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Depilación láser en verano, pelos de mamífero en nidos de pájaro y síndrome de abstinencia. Llega a Maldita Ciencia el consultorio 210º

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“¡Welcome back, buddies!”. “¡Bienvenidos de nuevo, amigos”, en castellano. Si contabas las horas y los días restantes para la nueva edición de nuestro consultorio científico, pon el contador a cero, que ya estamos aquí. Hoy, para hablar de depilación láser, pájaros que utilizan materiales peculiares en sus nidos, síndrome de abstinencia y migrañas menstruales.

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¿Es recomendable evitar la depilación láser en verano?

Se acerca el buen tiempo y, con ello, la chicha al aire. Si te depilas y el método escogido es el láser, ¿es cierto que debemos evitar estas sesiones en verano? Aunque depende del tipo de láser, la radiación solar sí tiene algo que decir en relación a la planificación del tratamiento. El motivo son los cromóforos, moléculas que captan la energía del láser, su ‘objetivo’. Si en verano nos bronceamos, aumentará la cantidad de cromóforos (en este caso, melanina, uno de los tipos) en nuestra piel, por lo que será más fácil que se queme la zona que rodea al pelo. Para evitarlo, la intensidad del láser se reduce y, con ello, también la eficacia de la sesión.

A pesar de que cada tipo de láser (diodo, alejandrita, neodimio-yag o láser rubí) tiene una longitud de onda diferente, su fin es localizar y dirigirse hacia la melanina, el pigmento que da color al pelo y a la piel. En este caso, la melanina actúa como cromóforo, como ‘diana’ para ese láser.

“Cuando el láser se dispara contra la melanina del pelo, este se destruye y ya no vuelve a salir”, explica a Maldita.es Inés Escandell, dermatóloga estética, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) y maldita que nos ha prestado sus superpoderes.

El problema está en que, si hay mucha melanina alrededor del pelo (como ocurre cuando la piel está muy morena), probablemente el láser no se dirija únicamente a la melanina de este, sino también a la de la piel que la rodea, ya que ambas actúan como cromóforos. Esto hace que la acción del láser se pueda disipar y, con ello, producir daño en la piel cercana al pelo.

De ahí, como recuerda Escandell, que el perfil ideal para este tipo de depilación sea una persona con piel muy blanca y pelo muy oscuro. En estos casos, el láser tiene muy claro su objetivo. “El láser va dirigido directamente a la melanina del pelo y no quema prácticamente nada de la piel que lo rodea porque no hay mucho cromóforo. Sin embargo, en personas morenas o bronceadas, es más fácil que se queme”.

En casos en los que la persona decida seguir recibiendo sesiones depilatorias con láser en verano, lo que hace el profesional que lo aplica es bajar su intensidad, para evitar quemaduras. A consecuencia, “la depilación pierde eficacia”, como señala la experta, ya que no produce un daño térmico en el folículo lo suficientemente grande como para destruirlo.

Además, de producirse quemaduras, aunque sean a priori imperceptibles, la exposición posterior al sol puede causar una hiperpigmentación postinflamatoria, una especie de cicatriz en forma de mancha marrón que, aunque con el tiempo se va, permanece durante varios meses. “Será más o menos vistosa dependiendo de la zona en la que ocurra. Por ejemplo, si se trata de la zona del bigote, puede ser bastante molesto durante muchos meses”, advierte Escandell.

Ahora bien, como adelantábamos, no todos los láser son iguales. Al hablar de depilación, “su principal diferencia tiene que ver con la profundidad a la que son capaces de llegar”, indica Andrea Allende, dermatóloga miembro de la AEDV. “Cuanto más profundos, se les presupone más eficaces y más seguros, sobre todo en pieles oscuras, porque actúan a un nivel donde la mayor concentración de pigmento corresponde al pelo”, añade.

Aunque, por norma general, la experta recomienda esperar a otoño/invierno (será más seguro), hay casos concretos, como zonas en las que no hay exposición solar o pacientes que no están bronceados, en los que sí podría llevarse a cabo la depilación láser en meses de verano si se dispone de láseres más profundos. “¿Lo mejor? Consultar con tu dermatólogo e individualizar siempre el tratamiento para evitar complicaciones”, concluye Allende.

