¡Buenos días, malditas y malditos! Hoy, 20 de mayo, es el Día Mundial de las Abejas, motivo más que suficiente para homenajear a estos insectos tan importantes para el medio ambiente (y para nuestra alimentación): aunque solemos relacionar a estas pequeñas trabajadoras a rayas con la producción de miel y dolorosas picaduras, su papel en la producción de alimentos, gracias a la polinización, es indispensable.
El declive de la polinización en frutas y hortalizas puede repercutir en una dieta menos equilibrada
Como casi el 90% de las plantas con flores dependen de la polinización para reproducirse, el declive de la población de abejas ha supuesto que algunos cultivos ricos en nutrientes como las frutas, los frutos secos y muchas hortalizas serán sustituidos con más frecuencia por cultivos básicos como el arroz, el maíz y la patata, lo que podría desembocar en una dieta desequilibrada, alerta la ONU.
“Se requieren medidas urgentes de conservación” para las poblaciones de abejas y abejorros y sus hábitats y “desarrollar programas de protección más restrictivos”, indican Ornesa y sus dos colaboradores en su informe. La Asociación Española de Entomología promueve la creación de reservas entomológicas, áreas con poblaciones de especies singulares, endémicas o amenazadas y comunidades con alta diversidad de especies para su conservación.
No, la apiterapia no tiene base científica
En Maldita Ciencia ya aclaramos algunos bulos y mitos sobre ellas. Por ejemplo, aplicar veneno de abeja a través de picotazos directos no ayuda a tratar enfermedades como la esclerosis múltiple: la apiterapia no tiene base científica alguna y sus supuestos efectos positivos no van más allá del placebo, como contamos aquí.
Los nicotinoides: una posible causa de la muerte de las abejas, pero no la única
Otros de estos bulos tienen que ver con la desaparición de las abejas. En este artículo explicamos por qué los pesticidas como los neonicotinoides son una posible causa de su disminución, pero no la única. De hecho, las razones de la muerte masiva de abejas podrían ser múltiples: ácaros, virus y otros parásitos, mala nutrición, cambios de hábitat de las colmenas y este tipo de pesticidas, entre otros motivos.
Cortar las alas a las abejas reinas para evitar que enjambren no es una práctica habitual en la actualidad
Aunque hace años sí se cortaba una o ambas alas a las abejas reinas para evitar que estas salieran de la colmena y enjambrasen; o la punta de una de ellas, para identificarla entre el resto de abejas más fácilmente, esto es algo que, en la actualidad, no ocurre.
La primera práctica, según los expertos, hoy en día "se considera una barbaridad". Si lo que se quiere es distinguirlas, actualmente existe un método más eficaz: rotuladores (o pegatinas) especiales de marcado. Para el apicultor este método es muy útil ya que, además de saber su edad, sabe cuando hay que ser especialmente delicado al sacar un cuadro para no dañar a la reina.
La enjambrazón, el motivo por el que las abejas se asientan provisionalmente sobre coches y otros objetos
¿Te han llegado contenidos o has sido testigo de una especie de ‘costra marrón’ en coches o mobiliario urbano formada, en teoría, por abejas? Lo cierto es que la situación sí está relacionada con estos insectos: esa capa superficial está compuesta de abejas y el motivo por el que la forman es que, debido al proceso de enjambrazón y tras haber criado una nueva reina, la mitad de una colmena busca un nuevo hogar para hacer frente a la falta de espacio en la inicial. En este caso, según los expertos consultados por Maldita.es, el coche sería un lugar de descanso provisional y la situación retratada en la imagen, por lo tanto, posible y habitual.
Picaduras de abejas y avispas: diferencias entre ellas y qué hacer en ambos casos
Las picaduras son cada vez más habituales ahora que llega el calor y pasamos más tiempo al aire libre, y es muy común confundir las de las abejas con los de sus "primas cercanas", las avispas.
De hecho, el aspecto del picotazo de ambas es similar: una hinchazón clara y dolorosa rodeada de un halo rojizo que generalmente (dependiendo del lugar y de la sensibilidad de a quien haya picado) vuelve a la normalidad en pocas horas. Pero hay una gran diferencia entre ambas: el aguijón.
