“El ácido hialurónico no se reabsorbe”. “¡Mucho cuidado con el ácido hialurónico!”. “¿Te pusiste fillers? Debes saber esto (sic)”. Estas son algunas de las reacciones de usuarios en diferentes redes sociales a una imagen viral: una resonancia magnética de la cara de una mujer en la que se pueden apreciar, en color verde, lo que en teoría sería la acumulación de restos ácido hialurónico, una sustancia utilizada habitualmente en medicina estética.
La imagen y lo que representa han llamado la atención de muchos usuarios: ¿acaso el ácido hialurónico, que se inyecta en labios y otras zonas de la cara para “mejorar su aspecto”, no se reabsorbe, tal y como sostienen las clínicas que lo utilizan? Esto no es así: el relleno sí se reabsorbe. El problema ocurre en caso de no respetar la frecuencia de las inyecciones si se quiere repetir el proceso, así como el uso excesivo de estas.
Como explica en su cuenta de Instagram la dermatóloga y divulgadora Leire Barrutia (@dermisphere), para valorar esta resonancia magnética primero se tendría que conocer cuándo fue la última sesión a la que se sometió la paciente y cuánto ha pasado hasta tomarse esta imagen, qué cantidad de ácido hialurónico recibió en esa última sesión... “La medicina no es tan sencilla como decir que, como [en esta imagen] se ve el ácido hialurónico, este no se reabsorbe”, añade.
¿Qué es el ácido hialurónico y qué relación tiene con la medicina estética?
A pesar de que quizá estemos más familiarizados con esta sustancia al hablar de tratamientos estéticos o cosméticos, lo cierto es que el ácido hialurónico está presente de forma natural en nuestro cuerpo. Las concentraciones más altas se encuentran en articulaciones, ojos y piel.
En relación con la piel lo que se consigue inyectando un ‘extra’ de esta sustancia es contrarrestar la pérdida de volumen y, por lo tanto, la apariencia hundida y flácida del rostro asociada a la edad. Este es el resultado de que la grasa, los músculos y la piel de la cara comiencen a “adelgazarse” con el paso de los años, como explica en su página web Quirón Salud.
El objetivo del ácido hialurónico inyectable es reducir la apariencia de arrugas y pliegues faciales y recuperar el marco y volumen facial y labial, efectos todos ellos apreciables de inmediato.
Se trata de una de las intervenciones estéticas más realizadas en la consulta de dermatología cosmética. Entre otras cosas porque su resultado, a priori, es “reversible”: con el tiempo, nuestro cuerpo reabsorbe esta sustancia y, con ello, desaparece su efecto estético. Ahora bien, esto no siempre sucede a la velocidad a la que se creía hasta ahora (entre seis meses y dos años).
¿Se reabsorbe el ácido hialurónico inyectable?
Los contenidos que han circulado a raíz de la imagen de la supuesta resonancia magnética con restos de ácido hialurónico muestran preocupación por si esa reabsorción, en realidad, no fuera completa, siendo precisamente esa una de las supuestas ventajas de estos tratamientos.
Desde la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) afirman, preguntados por esta cuestión, que el ácido hialurónico “sí es un producto reabsorbible”. Esto ocurre gracias a la hialuronidasa, una enzima de la que dispone nuestro cuerpo de forma natural y que se encarga de “digerir” este material, al ir “rompiendo sus moléculas”, según explica Barrutia.
De hecho, en las raras excepciones en las que ocurren complicaciones por el uso de este material (ya sean estéticas o no), la dermatóloga señala que se puede inyectar hialuronidasa. “Sabemos que con eso disolvemos el ácido hialurónico. Esto lo vemos en la práctica clínica. Por lo tanto, por supuesto que se disuelve”.
Ahora bien, es cierto que se han observado casos en los que la reabsorción ocurre más tarde de lo esperado. Es lo que se conoce como huella estética, que puede ser tanto positiva como negativa. “Es un tema muy complicado”, explica a Maldita.es Inés Escandell, dermatóloga estética y miembro de la comunidad de malditos que nos prestan sus superpoderes. Para evitarla, es imprescindible respetar la frecuencia de inyecciones, para que el material previo sí se haya reabsorbido y que no se acumule el material actual con el de sesiones anteriores.
“Dependiendo de la cantidad inyectada, el lugar dónde se haya realizado dicha infiltración y por supuesto del producto utilizado, este ácido hialurónico puede permanecer más tiempo dentro del tejido del que normalmente debería estar”, explican desde SEME. Eso sí, la persistencia más allá del plazo que se pensaba (unos dos años), “es infrecuente”, señala la dermatóloga.
“Los médicos y quienes hacemos dermatología estética llevamos hablando de la huella estética mucho tiempo, antes de que se viralizasen estos contenidos”, indica a Maldita.es Ana Molina, dermatóloga cosmética y profesora de dermatología en la Universidad Autónoma de Madrid. “Antes se creía que solo pasaba con los no reabsorbibles, como la parafina o la silicona, pero también sucede con los reabsorbibles, como el ácido hialurónico o la hidroxiapatita cálcica: pueden tardar en reabsorberse más de lo que en un primer momento se esperaba”, añade.
Según Molina, se han observado resonancias magnéticas y ecografías de cara y otras partes del cuerpo de personas que se inyectaron ácido hialurónico hace años en las que, aunque este debía haberse reabsorbido por completo, aún quedan restos. “Es cierto que la mayoría de personas no van a tener problema, pero sí sabemos que hay otras en quienes dura mucho más de lo estimado”, explica la experta.
