palmas indicó que el distrito 1 de esta ciudad, en el que se encuentra El Lasso, tenía “una población situada en el estrato bajo o medio-bajo con una formación que apunta hacia no tener estudios o, si acaso, estudios primarios”.
Sobre la ubicación de centros de atención de migrantes en zonas económicamente deprimidas habla el Defensor del Pueblo en su estudio ‘Migración a Canarias’. En este informe señala como punto a evitar “la concentración de grandes centros de personas migrantes, en barrios especialmente castigados por la grave crisis económica que la pandemia ha provocado en Canarias”.
Ignacio Gutiérrez, de Cruz Blanca, recuerda que al abrir las puertas de este antiguo colegio a la atención y alojamiento de personas inmigrantes, se produjeron altercados. “Hubo alguna manifestación a las puertas del colegio León, hubo alguna amenaza, alguna agresión que ya se denunció en su día”, cuenta. Explica que al inicio, con la apertura, empezaron a difundirse bulos a través de redes sociales. “Bulos de todo tipo, bastante dispares y bastante rocambolescos: desde que se había cometido una violación por parte de una persona migrante que estaba en el colegio, pasando por robos, hurtos, amenazas, agresiones”, cuenta Gutiérrez, que asegura que es falso que se produjera ninguna agresión sexual por parte de una persona alojada en el centro.
Kelly García también relata que desde la apertura del centro como lugar de acogida de migrantes se ha vinculado a estos con agresiones sexuales: “Esto parecía una guerra al principio. Decía una madre: ‘a mi hija no la mando a la calle porque la van a violar’”. En el primer trimestre de 2021, cuando se compartieron estos mensajes, los delitos contra la libertad e indemnidad sexual en la provincia de Las Palmas se redujeron en un 13,8% respecto al mismo período del 2020, según datos del Ministerio del Interior.
En esas primeras semanas tras la apertura del centro como alojamiento de personas migrantes, desde la Fundación Cruz Blanca emitieron un comunicado en el que afirmaban que se había identificado “un raudal imparable de amenazas y desinformación a través de grupos de Facebook y WhatsApp” y el “aumento del discurso de odio en la isla de Gran Canaria contra las personas migrantes, principalmente de origen marroquí”. Este comunicado, publicado el 27 de enero de 2021, denunciaba la agresión en 5 días de 7 personas residentes del centro en las inmediaciones del centro de acogida. Tres días después, el 30 de enero, se organizó una manifestación frente al centro en la que se lanzaron lemas como “es una tierra segura, una tierra con dignidad y nos la están arrebatando”. Menos de una semana después los migrantes alojados en el centro anunciaron una huelga de hambre para denunciar el "acoso" y "racismo" que sufrían en las calles del barrio y pedir que se les dejara continuar su ruta migratoria a Europa, según informaron medios como la Agencia EFE.
Casi dos meses más tarde, Javier Ortega Smith, diputado de Vox, compartió un vídeo de su visita a El Lasso asegurando que este antiguo colegio cerró para llenarlo “de inmigración ilegal”. Sin embargo, esto ocurrió casi tres años antes de su uso como alojamiento para migrantes.
La Isleta: el barrio que a pesar de los bulos se organizó para para combatir la xenofobia
El mismo día de la manifestación en El Lasso, el 30 de enero de 2021, de manera paralela, grupos de personas se congregaron en el barrio de La Isleta, también en Las Palmas de Gran Canaria. Vídeos de esta manifestación se difundieron por redes sociales como Twitter con mensajes como “concentración ciudadana en la Plaza de la Isleta, Las Palmas, Gran Canaria, residentes canarios gritan "libertad" en las calles tras sufrir agresiones, peleas, asaltos en su barrio! #YoSoyCanarias”.
“El barrio de La Isleta siempre ha sido un barrio de migrantes”, afirma Felix Alonso, presidente del Foro por La Isleta, una organización vecinal que trabaja para resolver los problemas de este barrio de Gran Canaria. Él también ha sido migrante, pero dentro del territorio español. Dejó Gran Canaria para trabajar en Madrid, como médico pediatra en el Hospital madrileño de La Paz. Según cuenta, este barrio de la capital ha tenido una migración constante desde la construcción a finales del siglo XIX del puerto de La Luz. El artículo ‘Un estudio de geografía histórica la génesis del barrio de La Isleta’, también relata que a finales del siglo XIX la mayor parte de la población del barrio era migrante.
