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MALDITO BULO

Votar entre bulos: cómo Kenia ha combatido la desinformación durante las elecciones de 2022

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Desde las más de mil muertes producidas tras las elecciones de 2007 hasta la anulación de los resultados de las presidenciales de 2017 por supuestas irregularidades, se puede decir que la historia electoral reciente de Kenia ha sido complicada. Hace ya cinco años, la última vez que se sacaron las urnas antes de la votación de este año, los ciudadanos fueron testigos de una batalla digital entre los principales candidatos, marcada por los bulos, el discurso del odio y la polarización, por lo que organismos internacionales como las Naciones Unidas pidieron que los errores del pasado no se volvieran a repetir en las elecciones celebradas este 9 de agosto de 2022, donde el candidato y hasta entonces vicepresidente, William Ruto, resultó vencedor.

Eso es precisamente la tarea a la que han tenido que hacer frente en los últimos meses las autoridades electorales, los medios de verificación y las plataformas, aunque estas últimas han sido criticadas por no dedicar los mismos recursos que en procesos electorales llevados a cabo en otras partes del mundo.

Bulos sobre los candidatos, declaraciones falsas y campañas orquestadas

Alphonce Shiundu, editor en Kenia del medio de verificación Africa Check, ha coordinado los esfuerzos de su equipo ante la ola de desinformación producida en las últimas semanas en un país “con un historial de violencia poselectoral relacionada con la etnia”. Explica a Maldita.es que durante la campaña detectaron bulos sobre los principales candidatos que buscaban “manchar su historial en el servicio público” o incluso “distorsionar deliberadamente sus declaraciones”.

Uno de esos candidatos ha sido William Ruto, vicepresidente del país desde 2013 y ganador de la última votación con un ajustado 50,49% de los votos. Pese a estar en el Gobierno, el presidente saliente de Kenia, Uhuru Kenyatta, prefirió apoyar a su rival histórico y líder de la oposición, Raila Odinga. Odinga, primer ministro entre 2008 y 2013, obtuvo unos 200.000 votos menos que Ruto y ha recurrido los resultados ante el Tribunal Supremo por supuestas irregularidades.

Según el editor de Africa Check, han detectado campañas de desinformación perjudiciales para ambos candidatos, aunque “especialmente” iban dirigidas contra William Ruto. En concreto, destaca un vídeo del ya presidente electo en el que se habían incluido subtítulos falsos, cambiando así el contexto de las imágenes. Dicho bulo fue “tuiteado por la cuenta del principal partido rival y algunos de sus líderes”, señala Shiundu, quien incide en que las campañas de los dos favoritos se atacaron mutuamente con operaciones de desinformación.

Desinformación lanzada para atacar a las autoridades electorales

Al igual que en países como España o Estados Unidos, Kenia ha sido testigo de una gran cantidad de bulos que buscaban menoscabar la reputación de las autoridades electorales del país y señalar a alguno de sus mandamases. Por ejemplo, se viralizó una supuesta portada del popular periódico Star en la que se decía que el responsable de la Comisión Electoral Independiente y de Límites de Kenia (IEBC, por sus siglas en inglés) había recibido un soborno de tres millones de dólares.

Africa Check desmintió este bulo afirmando que la portada original había sido manipulada y que no había rastro de esa supuesta investigación sobre las autoridades electorales. Para Alphonce Shiundu, el editor en Kenia de este medio, este tipo de desinformaciones sobre “sobornos y corrupción” eran previsibles ya que, “tras las anteriores elecciones, los responsables fueron acusados de aceptar sobornos”.

Explica que en Kenia es efectivo “tachar a alguien de corrupto” porque, aunque “demostrar que alguien ha aceptado un soborno es complicado”, se consigue minar la confianza de la ciudadanía sobre un individuo o una institución.

Captura del bulo desmentido por Africa Check.

Acusaciones de fraude electoral sin pruebas que se viralizan como reales

En unas elecciones tan ajustadas como las celebradas en Kenia hace unos días, la espera para conocer el escrutinio definitivo puede ser tensa. Más aun si, como señala Shiundu, las dos candidaturas (o grupos afines a las mismas) reclaman la victoria.

Pese a que partidarios de ambas campañas se enzarzaron brevemente en el centro nacional de recuento, observadores internacionales de la Commonwealth y algunas representaciones diplomáticas de terceros países en Kenia, entre otros, han aplaudido al país por garantizar la paz y la transparencia a lo largo del proceso electoral.

En ese diagnóstico coincide el editor de Africa Check, quien defiende que “ha habido una transparencia sin precedentes en la publicación de los resultados de todos los colegios electorales del país”. Aun así, explica que “es habitual, incluso previsible, que quienes pierdan las elecciones aseguren que la votación ha sido amañada”. “Hacer tal cosa sin pruebas creíbles no ayuda a mejorar la credibilidad de tales afirmaciones”, añade.