El aguijón de las abejas está formado por pequeños dientes, como una sierra, y constituye la parte final de su abdomen. Ambos factores hacen que esta muera tras picar, ya que no consigue extraer el aguijón de la picadura, perdiendo la parte final de su tubo digestivo al escapar. Sin embargo, el aguijón de la avispa es liso y le permite picar numerosas veces.
Por eso hay que llevar especial cuidado al tratar una picadura simple de abeja: se intentará extraer el aguijón con unas pinzas sin hurgar en exceso en la zona. Ambos tipos de picaduras comparten el resto del procedimiento según la Asociación Española de Pediatría (AEPED): lavar la herida con agua, aplicar frio local para disminuir la absorción del veneno y utilizar productos que tengan amoníaco o vinagre para mejorar los síntomas. Hay que evitar frotar y rascar la zona afectada y no aplicar calor local, pomadas o ungüentos. Ante una picadura grave o si se produce una reacción alérgica, el paciente debe ser controlado de inmediato por el médico, que decidirá en su caso remitirlo a un centro hospitalario.
Celdas hexagonales y otras curiosidades
¿Sabes por qué las abejas construyen sus paneles utilizando celdas hexagonales? Para aprovechar el espacio al máximo teniendo en cuenta su propia anatomía. Si estas fuesen cuadradas, la optimización del espacio sería mayor, pero no se adaptarían al cuerpo de las larvas. Si fuesen cilíndricas, sucedería al contrario. Utilizar hexágonos parece ser la manera ideal de combinar la solución a estas dos necesidades.
En este artículo de National Geographic puedes encontrar muchas otras curiosidades sobre estos insectos, como cuántos tipos de abejas existen dentro de una colmena, cómo se elige a las reinas y qué flores prefieren.
El pan de abeja no es un 'superalimento'
Las abejas producen, además de miel, una sustancia conocida como pan de abeja: polen mezclado con miel y en ocasiones con propóleo, una resina que las abejas usan para sellar los huecos en sus colmenas. Este no se trata de un superalimento. De hecho, ningún alimento lo es: el concepto ‘superalimento’ no quiere decir nada. Según los expertos, se trata de un reclamo utilizado para llamar nuestra atención, pretendiendo atribuir propiedades beneficiosas extraordinarias a todo tipo de productos, generalmente exóticos o poco conocidos, aprovechando el factor novedad como palanca para que el mensaje sea más creíble.
¿Cómo hacen miel las abejas?
La miel es un alimento muy rico en glucosa (aunque sin pruebas de sus supuestas propiedades benéficas) producido por las abejas. ¿Cómo la fabrican? Toman néctar y lo van acumulando en una especie de buche en su tubo digestivo. Hay ciertas enzimas [proteínas que catalizan reacciones] que se producen en glándulas en la cabeza y que en las obreras con cierta edad convierten la sacarosa en glucosa y fructosa y transforman el néctar en miel.
¿Qué pasa con los beneficios para la salud que se atribuyen a la miel?
No está demostrado que la miel tenga propiedades preventivas sobre procesos respiratorios, como los catarros. De momento, lo que nos dice la evidencia científica más reciente (revisiones Cochrane, una de las fuentes más sólidas de evidencia científica)n es que puede tener un efecto ligeramente superior al del placebo para aliviar la tos infantil.
Tampoco está claro que sirva como antibiótico para la cura de heridas y lesiones en la piel. Según otra revisión de Cochrane de 2015, la calidad de la evidencia es baja o muy baja al tratar de establecer conclusiones sobre su uso tópico. En Maldita.es ya explicamos las supuestas propiedades beneficiosas de la miel.
Para endulzar, ¿mejor la miel que el azúcar?
A pesar de su buenísima fama en cuanto a sus valores nutricionales, la realidad es que nutricionalmente es básicamente azúcar simple (entre el 75%-85%). Aunque es cierto que tiene pequeñas cantidades de micronutrientes interesantes, su proporción es mínima. Es decir, tendríamos que consumir cantidades exageradas (con sus correspondientes azúcares libres) para que supusiera un aporte significativo.
La miel no tiene memoria genética
Por mucho que se hagan eco de ello diferentes contenidos desinformadores, la miel no tiene genes: los genes están contenidos en células y la miel no está compuesto por ellas, sino por compuestos químicos. Si te quedan dudas, puedes leer más sobre la (no) memoria genética de la miel.