Según cuenta Alonso, a pesar que el aumento en la llegada de inmigrantes inicialmente, en 2020, no causó rechazo entre los vecinos de La Isleta, tras la derivación de migrantes al centro de acogida acondicionado en el antiguo Regimiento de Infantería “Canarias” nº 50, ahora conocido como Canarias 50, y que algunos de estos migrantes quedaran en situación de calle se crearon conflictos con un sector del barrio: “empiezan a crearse grupos xenófobos”. Esta derivación se produjo tras la cesión del antiguo regimiento del Ministerio de Defensa al Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones a mediados de noviembre de 2020 para la utilización de este centro para el alojamiento de inmigrantes y que desde diciembre de 2020 está manejado por Cruz Roja.
“Ese espacio lo reclamamos nosotros”, explica Alonso, que cuenta que antes de que esta infraestructura fuera transferida al Ministerio de Migraciones, habían iniciado trámites para poder usarlo para fines sociales para el barrio. Según el Plan Canarias del ministerio, este centro se traspasará al Ayuntamiento de Las Palmas una vez pase la emergencia migratoria. “Cruz Roja, al que se portaba mal lo echaban a la calle. Se creó una situación en la que había muchos chavales fuera”, asegura Alonso.
Mamadou Zhar, un joven de 25 años senegalés y costurero de profesión, es uno de los migrantes que vivieron en las calles de la ciudad grancanaria. Tras llegar en patera a las costas de esta isla en 2020 y pasar por uno de los hoteles que se habilitaron para la acogida temporal de migrantes en el sur, pasó 4 meses durmiendo en la calle. Salió de esta situación gracias a una vecina del barrio de La Isleta, que le dio cobijo y ayuda para salir adelante. Ahora vive junto a un amigo.
Sin embargo, aunque su vida ha mejorado en los últimos meses, ha tenido que enfrentar ataques racistas. “Un día me fui con una guagua (autobús) y un hombre subió también: me senté al final y se sentó en frente mía (sic) y empezó a decirme tu eres un puto negro, qué haces aquí”, recuerda. Según relata, se levantó y se sentó al lado del chófer, pero no fue suficiente para que su agresor dejara de insultarle, sino que se acercó y continuó. “El chofer le dijo que si no se callaba iba a llamar a la policía”. Cuando Zhar llegó a su parada se bajó y su agresor hizo lo mismo: “Él quería pegarme pero yo hacía así con las manos”, dice mientras levanta las palmas de las manos en una señal de paz. “Me hizo sentir muy mal. Yo no quiero problemas, yo quiero trabajar, ayudar a mi madre, ayudar a mi hijo”.
No es el único que ha tenido que vivir algo así. Ousmane Gning, amigo de la infancia de Zhar y su compañero en el viaje hasta Canarias, también cuenta cómo ha sufrido agresiones verbales en el último año durante su estancia en Canarias. Él se subió a una barca que tras 11 días llegó a las costas de Gran Canaria porque no tenía trabajo como pescador. “Siempre que vamos tres o cuatro chicos juntos podemos tener problemas”, dice y explica: “Puedes entender a gente decir algo malo, como puto negro o negro de mierda”. Pero afirma que no quiere tener problemas y no contesta a estos insultos, porque él solo quiere trabajar para poder pagar las medicinas a su madre, que está en Senegal, y que tiene malaria.
Pero Zhar y Gning no sólo han conocido esa cara de la sociedad grancanaria; ambos fueron ayudados por vecinos de la ciudad de Las Palmas cuando se encontraron en la calle. “Hay una plataforma que ha tenido un impacto bastante importante aquí en la isla que ha sido Somos Red, que desde que se creó ha sido como un pilar bastante importante para la población migrante, sobre todo para las personas que se quedaban en situación de no asistencia o tenían una salida voluntaria del recurso”, cuenta Ignacio Gutiérrez, de Cruz Blanca y gestor de la acogida de migrantes en el recurso del Colegio León, entre otros. “Ellos les prestaban bastante ayuda tanto a nivel asistencial como alimenticio o de alojamiento. Esa red que se creó ha sido increíble”.
