Después de la alerta sanitaria por casos de viruela del mono, varios contenidos desinformadores están intentando relacionar este virus y la enfermedad que causa con las vacunas aprobadas contra la COVID-19. Algunos de ellos apuntan a que las ampollas y vesículas en la piel que genera esta enfermedad son similares a unos sarpullidos que pueden estar relacionados con esta vacuna.
Sin embargo, los sarpullidos a los que se refiere estos contenidos —que enlazan un artículo del medio Información— son herpes zóster, una erupción cutánea con ampollas causada por el virus varicella-zoster, según explica la página MedLinePlus de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Las ampollas que genera el herpes zóster son diferentes a las vesículas de la viruela del mono (atención, las imágenes enlazadas pueden resultar desagradables para algunas personas).
El catedrático de Microbiología en la Universidad de Salamanca, Raúl Rivas, detalló en la Twitchería que dedicamos en Maldita.es a este patógeno que estas vesículas son “un síntoma clarísimo de esta enfermedad”, lo que ayuda a detectar a las personas afectadas “y tomar las medidas preventivas que hagan falta”.
A estos problemas de la piel se le suman otros síntomas característicos de la viruela del mono, como fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular, dolor de espalda, inflamación de ganglios linfáticos, escalofríos y agotamiento, según explican los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés).
Por otro lado, como ya explicamos en Maldita.es, el herpes zóster no es uno de los efectos secundarios confirmados de ninguna de las vacunas contra la COVID-19. Lo que sí podría ocurrir, según Paloma Borregón, dermatóloga de la Fundación Piel Sana de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), es que la vacuna facilitase su reactivación. Pero, como decimos, no tiene nada que ver con los síntomas de la viruela del mono.
También hay literatura científica que ha explorado la relación entre herpes zóster y vacunas contra la COVID-19. Por ejemplo, un estudio de caso de un paciente, un estudio en Hong Kong que afirma que hay un riesgo absoluto muy bajo de desarrollar herpes zóster tras la vacunación; y una investigación que evidencia que hay más casos de este herpes tras la vacuna contra la COVID-19 que tras la de gripe.