¿Cómo podemos evitar las migrañas menstruales?

Si sumamos dolor de cabeza con posibles síntomas como náuseas, vómitos o sensibilidad a la luz y al sonido el resultado está claro: migraña. “Todo lo que rodea a la migraña y sus síntomas es difícil de explicar”, señalaba en The Conversation Ángel L. Guerrero Peral, del servicio de Neurología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid; y la cosa se complica aún más cuando hablamos de migrañas menstruales. Además de llevar un estilo de vida saludable, ¿existe forma de evitarlas o de reducir sus síntomas?

“Si tuviera esa respuesta, sería rica”, hipotetiza Xusa Sanz, enfermera experta en salud menstrual y maldita que nos ha prestado sus superpoderes. “La verdad es que la migraña menstrual, a día de hoy, sigue siendo poco entendida y la mayoría de la literatura científica se centra en la causa hormonal”, añade.

Es cierto que las mujeres tienen mayor propensión a sufrir migrañas que los hombres. José Ángel Morales, doctor en neurobiología en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, coincide en que, a día de hoy “se piensa que es una cuestión hormonal, sobre todo debida a los niveles de estrógeno”. La explicación en este caso es que durante el ciclo menstrual hay variaciones en los niveles de estrógeno, sobre todo antes del periodo, en el que se produce una bajada. “Esto puede producir migrañas en los días previos a la menstruación y continuar en los primeros días”, añade el experto.

“Hasta el momento, no se ha aprobado ningún tratamiento específico”, señala sobre las migrañas menstruales la Sociedad Española de Neurología. Sobre el posible tratamiento farmacológico de sus síntomas, Morales indica que se trata del clásico: desde los archiconocidos paracetamol e ibuprofeno para los casos más leves hasta cualquier fármaco de la familia de los triptanes, que se usan para los ataques agudos (bajo prescripción y control médico). “En el caso de que estos tratamientos no funcionen, se puede intentar con un tratamiento con anticonceptivos combinados con estrógenos”.

“Obviamente, un buen estilo de vida reducirá esta posibilidad de migraña o su magnitud”, señala Sanz. En palabras de Morales, está claro que una vida saludable, en la que se duerma lo suficiente y se trabaje por reducir el estrés, ayuda ante cualquier tipo de dolor o patología, incluida la migraña menstrual; al igual que comer sano y beber abundante líquido: “Es cierto que esto, por sí solo, no va a hacer desaparecer la migraña, pero ayuda a que el estado de salud sea mejor y, por tanto, puede prevenirlas”.

Más consejos al respecto: como en cualquier tipo de dolor, evitar el consumo de estimulantes, como alcohol, cafeína o chocolate. “En este sentido, parece que los alimentos ricos en magnesio (almendras, garbanzos, cacahuetes, guisantes…), vitamina B2 (hígado, paté, queso roquefort, almendras…) y coenzima Q10 (carnes, pescados, mariscos…) pueden ser buenos aliados para disminuir las migrañas menstruales”, indica el experto. Pequeño recordatorio: si te decantas por suplementos, que sea siempre tras haber consultado con personal sanitario.

Por último, Morales aconseja realizar actividad física. No solo porque sea beneficiosa para nuestra salud general, también porque ayuda a que no se preste tanta atención o que no se genere obsesión por el dolor. “A mí, personalmente, las migrañas me afectan menos cuando no pienso en ellas y eso solo lo consigo haciendo otras actividades que distraigan”.

Ahora bien, como decíamos, no se trata de soluciones definitivas. Sanz recuerda que, de haber fluctuación hormonal, el riesgo sigue ahí. “Y eso sin contar que [en la migraña menstrual] no solo afectan las hormonas”.

¿Por qué los pájaros le roban pelos a otros animales para construir algunos de sus nidos?