Miriam Suarez es una de las voluntarias que se unió a Somos Red en febrero de 2021 para formar esta red asistencial a personas migrantes durante la crisis migratoria que ha vivido Gran Canaria en el último año. Según explica, esta plataforma surgió para asistir a los migrantes porque se decidió dejar de utilizar los hoteles para alojarlos y muchos de ellos se quedarían en situación de calle. Fueron precisamente esos primeros meses los que recuerda como más duros, desde que se creó la plataforma hasta los meses de abril y mayo debido a la decisión de no dejar viajar a los migrantes que se encontraban en Canarias a la Península: “Las Islas Canarias se convirtieron en islas cárceles, hubo un bloqueo. Muchos tenían familia en la Península y tenían que estar aquí en la calle”.
Según recuerda, aunque durante esta época hubo muchas personas que se preocuparon por la situación de las personas migrantes, también hubo otras que se posicionaron en contra de que los migrantes estuvieran en la playa o por las calles. “Nos parece super importante explicar al resto de vecinos el motivo por el que vienen estos chicos”, explica. Este desconocimiento previo es, según afirma Suárez, el motivo por el que se difunden bulos sobre las personas migrantes: “Hay veces que preguntan si tienen pagas, es el típico bulo”.
Uno de los contenidos que circularon afirmando que los inmigrantes llegados a Canarias de manera irregular cobraban una paga fue una imagen de una factura de la empresa de transacciones Ria en la que se veía un movimiento por el importe 1.105€. Esta imagen corrió por redes sociales afirmando que era una “ayuda familiar” que “se le da a los marroquíes y senegaleses que entran ilegalmente en Canarias” por parte de las administraciones. Sin embargo, se trataba de un bulo.
“Se trata de una desinformación”, aseguraron desde la empresa Ria Money Transfer a Maldita.es, que además señaló que la compañía “no tiene ningún acuerdo con el Gobierno Español, ni el canario, ni con la Cruz Roja Española para ayudar a inmigrantes ilegales con esos montos que se exponen, ni ningún otro”. Además, tanto el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones como la Consejería de Derechos Sociales de Canarias aseguraron a Maldita.es que no le dan ningún tipo de ayuda económica a los inmigrantes irregulares, mientras que el hotel Holiday Club, que aparecía como residencia de la persona que supuestamente había recibido el dinero de la factura, declaró que es totalmente falso que los inmigrantes en situación irregular que se alojan en el hotel cobren algún tipo de dinero de instituciones. Ousmane Gning, que estuvo en el centro Canarias 50 gestionado por Cruz Roja afirma que no recibía dinero por parte de la organización.
Arguineguín: el ayuntamiento que puso autobuses para sacar de su municipio a los migrantes llegados a sus costas irregularmente
Gning y Zhar llegaron a Canarias cuando aún estaba activo el campamento en el muelle del puerto de Arguineguín. Como ellos, miles de personas pasaron por estas carpas blancas asentadas sobre el hormigón de este muelle en el municipio de Mogán, al sur de la isla canaria, entre agosto y noviembre de 2020. Durante estos meses de la crisis migratoria, esta era la primera parada de las personas que arribaban a las costas canarias, unas carpas que “llegaron a acoger a miles de personas en condiciones precarias y de hacinamiento”, según palabras del Defensor del Pueblo.
En el informe realizado por este organismo también se afirma que en en este campamento las personas “se encontraban en una situación de total hacinamiento, lo que impedía el cumplimiento de las más mínimas normas de distanciamiento social que exige la situación de alerta sanitaria en la que nos encontramos” y señaló que “tampoco se reunían las condiciones mínimas de higiene, en un lugar en el que se hacinaban el día de la visita unas 2.000 personas, sin posibilidades de acceso físico de los servicios de limpieza”.
En noviembre de 2020 el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska aseguró que “en el muelle de Arguineguín [los migrantes] no están nunca más de 72 horas porque pasan al régimen de acogida". Sin embargo, el Defensor del Pueblo afirmó que “se vuelve a superar con creces el período de 72 horas, plazo legalmente previsto para mantener a estas personas bajo custodia policial”. También desde diferentes actores que participaron en la llegada de los migrantes al puerto de Arguineguín y todos coinciden en que "hay personas que pasan más de 72 horas en el muelle".
Arguineguín sigue siendo el puerto de llegada para muchos de los migrantes que viajan a Europa aunque ahora ya no hay carpas. En sus muelles se encuentran los barcos de Salvamento Marítimo y hay restos de una barca hinchable que todavía contiene zapatillas o ropa usada. También un cayuco medio sumergido que se mantiene amarrado a un bolardo del muelle, ambos de rescates en días anteriores. Este centro fue desmantelado el 29 de noviembre. Unos días antes, el 17 de noviembre, comenzaron a salir algunas de las personas que se encontraban en las carpas directamente a la calle, sin ser derivadas a alojamientos turísticos, según afirmó un comunicado del Ayuntamiento de Mogán.
