Todos hemos agradecido, en más de un día (muy) caluroso, que la terraza en la que decidimos echar el rato disponga de nebulizadores de agua para dar algo de tregua al calor. Ahora bien, ese mismo agua que te refresca la cara, también llega a tus fosas nasales; y aunque, en principio, esto no tiene por qué suponer un problema, la cosa cambia si entra en escena la legionella, la bacteria que causa la legionelosis. ¿Qué tienen que ver estos refrescantes chorritos de agua que usamos más en verano con el riesgo microbiológico?
¿Qué es y cómo se transmite la legionelosis?
Como adelantábamos, la legionelosis es una enfermedad con síntomas similares o bien a los de la neumonía, en su forma grave (tos, dificultad para respirar, fiebre, dolores musculares, o de cabeza); o bien a los de una gripe, en su forma leve (fiebre y dolores musculares) y causada por una bacteria, la legionella.
Esta, la legionella, se encuentra de forma natural en las aguas superficiales de ríos y lagos de todo el mundo. El problema aparece cuando estas aguas, destinadas de alguna forma al consumo o contacto con personas, no se tratan correctamente y, además, se mantienen a temperaturas cálidas, un requisito ideal para la multiplicación del patógeno.
En caso de llegar agua contaminada y sin tratar a las tuberías de los vaporizadores de agua de tu bar de confianza, por ejemplo, la bacteria puede utilizar ese refrescante aerosol (las pequeñas gotas de agua que pueden ser inhaladas) para difundirse y llegar a las fosas nasales de los comensales. “Es, por tanto, una enfermedad de origen ambiental, que se transmite al ser humano a través de aerosoles de agua contaminada” utilizada en determinados sistemas y dispositivos, como recuerdan desde el Instituto de Salud Carlos III. Es decir, no se transmite ni de persona a persona ni por la ingesta de alimentos o bebidas contaminadas.
En España, la legionelosis se considera una enfermedad de declaración obligatoria a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE). Esto significa que los médicos están obligados a notificar los casos al centro de salud pública correspondiente por ser de especial importancia para la comunidad.
¿Dónde existe un mayor riesgo de legionelosis?
Además de en estos pulverizadores, las instalaciones con más riesgo, ya que requieren agua para su funcionamiento y generan aerosoles que pueden ser inhalados, son las torres de refrigeración y condensadores evaporativos, los sistemas sanitarios de agua fría y caliente, los spas y vasos de hidromasaje y las fuentes ornamentales.
¿Cómo reducir el riesgo de legionelosis?
La forma principal de controlar la propagación de esta bacteria es el mantenimiento higiénico-sanitario y las tareas de limpieza y desinfección periódicas que marca la ley. Los responsables de que estas condiciones sean las adecuadas son los titulares de las instalaciones de riesgo, a través de los análisis establecidos en la normativa.
“Para evitar la carga de la legionelosis para la salud pública, las autoridades responsables de la seguridad de las edificaciones o de los sistemas de abastecimiento de agua deben aplicar planes de salubridad del agua específicos para cada edificio o sistema, que deben entrañar la introducción y la supervisión periódica de medidas de control de los riesgos identificados, incluida la presencia de Legionella. Aunque no siempre es posible erradicar la fuente de infección, sí se pueden reducir sustancialmente los riesgos”, recuerdan desde la Organización Mundial de la Salud (OMS).