Los pájaros utilizan prácticamente cualquier ‘material’ en lo que a la construcción de sus nidos se refiere: desde ramas más o menos gruesas y pasto seco hasta plumas e, inclusive, pelos de otros animales. Sobre estos últimos, las aves no sólo recogen los que encuentran sueltos por el suelo, sino que pueden arrancarlos de forma activa a algunos mamíferos mientras duermen o caminan. ¿Por qué lo hacen? ¿Les merece la pena el esfuerzo (y el riesgo)?En general, este ‘saqueo capilar’ es un fenómeno del que poco se sabe y cuya causa aún se debate entre los especialistas. Una de las hipótesis más sólidas es que usar pelos de animal para mantener el calor en el nido supone una ventaja para los polluelos.

“Las aves utilizan pelo de animales como aislante y para hacer más mullido el nido. Esto lo hacen desde pájaros pequeños, como el chochín, el reyezuelo o el pájaro moscón, hasta grandes aves, como el quebrantahuesos, que utiliza lana de oveja. Es un comportamiento que puede ocurrir, aunque no sea muy conocido”, explica Virgilio Beltrán, biólogo experto en aves y maldito que nos ha prestado sus superpoderes.Beltrán añade que, igual que muchos herbívoros permiten que ciertas aves eliminen parásitos de su piel, también toleran que algunas tomen pelo de su cuerpo, ya que les ayuda a eliminar el pelo de invierno del que habrían de deshacerse igualmente. Es un comportamiento del que ambas especies se benefician (algo que recibe el nombre de simbiosis).Un artículo científico publicado en 2021 en la revista científica Ecology, en el que se compilaron 11 estudios revisados por pares y docenas de ejemplos en vídeos en línea publicados por observadores, intentó responder cuán frecuente es este fenómeno. La respuesta fue que es, de hecho, bastante más común de lo que se cree. En casi todos los casos recopilados en los vídeos que utiliza la investigación, el ladrón aviar arranca pelo a un gato, un perro, un humano, un mapache o, en uno de los casos, a un puercoespín.

Según explicaron los investigadores a la Universidad de Illinois (Estados Unidos), la presencia de pelo de mamífero y el olor asociado a él también podría disuadir a los depredadores de nidos, como serpientes u otras aves. Jeffrey Brawn, uno de los investigadores, añadía que otra especie de aves, el papamoscas con cresta, coloca pieles de serpiente en su nido, posiblemente para disuadir a los potenciales atacantes. Los autores también consideran que el pelaje puede ayudar a repeler ciertos parásitos, que suponen una amenaza común para su supervivencia.

Sin embargo, aunque es frecuente, no todas las aves utilizan pelo de mamíferos con este fin. En la construcción de los nidos hay mucha variación, tanto entre especies como entre individuos de la misma especie, explica a Maldita.es Blas Molina, biólogo del área de Ciencia Ciudadana de SEO/BirdLife, quien precisa que, en general, se utilizan los materiales que se encuentran en el entorno del nido y que en muchas ocasiones es para hacerlo cómodo y que no haya problemas con las puestas y la incubación.

Síndrome de abstinencia: ¿En qué consiste y por qué ocurre? ¿Depende del factor que lo causa o mantiene características en común? ¿Se puede morir de él?

Este artículo habla sobre el abuso de drogas como el alcohol, la cocaína o los opioides; un asunto que puede ser desagradable para ciertos lectores. Si eres una persona que puede tener problemas con estas sustancias o conoces a alguien que lo pueda estar pasando mal, te facilitamos estos recursos del Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad: Qué hacer ante la sospecha o evidencia de consumo y Red de atención pública a las drogodependencias en España.

Una persona nos pregunta en el consultorio de esta semana sobre el síndrome de abstinencia: qué es, por qué ocurre, si es diferente según la sustancia que lo causa y si se puede morir de él (spoiler: sí, pero no es habitual).

Para responder esta serie de consultas, hemos pedido ayuda a Javier Piris Alonso, psicólogo experto en trastorno mental severo y drogodependencias y maldito que nos ha prestado sus superpoderes. Para empezar, define qué es el síndrome de abstinencia, o síndrome de retirada: un trastorno mental orgánico (se pierde o altera la estructura o función del tejido cerebral) que aparece cuando se deja de administrar una droga o sustancia adictiva (por ejemplo alcohol o nicotina) o cuando se administra un antagonista (una sustancia que frena la acción de otra sustancia).