Según una recopilación realizada por Nic Cheeseman, profesor de la Universidad de Birmingham y fundador del medio especializado Africa Democracy, estas acusaciones de fraude sin pruebas se viralizaron cuando el recuento oficial ni siquiera había empezado. De hecho, contribuyeron a una avalancha desinformativa que llevó a observadores internacionales a lanzar comunicados en favor de “información oportuna y precisa”, en palabras de una portavoz del Instituto Nacional Demócrata para los Asuntos Internacionales recogidas por France 24.

¿Qué pasa cuando alguna de las acusaciones de fraude electoral prospera? Según Alphonce Shiundu, “si la Justicia está de acuerdo con su evaluación, anulan los resultados de las elecciones”. Eso fue precisamente lo que ocurrió tras las presidenciales de agosto de 2017, cuando el Tribunal Supremo anuló los resultados por supuestas irregularidades y ordenó la repetición de la votación unos meses después. Uhuru Kenyatta, el actual presidente saliente, resultó vencedor en esas presidenciales.

Meses más tarde, un responsable de la consultora y empresa de minado de datos británica Cambridge Analytica aseguró en una investigación encubierta de Channel 4 (minuto 9:05) que orquestaron “prácticamente cada elemento de su campaña”. Un portavoz del partido de Kenyatta reconoció la relación con Cambridge Analytica a través de una empresa subcontratada, según informó Reuters.

Kenia, un país hiperconectado y preocupado por la desinformación, según el Reuters Institute

El escándalo de Cambridge Analytica resaltó cómo los datos de usuarios en redes sociales pueden ser utilizados para segmentar a la población, exponerles a contenidos que apelen a sus emociones y tratar así de obtener su voto. A veces, en esa estrategia hay cabida para la desinformación ya que, según el CEO de la consultora británica, Alexander Nix, hay cosas que “no tienen que ser necesariamente ciertas siempre y cuando sean creídas”, tal y como afirmó en un encuentro con un potencial cliente que terminó siendo un periodista infiltrado de Channel 4 (min: 15:44).

El impacto de esa segmentación puede ser enorme en un país como Kenia, donde existe una penetración de internet del 85%, como recoge el Digital News Report 2022 del Instituto Reuters. Según el informe, que analiza las tendencias del sector periodístico en todo el mundo, más del 60% de los encuestados utiliza plataformas como Facebook o WhatsApp para informarse, mientras que un 52% dice usar YouTube con el mismo fin.

En cuanto a la desinformación, el Instituto Reuters incluye en su informe que el 72% de las personas a las que encuestaron se mostró preocupado por la “información falsa y engañosa”, pero, ¿cómo responden las grandes plataformas tecnológicas a esa preocupación? Según este centro de investigación, “la desinformación ha seguido prosperando a medida que las plataformas no han aprendido de los errores del pasado, y aún no pueden o no quieren comprometerse a diseñar una hoja de ruta sobre cómo pretenden afrontar el problema en Kenia en particular, y en el continente en general”.

Además, añaden que los algoritmos todavía no están desarrollados para atajar bulos que se difunden en otros idiomas hablados en Kenia como el sheng, el inglés keniano o el suajili, y alertan de que “el maltrato de sus moderadores de contenido en África no ha ayudado a generar confianza”. Una investigación de Time reveló las condiciones de precariedad de dichos moderadores de contenido subcontratados por Facebook, quienes pasan horas expuestos a contenidos sensibles como “vídeos de asesinatos, violaciones, suicidios y abusos sexuales de menores”. Algunos de ellos incluso han denunciado a la compañía por estas condiciones, según informó The Guardian.

Críticas a las plataformas por no invertir en Kenia lo que invierten en países occidentales

Odanga Madung es un investigador de la Fundación Mozilla que ha firmado numerosos informes sobre el uso que los desinformadores hacen de las redes sociales. Por ejemplo, publicó una investigación en la que narraba cómo la organización española CitizenGo llevó a cabo una operación para influir en la lista de tendencias de Twitter, con tal de manipular la opinión pública de Kenia.

En una columna publicada en The Guardian, Madung afirma que “Kenia recibe sólo una fracción de los recursos –si eso– que las plataformas dan para abordar problemas similares en elecciones occidentales” y que a dichas compañías “les está costando aceptar la enorme responsabilidad civil que tienen en nuestros países”.

El investigador también defiende que la falta de contexto local por parte de quienes dirigen las grandes plataformas tiene consecuencias ya que “simplemente desconocen la historia y las normas de la democracia africana”. Además, sostiene que tienen “pocos incentivos a la hora de abordar estos problemas” puesto que “sus políticas y valores” permiten un abandono “de regiones y poblaciones que caen en su categoría de ‘resto del mundo’“.