Factores que interfieren en la absorción del ácido hialurónico
Por norma general, el ácido hialurónico inyectado suele reabsorberse antes de los dos años. Ahora bien, no es así en el cien por cien de los casos: la velocidad en la que esto sucede depende de varios factores. El primero, como señala Molina, es el personal. “No todo el mundo metaboliza el ácido hialurónico inyectado igual de rápido”.
El segundo tiene que ver con el tipo de material de relleno que se ha usado. En palabras de la experta, la molécula no es exactamente igual a la que existe dentro de nuestra piel o dentro de nuestro organismo, sino que está modificada: se le añaden enlaces para hacerlo reticulado, con una mayor o menor reticulación.
La reticulación hace referencia a la densidad de la sustancia y a la capacidad de penetración en nuestra piel. También a la facilidad con la que nuestro cuerpo podrá reabsorberla. “Según esté más o menos reticulado, durará más o menos tiempo, será más o menos difícil de ‘digerir’ por nuestro cuerpo. Por eso mismo hay veces que dura demasiado, porque a este le cuesta demasiado digerirlo”, explica Molina. Cuanto más similar sea al ácido hialurónico de nuestro cuerpo, más rápida será su absorción.
En caso de pacientes que deciden volver a realizarse infiltraciones con ácidos muy modificados sin esperar a que el producto inyectado en otras ocasiones se reabsorba completamente, se produce lo que desde la SEME denominan “efecto de almacenamiento”. “Se solapa una inyección con otra, y no dejamos que sea reabsorbido de manera natural por nuestro organismo. De esta manera habrá producto remanente en el tejido del paciente”. Esto, añaden, es lo que provoca esa pillow face o caras hinchadas de las que se está hablando en redes.
Con respecto al producto utilizado, también influye su calidad. “Estamos viendo un mercado negro de ácido hialurónico en el que la gente lo compra por internet y que termina inyectando una persona que no es un profesional médico. A esto se le suma el material que se ha adquirido: no sabemos de dónde viene, si es de un laboratorio de fiar, si se puede trazar dónde lo han fabricado…”, recuerda Molina.
El tercer factor es la zona en la que se inyecta: “Hay que saber en cada zona dónde inyectarlo y, sobre todo, en qué plano de la cara”. Normalmente, se absorbe antes en las zonas que experimentan mayor movilidad, como los labios.
En función de todas estas variables, es probable que en algunos casos los rellenos de ácido hialurónico duren más de lo que se esperaba en un primer momento. “Eso sí, desde luego, no son de por vida”, subraya Escandell. “No son rellenos permanentes”.
En resumidas cuentas, coinciden desde la SEME, el ácido hialurónico se reabsorbe si dejamos al organismo tiempo suficiente para reabsorberlo. “Actualmente disponemos de sistemas de visualización (como la ecografía) que pueden indicarnos cuando un paciente todavía tiene restos y, por tanto, podemos posponer su inyección”.
El tiempo de reabsorción no necesariamente supone un problema, siempre que se respeten los tiempos
A raíz de esta imagen, contenidos en redes afirman que el ácido hialurónico “se queda encapsulado por la cara” y que esto “es muy chungo”. No parece ser así y, por norma general, que se reabsorba más lentamente no supone un problema para la salud, más allá del cambio de gustos de la persona que se ha sometido al tratamiento, que pueda arrepentirse del “retoque”, o que se recurra a los rellenos con más frecuencia de la recomendada. “No podemos rellenar y rellenar y rellenar y rellenar las caras de ácido hialurónico”, recordaba Molina en el congreso Infarma 2024.
En este último caso, ‘pinchar sobre lo pinchado’ sin esperar a que el material previo se reabsorba, puede dar lugar a lo que los profesionales en medicina estética llaman “alienización”. Entre las distorsiones más comunes, se observan los ojos de zorro; frentes sin expresión; foxy eyes u ojos de zorro; mejillas anguladas, afiladas y sobreproyectadas (de “villano”); barbillas puntiagudas o “de bruja”), puentes anchos y puntas finas en la nariz (nariz “de avatar” o “de duendecillo”, respectivamente), labios demasiado llenos que se proyectan hacia afuera (labios de "pato")...
Sí hay riesgos si el tratamiento no lo realiza un profesional médico
Que el ácido hialurónico se reabsorba, aunque pueda tardar más de lo esperado en un primer momento, no garantiza que estas intervenciones siempre sean seguras y libres de riesgos. Aunque no son habituales, como cualquier procedimiento médico o toma de medicamentos, existen posibles complicaciones. “La manera de minimizarlos es usando productos sobre los que haya habido muchos estudios, una buena técnica, muy buena antisepsia (capacidad de evitar microorganismos patógenos)… Pero igualmente pueden pasar”, incide Escandell.
De ahí la recomendación de las dermatólogas: que siempre sea aplicado por un profesional médico. “Prioritariamente un dermatólogo estético pero, si no, un médico estético. Debemos huir de personas que no están acreditadas. Hay quienes se han lanzado a inyectar ácido hialurónico de una forma un poco ‘alegal’, en un vacío legal que existe, y que es un problema contra el que está luchando la SEME y la Academia Española de Dermatología (AEDV)”, advierte Molina.
“No es algo a lo que haya que tenerle miedo, pero por supuesto que es algo serio”, coincide Barrutia, quien opina de estos rellenos que son “herramientas muy útiles”, pero para usar “en su justa medida y espaciados en el tiempo”, acompañando a un plan de tratamiento global de la calidad de la piel.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes la dermatóloga Inés Escandell.
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