El 22 de marzo de 2024 el juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, anunció el cierre cautelar de la aplicación de mensajería Telegram por difundir contenido protegido por derechos de autor. Aunque el 25 de marzo la Audiencia Nacional dio marcha atrás en esta medida, las redes sociales se llenaron de mensajes asegurando que herramientas como los servidores proxy pueden servir para evitar este tipo de restricciones. Aunque en ocasiones estos servicios se pueden emplear para proteger nuestra identidad en la red, nuestra privacidad corre peligro si no los usamos correctamente.
Los servidores proxy nos permiten usar un intermediario para proteger nuestra identidad en la red
Cuando navegamos en la red vamos dejando un rastro de nuestra actividad en internet, lo que se conoce como huella digital. Entre la información que vamos dejando se encuentra nuestra dirección IP, un número que distingue a nuestro teléfono móvil o nuestro portátil en la red y que permite que se conecte a otros servidores a través del conocido como protocolo TCP/IP. Es decir, que la dirección IP actúa como una especie de dirección postal para que nos podamos comunicar directamente con otro ordenador.
Conexión directa a través del protocolo TCP/IP. En este caso, nuestra dirección IP es visible en la red. Fuente: UpGuard.
A través de este número se puede obtener información sobre qué dispositivo estamos usando o desde qué país visitamos una página web, por lo que se considera un dato de carácter personal. Si queremos proteger nuestra privacidad y no compartir ese dato, tenemos varias opciones, y una de ellas es usar un servidor proxy: un intermediario que se coloca entre nuestro dispositivo y el servidor al que queremos conectarnos. Al usar este servidor proxy como intermediario, otras personas en la red no tienen acceso a nuestra dirección IP, sino a la del servidor proxy.
Conexión a través de un servidor proxy. En este caso, sólo la dirección IP del servidor proxy es visible en la red. Fuente: UpGuard.
Con esto podríamos evitar la censura en redes sociales o acceder a aplicaciones y contenidos que no estén disponibles en nuestro país. Esto puede ser útil en situaciones como regímenes con censura o contextos de guerra, como ha sucedido a raíz de la invasión de Rusia a Ucrania con algunas plataformas como Twitter o Facebook que quedaron inaccesibles.
Los servidores proxy pueden poner en riesgo nuestra privacidad si no se usan adecuadamente
Aunque los servidores proxy pueden ser útiles a la hora de ocultar nuestra identidad en la red, si no se usan adecuadamente pueden poner en riesgo nuestra privacidad: aunque no compartamos de forma directa nuestra dirección IP, nuestro historial de navegación y todo nuestro tráfico, sí lo haremos con el dueño del servidor. Por ello es importante saber usarlos adecuadamente y valorar si los beneficios superan a los riesgos.
Entre los servidores proxy podemos encontrar servicios de pago o gratuitos. Mientras que los primeros suelen ofrecer más garantías de privacidad, los servidores proxy gratuitos pueden recoger los datos de los usuarios para luego venderlos a terceros, según detalla la compañía de ciberseguridad Kaspersky.
Antes de usar uno de estos servidores, es importante fijarse en si se trata de un proxy privado o uno público al que cualquier persona puede tener acceso, incluidos los cibercriminales. También es importante comprobar si el proveedor es fiable o si la conexión cuenta con algún tipo de cifrado. Por último, podemos revisar la política de privacidad de estos servicios para saber qué tipo de información recogen sobre nosotros mientras navegamos, según detallan las compañías de ciberseguridad NordVPN y UpGuard.
Los servidores proxy sólo redirigen el tráfico de una página web o de una aplicación concreta, por lo que podemos quedar expuestos si realizamos otras actividades a la vez. Además, si la información no está encriptada también puede caer en manos de cibercriminales. Si necesitamos ocultar todo el tráfico de nuestra red (y no sólo una aplicación), tendremos que recurrir a una red privada virtual o VPN.
Comparación entre una conexión directa, un servidor proxy y un servidor VPN. Fuente: NordVPN.
El principio es el mismo, usar un servidor que actúe de intermediario entre nuestro dispositivo e internet. Pero en el caso de las VPN todos nuestros datos y conexiones pasan por este servidor externo, no sólo una aplicación. Además, los servidores VPN suelen estar cifrados, por lo que son menos vulnerables a los ataques de los cibercriminales, aunque seguimos corriendo el riesgo de que el propietario de estos servidores acceda a nuestros nuestros datos de navegación y los venda a terceros. Un riesgo que hay que valorar tanto en las opciones de pago como en las gratuitas. Aquí puedes encontrar más información sobre los posibles riesgos de usar una VPN y en qué nos podemos fijar para usar estos servicios de manera segura.