Si preguntamos a una persona cualquiera por la calle para qué sirve un dron, las respuestas pueden ser muy variadas: para sobrevolar espacios a los que no podemos acceder y ver qué hay, grabar vídeos desde las alturas, transportar paquetes… Sin embargo, no sabemos hasta qué punto a la gente se le ocurriría hablar de uno de los objetivos más espeluznantes de los drones, y que tiene que ver con su uso militar.
En realidad, la pregunta tiene que ver con el hecho de que esta tecnología haya saltado a la palestra de los medios de comunicación a raíz de su uso en la guerra que continúa teniendo lugar entre Rusia y Ucrania. Pero vayamos por partes: ¿qué es un dron kamikaze? ¿Para qué se utiliza?
Drones que se "sacrifican" para dañar a un objetivo
Como se puede extraer de su nombre, los drones llamados kamikaze son aquellos que no se recuperan. Son un tipo de aparato que se lanza contra un objetivo al que se pretende dañar y pasa a quedar inutilizable. ¿Y por qué se querría ‘estrellar’ un aparato tecnológico si sabemos que lo vamos a perder? “El objetivo que tienen es abaratar la guerra, ya que las medidas defensivas no son tan efectivas”, asegura Julián Estévez, profesor e investigador en Robótica e Inteligencia Artificial en la Universidad del País Vasco, quien además nos presta sus superpoderes como maldito.
El uso de estos drones no es una novedad, como recuerda Estévez, sino que en otros conflictos bélicos como el de Siria o en la guerra de Ucrania de 2014 también se utilizaron, así como contra objetivos terroristas, como Bin Laden. “Los drones se masificaron y se les dio mucho uso en la lucha antiterrorista”, cuenta el investigador. Es más, nos habla de cómo hasta cierto punto se llegó a considerar en la década pasada que los drones eran una forma de “matar con metadatos”: “Se usaban los datos del móvil, de la navegación o a veces del GPS cuando una persona pasaba de un país a otro” para localizar a los objetivos y, entonces, se dirigían drones autónomos contra ellos.
“La ideología de usar drones se empezó a tener en cuenta en Vietnam, en 1969, la primera guerra sensorizada, porque no se veía nada debajo de la frondosidad de la selva. Ahí fue donde una parte del ejército americano empezó a pelear por desarrollar ese tipo de tecnología y encontrar a los soldados escondidos”, nos explica Estévez. También asemeja el uso de drones con el uso de cometas con fuego en las confrontaciones entre dinastías chinas que se arrojaban sobre una población.
El principal objetivo de estas máquinas: abaratar los costes e implicaciones de un conflicto militar
La clave, una vez más, era “abaratar” el conflicto: “El dron no ofrecía un coste político, ya que a menudo eran incursiones secretas, no ponías en riesgo a tus soldados, no se enteraban los medios, etc. Si todo salía bien, no matabas civiles. A nivel político, no había que dar la cara, o sea que todo era más barato”, explica Estévez a Maldita.es.
“Parece que se está tendiendo a conflictos bélicos de mayor latencia, pero menor intensidad, ya que fabricar un dron es más barato que movilizar cientos de tanques y barcos. Si el dron es kamikaze, sabes que vas a perder algo, y eso puede llevar a tener una guerra más rápida y low cost”, continúa el investigador. Además, resalta otra ventaja para los atacantes y es que algunos drones, depende de cómo estén fabricados, no tienen por qué llevar un componente qué país lo ha utilizado y, aunque lo acusen de su uso, no habría manera de probar que sea suyo.
Vigilancia, corrección de tiro u ofensivas en masa: los distintos usos de drones en una guerra
A nivel tecnológico, los drones pueden usarse en diferentes contextos militares. Por ejemplo, con fines de vigilancia (controlar al objetivo sin necesidad de estar cerca); de correción de tiro (el dron ayuda a que la artillería apunte un poco mejor y a lanzar bombas y misiles); o los ya mencionados drones llamados kamikaze. También se pueden utilizar a modo de enjambre para dirigir ofensivas aéreas. Esto se trabaja en diferentes proyectos europeos, como ilustra este reportaje en elDiario.es.
Hasta ahora hemos hablado de drones teledirigidos o drones programados mediante algoritmos para seguir un recorrido o realizar una acción. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que existen drones autónomos, aparatos que han sido programados con inteligencia artificial para ‘decidir’ cuándo realizar una acción, como descargar munición o atacar a un objetivo.
Estévez habla, por ejemplo, del programa Bugsplat, un software de simulación que calculaba el daño que infringiría una bomba arrojada por uno de estos drones (en bajas civiles) y que, por otro lado, pretendía estandarizar mediante algoritmos cómo debía actuar un dron en determinados ataques. Es decir, el automatizar que una de estas máquinas decidiese por su cuenta si disparar o no o si lanzar un explosivo o no, con las consecuencias fatales que eso puede generar en personas inocentes.
Aquí comenzamos a hablar de armas autónomas, un campo que poco a poco se está explotando en contextos bélicos pero también a nivel regulatorio en instituciones europeas, debido a que, por el momento, no hay normas al respecto: “No hay regulación para el uso de drones en contexto militar. Sí hay campañas como “Stop killer robots” para concienciar sobre ello y en las Naciones Unidas se ha empezado a reflexionar sobre ello”, concluye Estévez, aunque por el momento no haya nada concreto sobre la mesa sobre las reglas que aplicarán en un espacio sensible como una guerra.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes el maldito Julián Estévez, especialista en robótica e IA.
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Imagen: Dron llamado The Punisher (El Castigador). UA Dynamics. Imagen: "Guerra 'low cost': cómo Ucrania está usando drones contra Rusia. The Conversation.