Algunas aplicaciones de conversión de voz a texto utilizan la inteligencia artificial para reconocer nuestras palabras y pasarlas a texto escrito. Por ejemplo, cuando estamos en una conversación de WhatsApp y le damos al símbolo del micrófono para dictar un mensaje y que lo convierta en texto. Aunque estas herramientas son útiles si no tenemos tiempo para escuchar un mensaje de voz o para transcribir entrevistas, en algunas de ellas nuestra voz y nuestras conversaciones quedan almacenadas en los servidores de las compañías detrás de estas aplicaciones, lo que conlleva riesgos para nuestra privacidad si no se gestiona esta información correctamente o si los cibercriminales se hacen con ella.
Nuestras conversaciones personales se procesan y quedan almacenadas en los servidores de estas aplicaciones
La mayoría de sistemas de conversación de voz a texto tratan nuestros audios en la nube, los servidores que utilizan las empresas detrás de estas aplicaciones para tratar esta información. Ahí los archivos de audio son procesados por ordenadores más potentes que nuestro teléfono móvil para obtener estas transcripciones a través de los sistemas speech-to-text (conversión de texto a voz) y la inteligencia artificial. Es decir, que nuestras conversaciones no se quedan dentro de nuestro dispositivo, sino que las compartimos con terceros.
Además de para obtener estas transcripciones, algunas empresas también usan nuestros audios para otras funciones, como mejorar estos sistemas y entrenarlos con más datos. Según los términos y condiciones de uso de cada compañía, esto significa que nuestra voz y conversaciones quedan almacenadas en estos servidores, lo que implica riesgos para nuestra privacidad. Por eso es importante fijarnos en las políticas de privacidad de los servicios qué usamos, cómo se va a tratar nuestra información y qué otras alternativas existen.
Por ejemplo, la política de uso de la aplicación Transcribir de Microsoft detalla que nuestros audios sólo serán usados para proveer el servicio y no se almacena esta información en sus servidores. En cambio, la función de reconocimiento de voz de Windows sí que recopila las grabaciones de nuestra voz en los servidores de Microsoft, aunque podemos desactivar esta opción a cambio de que esta herramienta sea menos precisa.
Existen riesgos para nuestra privacidad si otras personas acceden a estas conversaciones
Si no se trata correctamente esta información, nuestras conversaciones personales corren el peligro de acabar en manos de otras personas. En 2019 una investigación de Bloomberg reveló cómo compañías como Meta, Google o Amazon pagaban a terceros para transcribir este tipo de audios, por lo que otras personas tenían acceso a conversaciones privadas. El hecho de que esta información esté almacenada en servidores también abre la posibilidad de que sufran una brecha de datos y que los cibercriminales se hagan con ellos.
Según la compañía de ciberseguridad ESET, estas conversaciones pueden revelar información confidencial sobre nosotros o las personas a nuestro alrededor, como números de teléfono o si alguien padece una enfermedad. Nuestra voz también está considerada como un dato personal ya que con ella se nos identifica, por lo que está especialmente protegida por la ley y hace falta un consentimiento explícito para que la traten otras personas.
ESET incide en que hay casos en los que cibercriminales usan esta información para realizar un ciberataque o suplantar la identidad de una persona a través de una voz clonada. Alejandro Corcoles Briongos, desarrollador de software y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, coincide en que “aparte de los riesgos de cualquier otra aplicación”, este tipo de herramientas recogen muchas muestras de nuestra voz, lo que en teoría se podría usar para clonarla. Por lo que es importante saber si estas conversaciones y audios están cifrados, como es el caso de WhatsApp.
La filtración de las bases de datos no es la única manera en la que otras personas pueden acceder a nuestras conversaciones. ESET advierte de la existencia de aplicaciones fraudulentas que ofrecen supuestos servicios de transcripción o que imitan a otros programas conocidos para recoger información sobre nosotros o instalar un virus en nuestro dispositivo. También hay herramientas que, aunque sean legítimas, nos piden permiso para recoger otro tipo de información sobre nosotros que no es necesaria para la transcripción, como nuestra ubicación o nuestros contactos.
Consejos para usar conversores de voz a texto de forma segura
Si necesitamos usar estas aplicaciones, ESET y la Universidad de Melbourne dan una serie de consejos que podemos seguir para reducir la cantidad de información que exponemos y estar más protegidos.
Utiliza plataformas de confianza. Comprueba el origen de las aplicaciones que utilices y acude a tiendas oficiales como la App Store de Apple o Google Play de Android para evitar falsificaciones.
Utiliza opciones offline en la medida de lo posible. Algunas aplicaciones permiten utilizar sus funciones sin una conexión a internet, aunque eso puede hacer que su rendimiento sea menor.
Revisa la política de privacidad. Comprueba que estas herramientas cuentan con una política de privacidad que detalle el uso que hacen de nuestras grabaciones y que este sea acorde con la Ley de Protección de Datos.
Evita compartir información sensible. Existe el riesgo de que otras personas accedan a los contenidos de tus conversaciones, así que evita dar información personal o confidencial, como contraseñas o los datos de la tarjeta de crédito.
Actualiza tus aplicaciones. Asegúrate de que tus herramientas están al día y protegidas contra las amenazas más recientes.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes el maldito Alejandro Corcoles Briongos, desarrollador de software.
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