“Este síndrome produce un malestar clínicamente significativo o un deterioro social, ocupacional o en áreas del funcionamiento básico de la persona”, detalla Piris Alonso. Algunos de los síntomas de este síndrome son ansiedad, irritabilidad, sudoración, temblores, náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal, insomnio, depresión, etcétera. Estos varían según la sustancia, la dosis, la duración del consumo y la persona.

¿Por qué ocurre este síndrome de abstinencia? “El cuerpo, a medida que consume una sustancia adictiva, crea una dependencia hacia la misma. El cerebro se acostumbra a la presencia de la sustancia y la comienza a utilizar en su propia regulación de estados físicos y psicológicos, afecta a cómo se procesan las hormonas y otros neurotransmisores”, explica el psicólogo.

Así, el cerebro acaba necesitando su presencia periódica para poder funcionar correctamente. Una vez que se deja de consumir la sustancia, el cerebro deja de funcionar de la forma a la que se había adaptado, y es aquí donde se disparan los síntomas del síndrome de abstinencia.

¿Existe un solo tipo de síndrome de abstinencia o es diferente según la sustancia? Es distinto y específico para cada grupo de drogas, aclara Piris Alonso. La Clasificación Internacional de Enfermedades agrupa los síndromes de abstinencia en la categoría “trastornos debido al uso de sustancias” y encontramos, por ejemplo: síndrome de abstinencia del alcohol, del cannabis, de los opioides, de la cocaína, de la cafeína, de la nicotina, etcétera.

El psicólogo aclara que es típico que los síntomas de cada abstinencia “se manifiesten de forma opuesta a los que ocurren en la intoxicación de la misma sustancia”. Por ejemplo, la intoxicación por cocaína puede cursar con euforia inapropiada, ansiedad, atención deficiente, hipervigilancia; mientras que su síndrome de abstinencia puede incluir ánimo disfórico, retraso psicomotor, insomnio o hipersomnia. “En general, los síntomas de la abstinencia a cualquier sustancia suelen ser fuertemente desagradables e impactar de forma importante a la persona”.

Otra diferencia entre los síndromes de abstinencia está en el tiempo que tardan en aparecer y cuánto duran los síntomas. En alcohol u opioides, por ejemplo, “puede aparecer horas después de consumir y prolongarse durante varios días”; mientras que en cannabis o cocaína, “puede tardar un poco más en aparecer y alargarse de días a semanas”.

Por último, ¿es posible fallecer por síndrome de abstinencia? Piris Alonso responde que sí, pero no es lo más habitual, “sobre todo si se recibe atención médica ante las complicaciones”. Esto dependerá de la gravedad de los síntomas, cuánto duren, la frecuencia del consumo de la sustancia, la cantidad que se consuma, el tipo de sustancia (las más delicadas, dice, son el alcohol, benzodiacepinas y opioides) y la salud de la persona.

Como ejemplo, el psicólogo expone que en el síndrome de abstinencia de alcohol existe cierto riesgo si se produce un delirium tremens (un estado grave de abstinencia de alcohol) que curse con temperatura corporal anormalmente alta, arritmias cardiacas, convulsiones u otros trastornos médicos; y en los opioides puede complicarse porque la diarrea y los vómitos causan una deshidratación que, si no se trata, puede ser mortal.

En este artículo han colaborado con sus superpoderes las malditas Inés Escandell, dermatóloga; José Ángel Morales, doctor en neurobiología, Xusa Sanz, enfermera experta en salud menstrual; Virgilio Beltrán, biólogo experto en aves, y Javier Piris Alonso, psicólogo experto en drogodependencias.

Además, tanto Inés Escandell, como Xusa Sanz forman parte de Superpoderosas, un proyecto de Maldita.es en colaboración con FECYT que busca aumentar la presencia de científicas y expertas en el discurso público a través de la colaboración en la lucha contra la desinformación.

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Primera fecha de publicación de este artículo: 21/04/2023

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