En ese momento, desde el Ayuntamiento, se dispuso de tres autobuses que recogieron a algunas de estas personas y las trasladaron a las puertas de la Delegación del Gobierno, en Las Palmas de Gran Canaria, como parte de una estrategia política de la alcaldesa del municipio de Mogán, Onalia Bueno. “Se reculó por parte de la delegación del gobierno y no hubo más puestas en libertad”, afirma Bueno. “Los reubicaron otra vez en los hoteles”, asegura.
Entre septiembre de 2020 y marzo de 2021, muchos de los migrantes que llegaron a las costas canarias, después de pasar por Arguineguín, fueron derivados a alojamientos turísticos. Esta medida, según indicaron desde el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones a Maldita.es, fue de carácter “temporal y excepcional”. Desde el Ayuntamiento de Mogán se exigió que se dejaran de utilizar estos alojamientos para acoger a inmigrantes y se anunció que los hoteles y apartamentos turísticos que continuaran dándoles cobijo a partir del 31 de diciembre de 2020 serían sancionados. “No podíamos permitir que se les siguiera alojando en hoteles cuando el gobierno de España no había hecho su trabajo de logística con los campamentos”, dice Bueno. “Los migrantes tienen que salir de la zona turística e ir a otras zonas de manera digna”.
Sobre la situación vivida en Mogán con la llegada de miles de inmigrantes y el alojamiento de estos de manera temporal en hoteles en este municipio, Onalia Bueno afirmó el 16 de diciembre de 2020 en una entrevista en la Cadena Ser que “estamos teniendo muchísimas incidencias y muchísimas denuncias en el municipio de Mogán desde noviembre hasta ahora” y que “se han incrementado más de un 60% las incidencias en el municipio de Mogán” tales como “pequeños hurtos o agresiones leves”. En respuesta a la Agencia EFE, el 17 de diciembre de 2020 el delegado del Gobierno, Anselmo Pestana, afirmó que la criminalidad en Mogán se redujo un 30 por ciento en lo que iba de año.
“Tergiversó esas palabras”, afirma Bueno a Maldita.es en relación a las declaraciones del delegado del Gobierno y señala que “lo que se había incrementado era el nivel de incidencia grave en el municipio”. “En el mes de enero y febrero sí que hubo un aumento de criminalidad o de incidencias graves”, asegura. Sin embargo, según los datos del Ministerio del Interior en el primer trimestre de 2021 se redujeron en un 50% los delitos graves y menos graves de lesiones y riña tumultuaria respecto al mismo período de 2020. En este período de tiempo sí que se registró un aumento en la criminalidad total en el municipio del 8,6%, un aumento que se vio vinculado al aumento de los robos con fuerza en domicilios, establecimientos y otras instalaciones de un 8,3% y a un incremento del 25% de otras infracciones penales, entre las que no están ni los delitos contra la identidad sexual ni delitos por lesiones por riña ni robos o hurtos.
Durante el tiempo que el campamento de Arguineguín estuvo activo, Jesica Caricce recuerda haber llorado varias veces de impotencia ante la situación crispada que se vivió en el municipio. Ella, junto a su entonces pareja, tienen una cafetería vegana que pusieron a disposición de las personas migrantes que llegaban al muelle. Recuerda especialmente emocionada a Yassin, un joven marroquí al que ayudaron a retornar a su país: “Se dio cuenta de que esto no era como lo pintaban”. Según cuenta, este joven, con el que todavía mantiene el contacto a través de videollamadas, dormía en la playa y consiguieron encontrarle un piso de acogida.
En esos meses de más llegada de personas inmigrantes en los que Mogán se convirtió en punto clave de la crisis migratoria, uno de los peores momentos que recuerda Caricce es una manifestación contra la inmigración que hubo en diciembre de 2020. “Se organizaron con machetes”, dice. Según relata, en algunos vídeos difundidos por redes sociales se llamaba a los habitantes de la isla canaria a protestar con armas contra los inmigrantes en Arguineguín. “Que yo tenga conocimiento, no”, afirma Onalia Bueno, alcaldesa de Mogán, sobre la convocatoria de esta marcha y añade: “Yo no lo vi, eso nunca se llevó a cabo, ni con palos ni con maderas ni con nada”. Caricce afirma que ese día los manifestantes llegaron y los negocios tuvieron que cerrar.
