Qué se dice: La depresión está provocada por la inflamación intestinal.
Qué sabemos: Faltan pruebas que apoyen las principales teorías biológicas sobre el inicio de la depresión. La depresión no es una “enfermedad única”, por lo que no tiene una única causa. Las variables psicológicas, sociales y ambientales son los grandes predictores de la depresión, así como factores estructurales como la pobreza, según los expertos consultados y los trabajos que han estudiado una posible relación.
Lo que dice la literatura científica sobre las causas biológicas de la depresión
Actualmente no existe evidencia científica suficiente como para garantizar un vínculo directo entre el intestino y la depresión, pero sí algunos trabajos que han estudiado esta posible relación. Por ejemplo, una pequeña revisión de la literatura científica concluyó en 2024 que los productos del metabolismo de los microorganismos que viven en los intestinos (microbiota intestinal) pueden contribuir a la inflamación del sistema nervioso y aumentar así el riesgo de depresión. Ahora bien, una revisión más profunda de 2019 concluyó que, aunque la microbiota puede tener un papel en la inflamación, la depresión y la ansiedad, se necesita investigar más al respecto para poder señalarla como responsable. También para conocer mejor los mecanismos en los que esta pudiese o no afectar a la salud mental.
“No está confirmado que algunas bacterias induzcan depresión. Sí hay estudios observacionales en los que se identifica que los pacientes con depresión tienen un perfil bacteriano diferente a pacientes sin depresión, pero no se ha identificado si es causa o consecuencia”, resumió en Twitter (ahora X) Laura Díaz, doctora en Biomedicina experta en la relación entre el intestino y el cerebro.
En palabras de José García-Valdecasas, psiquiatra y vicepresidente de la Asociación Española de Neuropsiquiatría - Profesionales de Salud Mental a Maldita.es, aún se tiene que investigar acerca de la relación de la microbiota intestinal con ciertos trastornos y con el estado de ánimo. “Se le está dando demasiada importancia con la evidencia actual”, añade. Es decir, se sitúa mucho el foco en la relación entre el intestino y la depresión sin que haya suficiente evidencia al respecto.
Sobre este tema, una revisión sistemática con metaanálisis de 2019 concluyó que faltan pruebas que respalden las principales teorías biológicas sobre el inicio y el mantenimiento de la depresión y que se necesitan estudios de mayor calidad para conocer sus causas.
Por otro lado, una revisión sistemática paraguas (es decir, que recoge varios estudios incluyendo revisiones sistemáticas y metaanálisis previos) del año 2022 analizó la teoría de que un déficit de serotonina, un neurotransmisor cerebral, podría ser la causa o estar asociado con la depresión. Concluyó que no hay pruebas consistentes de que exista una asociación entre la serotonina y la depresión ni de que esta sea consecuencia de una menor actividad o concentración del neurotransmisor.
“La depresión tiene muchos síntomas diferentes y no creo haber conocido a ningún científico o psiquiatra serio que piense que todas las causas de la depresión se deban a un simple desequilibrio químico de la serotonina”, señaló a Science Media Centre el psiquiatra y jefe del grupo de investigación en psiquiatría traslacional de la UCL Michael Bloomfield, psiquiatra y profesor de Neurociencias Psiquiátricas en la University College de Londres (Reino Unidos).
La depresión no es una “enfermedad única”, por lo que no tiene una única causa
La depresión es “desorden muy heterogéneo” tanto en síntomas, con personas que duermen mucho o muy poco, como en sus causas, como destaca a Maldita.es Eiko Fried, profesor de Psicología Clínica en la Universidad de Leiden (Países Bajos). De hecho, según un estudio en el que participó, se han asociado a la depresión hasta 1.030 posibles síntomas. Para el experto “no tiene sentido hablar de la depresión”, pero reconoce que puede ser útil para algunos pacientes: “Las personas difieren mucho en su forma de experimentarla”.
En cambio, Natalia Andrés, psicóloga clínica, señala a Maldita.es que aunque la depresión “no explica nada”, sí tiene un valor descriptivo, por ejemplo, entre profesionales de la salud mental. “La inflamación del intestino no es la causa de la depresión porque la depresión es una etiqueta que se usa para designar un conjunto de comportamientos. Y esa etiqueta significa cosas completamente diferentes según quien la use”.
Los neurotransmisores no tienen un papel explicativo, continúa Andrés, y añade que, de hecho, para el diagnóstico de un cuadro de depresión no se hacen pruebas biológicas: “Puede que haya un cambio en los neurotransmisores cuando una persona no se levanta de la cama, pero eso no explica la depresión”.
La importancia de los factores estructurales
Natalia Andrés destaca que la depresión hace referencia a un conjunto de comportamientos y que es un fenómeno con diferentes causas que tienen que ver con variables sociales, culturales y estructurales. “Con lo que conocemos hoy, las variables psicológicas, sociales y ambientales son los grandes predictores de la depresión”, añade Fried.
“Si una planta se estuviera marchitando, no la diagnosticaríamos con el ‘síndrome de la planta marchita’, sino que cambiaríamos sus condiciones. Sin embargo, cuando los humanos sufrimos en condiciones insoportables, se nos dice que algo anda mal en nosotros”, explicaba en The Guardian la psicóloga clínica Sanah Ahsan.
“La biología influye en los comportamientos pero no explican la depresión. Las variables biológicas son un efecto colateral, pero no me permiten modificar el comportamiento del paciente”, aclara Natalia Andrés. Al final, la biología pertenece a un nivel de análisis diferente de la psicología: “Como psicóloga, esta no me ayuda a entender, predecir o controlar el comportamiento de una persona. Si alguien lleva 12 noches sin dormir, hay procesos biológicos que le impedirán moverse, pero lo importante es el porqué de que lleve 12 noches sin dormir”.
Además, Andrés apunta que hablar de una única causa de la depresión invisibiliza los factores estructurales sociales, económicos y culturales que pueden estar consiguiendo que haya quienes sufren unas condiciones que agotan, generan estrés e impiden hacer cosas agradables. “Lo social es una variable que está más cerca de ayudar a predecir y controlar el comportamiento de la persona”, concluye.
García-Valdecasas añade que, aunque hay personas que tienen depresiones graves que no son en respuesta a un problema aparente, “lo más frecuente es que sean malestares relacionados con problemas muy reales como la pobreza, la falta de acceso a la vivienda y otros asuntos socioeconómicos”.