Además de unirse a Fumbua, un proyecto colaborativo de fact-checking que agrupa a periodistas, creadores de contenido y miembros de la sociedad civil, entre otros, y de ofrecer formaciones sobre cómo luchar contra la desinformación, Africa Check ha colaborado con plataformas como Facebook, Twitter y TikTok con tal de “amplificar las verificaciones e intervenir con urgencia para reducir la difusión de información falsa” de cara a las elecciones de 2022.

Alphonce Shiundu, editor en Kenia del medio, afirma que de cara a los últimos comicios ha habido una mejora en las acciones de las grandes compañías tecnológicas ya que “parecían estar interesadas en que sus plataformas fueran seguras durante las elecciones, e hicieron el esfuerzo de reunirse con la sociedad civil, verificadores y medios de comunicación tradicionales para desarrollar estrategias para combatir la información falsa”.

Aun así, mantiene que “aún hay espacio para que los fact-checkers y las plataformas tecnológicas acuerden una colaboración a gran escala que no sólo incluya tener a gente haciendo las verificaciones en sí, sino en la que se piense en formas de desamplificar narrativas engañosas y reprimir las operaciones de influencia que tienen a políticos y sus partidos en el centro”.

Shiundu también pide a las plataformas que sean “más transparentes sobre los datos relacionados con las falsedades para, juntos, pensar en estrategias viables” para atajarlas en el futuro, y destaca la importancia de que las compañías “desplieguen moderadores de contenido locales que estén familiarizados con el contexto sociopolítico” del país.

Desde Maldita.es hemos preguntado tanto a Twitter como a Meta, la compañía matriz de Facebook, por las críticas que rodean sus esfuerzos en combatir la desinformación durante las últimas elecciones en Kenia. Meta respondió que han estado preparándose para los comicios “durante el último año e implementado una serie de medidas para ayudar a mantener a salvo a las personas”. Por ejemplo, explican que han creado un centro de operaciones electorales del que forman parte “equipos de expertos de toda la compañía, incluyendo a personas de Kenia”, y que continúan “reduciendo la difusión de contenido por parte de cuentas que han violado recientemente y repetidamente” sus normas, así como de publicaciones que “podrían considerarse discurso de odio”. Además, aseguran que han trabajado para que “los anuncios políticos sean más transparentes”.

Por su parte, Twitter afirma que están “comprometidos a brindar un servicio que fomente y facilite un debate democrático abierto y libre”. También mantienen que, a través de su “trabajo de integridad cívica con organizaciones de Kenia y de todo el mundo”, buscan “amplificar información creíble y la capacidad de crear iniciativas para garantizar que las personas en Kenia continúen analizando los resultados electorales con la información fiable que necesitan para participar”. Twitter publicó una nota de prensa con acciones específicas que han llevado a cabo en las últimas semanas.

Sobre esta última plataforma, Alphonce Shiundu opina que han sido “más ágiles, flexibles y sensibles hacia algunas de las preocupaciones” que les presentaron desde Africa Check.

Lecciones del pasado para garantizar un futuro mejor (y sin bulos)

Las claras consecuencias que ha tenido la desinformación en anteriores citas electorales no sólo ha hecho que las plataformas hayan tenido que hacer más y mejor, sino que la sociedad civil, instituciones y medios de verificación han procurado poner de su parte para extender la alfabetización mediática y concienciar sobre el problema de los bulos: “En 2017 había muy pocos fact-checkers en Kenia, pero, desde entonces, Africa Check ha enseñado a verificar a, al menos, 1.000 personas y hemos visto un aumento significativo de usuarios desmintiendo contenido engañoso o falso en redes”, nos cuenta Shiundu. Además, han colaborado con el Consejo de Medios de Kenia para dar consejos de verificación a periodistas de medios de comunicación tradicionales y de radios comunitarias.

En un comunicado publicado en marzo de 2022, dicho consejo informó del acuerdo con Africa Check para “garantizar su compromiso con la información basada en hechos, especialmente durante el periodo electoral”. Ese acuerdo, aseguran, incluye la creación de grupos especializados de fact-checking “para comprobar la autenticidad de la información que le llega al público”.

Alphonce Shiundu dice que las acciones conjuntas han dado lugar a “un cambio de comportamiento” en la sociedad que el pasado 9 de agosto acudió a las urnas para decidir quién iba a dirigir el país durante los próximos cinco años, pero es consciente de que queda mucho por hacer y que aún tienen que realizar “una investigación para documentar empíricamente el alcance y el impacto de estas medidas” con la esperanza de que, en el futuro, el problema de Kenia con la desinformación sea cada vez menor.

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