“Hubo un incidente con un educador social magrebí”, resalta Bueno. El incidente al que se refiere es un vídeo que circuló en diciembre de 2020 sobre una supuesta “paliza” de un “grupo de menores” a un joven de Mogán. En él una mujer aseguraba que a su hermano lo habían atacado entre unas 20 personas, "un grupo de marroquíes, de árabes, de estos que vienen en las pateras". Por este incidente, el 14 de diciembre, dos personas declararon en los juzgados por estos hechos y ambas eran de nacionalidad española. Uno de los implicados, detenido por la propia Guardia Civil, es el educador social que acompañaba a los jóvenes, y afirman que es nacionalizado español de origen magrebí. Además, las versiones sobre la agresión también eran distintas en cuanto a la forma en que se iniciaron los acontecimientos. Una de ellas decía que la discusión comenzó porque los menores estaban molestando a unas chicas y el agredido intentó parar la situación, mientras que la otra decía que fue el agredido el que comenzó a increpar a los jóvenes migrantes.
Estos no son los únicos vídeos que han circulado por redes sociales relacionando a migrantes con violencia. Caricce recuerda que a gente de su entorno le llegaron vídeos de personas que animaban a proteger la isla de los migrantes militares y contenidos que afirmaban que las personas que estaban llegando a las costas canarias eran militares: “Que tenían un tatuaje que les marcaba su número, que venían armados. Que sabían luchar, que sabían disparar”. Uno de esos vídeos es el que circuló en noviembre y diciembre de 2020 con los mensajes “¡Impactante entrenamiento de los recién llegados a Canarias!” o “la quinta columna de Marruecos, no tienen pinta de esqueléticos, si no de mercenarios”. En las imágenes se veía a hombres negros entrenar en un paseo marítimo y se afirmaba que eran militares marroquíes llegados a Canarias, pero era un bulo: se trataba de un entrenamiento del luchador senegalés de MMA Pape Mbaye que estaba en España entrenando para competir en su disciplina.
“Aquí no hay problemas de convivencia”, afirma Onalia Bueno, que asegura que “a día de hoy la patera llega, viene un bus y se los lleva a los campamentos”. Según afirma Miriam Suárez, de Somos Red, desde febrero de 2021 muchos de los migrantes llegados a las costas y los que fueron desalojados de los hoteles fueron reubicados en el centro de acogida de Las Raíces, en Tenerife. “Yo no quiero ir a Las Raíces”, dice Mamadou Zhar.
Las Raíces: el macrocentro de alojamiento de migrantes y un cambio de estrategia municipal
Este centro gestionado por Accem está situado a las afueras del municipio tinerfeño de San Cristóbal de La Laguna, justo detrás del aeropuerto. Como en el caso del Colegio León y, en su momento, Arguineguín, sus instalaciones son hileras de carpas blancas.
Los migrantes que están en Las Raíces están alejados del centro urbano, rodeados de caminos de tierra y viviendo en esas carpas donde las temperaturas mínimas pueden ser de 8ºC, con la humedad que tiene el bosque. Adilt Ouarad, vivía en una de esas carpas. Él es marroquí y viajó hasta Canarias en patera buscando una vida mejor. “En Marruecos no había trabajo, es pobre y por eso vinimos a España”, explica con ayuda de una aplicación de traducción simultánea. Allí era herrero, aunque cuando faltaba el trabajo se iba al campo a sacarse un dinero. Pero cuando llegó a Canarias, esperando poder encontrar una situación laboral mejor, se encontró con que no se le permitía trabajar. Desde el 13 de diciembre Ouarad está en Madrid, donde tiene familiares.
Este centro de acogida era antes un acuartelamiento del Ministerio de Defensa que, como en el caso de Canarias 50, en noviembre de 2020 cedió al Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones para la acogida de personas migrantes recién llegadas a las islas. “Fuimos la última administración en enterarse, ya estaban las decisiones tomadas”, afirma Luis Yerai Gutiérrez, alcalde de San Cristóbal de La Laguna, sobre el acondicionamiento de centros estatales situados en el municipio para la acogida de personas inmigrantes. Según asegura, desde el Ayuntamiento se buscaron “vías jurídicas” para en un primer lugar buscar una alternativa al modelo que se trataba de implantar desde el Gobierno central: “El modelo que se quería implantar de macrocentros era contrario al posicionamiento político que nosotros queríamos desde el Ayuntamiento”. Ese modelo según relata era el alojamiento en centros más pequeños con mejores condiciones de alojamiento.
