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MALDITA CIENCIA

Antes de brindar en las reuniones navideñas: por qué los cócteles, con o sin alcohol, no son saludables

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Como cada Navidad, puede que junto a familia o grupo de amigos, eres tú quien decide por qué brindar un fin de año más. Nuevos propósitos; expectativas; un 2022 libre de pandemias, Filomenas y erupciones volcánicas… Hoy en Maldita.es hablamos sobre un tipo de bebida con el que quizá hagas chinchín durante estas fiestas: los cócteles, mezclas de licores con zumos, refrescos y otros ingredientes. 

¿Son saludables? Negativo: tanto el alcohol, si lo llevan; como los zumos, bebidas o cremas azucaradas hacen de ellos productos cuyo consumo, cuanto más puntual sea, mejor.

El alcohol no es beneficioso para la salud en ningún caso, tampoco de forma moderada 

En la mayor parte de la carta de cócteles, las protagonistas son una o varias bebidas alcohólicas, como la ginebra, el vodka, el whisky, el ron… 

Como explicamos en ocasiones anteriores en Maldita.es, el alcohol perjudica nuestra salud y no hay un nivel de consumo que se considere seguro. Lo que muestran las evidencias científicas es que lo saludable es no beber nada en absoluto, como también recoge la Organización Mundial de la Salud (OMS).  

El consumo de bebidas alcohólicas está relacionado con un mayor riesgo de alta presión arterial, enfermedad cardiaca, accidentes cerebrovasculares, enfermedad del hígado, problemas digestivos y cáncer (de mama, boca, garganta, laringe, esófago, hígado, colon y recto). También con problemas en el aprendizaje y la memoria, de salud mental, familiares y laborales

El alcohol light no es la solución: sigue siendo alcohol 

Según explicaba a Maldita.es Daniel Ursúa, dietista-nutricionista, ‘alcohol light’ es un nombre comercial que hace referencia a la reducción del porcentaje de alcohol respecto a la bebida original. Es el caso de la ‘ginebra light’ o ‘el whisky light’, con una graduación alcohólica de 20º en lugar de los 37,5º y 40º originales, respectivamente. 

Ahora bien, esto no quiere decir que sea una versión del mismo producto con menos carga calórica, como sí ocurre con los batidos o refrescos light, sino un producto distinto: por ley, las bebidas espirituosas deben tener una graduación alcohólica mínima para que pueda denominarse como tal producto.

Según valoraba el tecnólogo de los alimentos Miguel Ángel Lurueña, en teoría, una bebida de 20º es “menos mala” que una de 40º, aunque ambas son perjudiciales. ¿Qué ocurre? Que, a la hora de la verdad, “puede que incluso bebamos más cantidad, ya que el sabor y efecto del alcohol light son más suaves que los del que tiene 40º”.

Tenga o no tenga alcohol, probablemente la ‘receta’ rebose azúcar

Uno de los principales ingredientes de los cócteles son los refrescos y zumos industriales con un alto contenido de azúcar. En Maldita.es ya hemos hablado sobre las repercusiones que este ingrediente puede tener en nuestra salud tanto a corto, como a medio y largo plazo. Según la Escuela de Salud Pública de Harvard, en un ranking de las bebidas más saludables, “las azucaradas se encuentran al final de la lista, porque proporcionan muchas calorías y prácticamente ningún otro nutriente”.

Además, el azúcar no solo está presente en los refrescos ultraprocesados o zumos industriales: en caso de que el preparado en cuestión presuma de estar hecho con zumo ‘natural’ o ‘recién exprimido’, tampoco será saludable ni podrá equipararse a los beneficios de comer una pieza de fruta. 

No es que el zumo de una fruta tenga más azúcar que la pieza entera, sino que llega a nuestro cuerpo de formas distintas, lo que supone un efecto diferente: al pegar un bocado y masticar la fruta entera, tomamos azúcar intrínseco, el que está en la matriz del alimento sin procesar y cuyo consumo no es perjudicial. Si la exprimimos, sin embargo, este azúcar es azúcar libre y la recomendación, en este caso, sí es limitar su consumo.

Por otro lado, los zumos naturales fluyen a gran velocidad por nuestro sistema digestivo (mucho más que el bolo alimenticio que conformaría la fruta masticada), suponiendo un rápido ‘chorro’ de azúcares y sus correspondientes calorías, fácilmente absorbibles.

También las bebidas energéticas tienen su espacio en algunos cócteles con o sin alcohol. En este caso, además del azúcar y su alta carga calórica, el problema deriva de su desorbitada cantidad de cafeína. Las hay que suponen el equivalente a 2 cafés y 50 gramos de azúcar. 

Pero, ¿y si son ‘zero azúcar’? Las bebidas sin azúcar añadido, edulcoradas, tampoco convierten un cóctel en una bebida saludable: como ya explicamos en Maldita.es, aunque el consumo de edulcorantes, en las dosis en las que se emplea, es seguro; su uso habitual puede alterar nuestro sentido del gusto. Al tener un poder endulzante mucho mayor que el azúcar, aumentan nuestro umbral de dulzor, favoreciendo que solo los productos muy dulces lo satisfagan.  

Pon el ojo también fuera del vaso

Aunque es evidente que no podemos prescindir de los ingredientes de estas bebidas para justificar que no son saludables, no debemos olvidar los acompañantes de los que suelen rodearse, que empeoran aún más el panorama.  

Hay ocasiones en las que a los cócteles se les añade incluso gominolas. Y,¿de qué están hechas estas? Además de gelificantes y aditivos, de azúcar refinado o azúcar blanco y jarabe de glucosa (más azúcar). Otro punto negativo. 

Seguimos restando: patatas fritas, frutos secos salados o fritos, snacks de toda clase… Productos ultraprocesados con una composición de sal, azúcares y grasas perfecta para generar esa satisfacción momentánea y el detonante de ese ‘comer en modo automático’, sin pensar. En un entorno festivo de charla, música y amigos, podemos incluso perder la noción de la cantidad comida (o  bebida).  

En caso de consumo, controla la frecuencia y practica un estilo de vida y una alimentación saludable

Las guías sobre alimentación saludable no incluyen en sus recomendaciones ni las bebidas azucaradas ni el alcohol salvo para señalar que, cuanto menos se consuman, mejor. Es decir, ninguna cantidad es recomendable ni saludable. 

Esto no quiere decir que debamos prohibirnos a toda costa determinados productos, en este caso los cócteles (ya hemos explicado que etiquetarlos de ‘prohibidos’ les dan un poder del que no nos interesa que dispongan). Eso sí, en caso de consumirlos, debemos hacerlo con conciencia, con responsabilidad, sabiendo que no es una opción interesante desde el punto de vista de la salud y gestionando la frecuencia en la que lo consumimos.

El objetivo es “dar información para que la gente pueda elegir en libertad y que no beba justificando que es bueno para la salud (tampoco la famosa copita de vino diaria)”, explicaba Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de los alimentos en una de nuestras twitcherias científicas. “Las personas que lo beban, que lo disfruten; pero que tomen la decisión de forma consciente”, añadía la experta. 

Lo importante, en definitiva, no es lo que hacemos entre Navidad y Año Nuevo, sino nuestra forma de vida y alimentación entre Año Nuevo y Navidad.

Este contenido es apoyado por la iniciativa “Alimentando el cambio” de DANONE EDP en el que Maldita.es colabora elaborando contenidos independientes según su metodología.


Primera fecha de publicación de este artículo: 23/12/2021

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