Desde Maldita.es se contactó a Accem para conocer su postura sobre las condiciones de las personas acogidas en este centro, su posible cierre y su relación con el Ayuntamiento y los vecinos del municipio, pero hasta el cierre de este reportaje no ha habido respuesta.
Una de las vías jurídicas que se utilizaron desde el Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna es la utilización de la Gerencia de Urbanismo para intentar frenar las obras en los recursos de Las Canteras y Las Raíces, los dos macrocentros de acogida de migrantes en el municipio tinerfeño. Desde la Concejalía de Ordenación del Territorio aseguraban que no se contaba con la pertinente licencia municipal y se señaló que el alcalde de La Laguna ofreció al Ministerio de Defensa varias ubicaciones alternativas.
Gutiérrez explica que el enfoque de esta situación por parte del ayuntamiento fue “contar con los inmigrantes recién llegados al municipio como un vecino más”. A principios de febrero de 2021, desde el Ayuntamiento se remitió una carta a los vecinos del antiguo acuartelamiento de Las Raíces en la que anunciaba que se abriría como centro de acogida de inmigrantes y animaba a los vecinos a consultar los perfiles laborales de las personas alojadas para ofrecerles trabajo.
“La Laguna ha sido siempre un municipio de acogida, que ha demostrado su solidaridad y compromiso en situaciones difíciles y ahora no va a ser menos. Los canarios y las canarias conocemos muy bien lo que es emigrar: nuestra historia está llena de episodios de emigración a América y rara es la familia que no cuente entre sus miembros con alguien que haya emigrado. Nos toca ahora ser receptores de personas que buscan un futuro mejor y que han llegado a nuestro país arriesgando sus vidas. Nos hemos planteado ese reto y nos encantaría contar con tu implicación”, decía el alcalde en la carta.
Sin embargo, la presencia de inmigrantes en el municipio también desembocó en la difusión de bulos. Poco después de la apertura del centro de Las Raíces, el 3 de marzo de 2021 la policía local identificó a un individuo que había difundido un bulo sobre una supuesta agresión de un grupo de personas inmigrantes a su madre. “Él reconoció que había sido todo un bulo”, afirma Gutiérrez. El Ayuntamiento decidió denunciar a la persona y el caso se encuentra en un proceso judicial.
Pero no fue el único bulo, al igual que en otros municipios canarios, en San Cristóbal de La Laguna, según señala Gutiérrez, desde el Ayuntamiento también se identificaron algunos que afirmaban que los inmigrantes recibían una paga: “Van con las bolsas cargadas de ropas y de alimentos, a esta gente les están pagando un sueldo”. Ouarad, que fue uno de esos migrantes que andaban de vuelta al campamento con bolsas cargadas de agua y comida, niega que se les diera dinero desde Accem, que es quien gestiona el campamento de Las Raíces en el que él estuvo acogido, y afirma que desde la organización se les daba “solo comida”. El contenido de esas bolsas, según explica, se lo compraba con el dinero que le mandaba su familia.
Cuatro meses después de la apertura de este macrocentro, desde el Ayuntamiento se creó junto a la Fundación General de la Universidad de La Laguna una la Red Antirrumores municipal “para prevenir el racismo, la xenofobia y la discriminación”.
“Las cosas son diferentes en Gran Canaria que en La Laguna por el perfil político”, asegura David Meliá, abogado especializado en temas migratorios y añade: “En Mogán hay una oposición frontal a la migración”. Sin embargo, según afirma Meliá más allá del planteamiento sobre migración de ambos Ayuntamientos, “los dispositivos (macrocentros) dejan mucho que desear”. “La solución pasa por integrar, eso baja el nivel de tensión”, afirma.
El 15 de noviembre de 2021, el alcalde de San Cristóbal de La Laguna aseguraba en una entrevista en COPE que el secretario de Estado le había confirmado que se iba a proceder “al cierre de Las Raíces” y afirmaba que “en el mes de marzo [el centro] ya no estará habilitado para este fin”. Aunque ya se había afirmado lo mismo en ocasiones anteriores. Sobre el cierre de este centro, desde la Secretaría de Estado de Migraciones indican a Maldita.es que a finales de enero se está “estudiando todas las posibilidades” y aseguran que “no hay ninguna decisión tomada al respecto del futuro de estos espacios de acogida”.