El corazón hace circular la sangre gracias a los latidos, la sucesión de contracciones de este órgano. Cuando este no late a un ritmo considerado normal, estamos ante una arritmia, que se manifiesta de varias formas y como consecuencia de diferentes causas. De ahí que su gravedad tampoco sea siempre la misma.
Arritmias benignas y malignas
Las arritmias son trastornos de la frecuencia o ritmo cardíaco respecto al ritmo normal del corazón. Ocurren cuando este late bien demasiado rápido (taquicardia), bien demasiado lento (bradicardia) o bien de manera irregular, como aclara a Maldita.es Manuel Anguita, portavoz de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y jefe de sección de Cardiología Clínica del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba. La taquicardia la define el Instituto del Corazón de Texas como más de 100 latidos por minuto frente a los menos de 60 latidos por minuto de la bradicardia.
Mientras que en las taquicardias el paciente puede notar palpitaciones que resulten en mareos, pérdida de conocimiento e incluso parada cardíaca; en las bradicardias son más comunes los desmayos.
En base a la anatomía, existen dos tipos de arritmias. Antes de explicarlas, ¿cómo está ‘organizado’ el corazón? Este órgano se divide en cuatro cámaras o cavidades: dos aurículas (las cavidades superiores) que reciben la sangre desde las venas; y dos ventrículos (las cavidades inferiores), que la envían a las arterias.
La causa de las arritmias menos graves (que son las más comunes), está en problemas relacionados con las aurículas. La más frecuente es la fibrilación auricular que no es maligna y se caracteriza por un ritmo irregular, con latidos cardíacos que no siguen un compás estable. “Es muy frecuente en personas de más de 80 años. En España una de cada cinco personas en esa franja de edad la tienen”, señala Anguita.
Ahora bien, la fibrilación auricular aumenta el riesgo de que se forme un coágulo en el corazón que, en caso de liberarse a la circulación sanguínea podría producir una embolia, que en el cerebro causaría un ictus. “Es muy importante diagnosticar a una persona para disminuir los riesgos con una medicación anticoagulante”, advierte Anguita.
Otro caso de arritmia considerada menos grave es la taquicardia supraventricular, en la que el ritmo cardíaco en las aurículas es mayor que lo habitual.
En este contexto, las arritmias más graves, como la taquicardia y la fibrilación ventricular, afectan a los ventrículos y pueden producir muerte súbita, ya que si no se atienden inmediatamente pueden generar una parada cardiorrespiratoria y la muerte del paciente, señala Anguita.
Los tres tipos de causas tras una arritmia
El cardiólogo aclara que hay tres familias de causas detrás de las arritmias. Una es la enfermedad cardíaca estructural, tanto aguda como crónica, como un infarto de miocardio o una lesión en alguna válvula, entre otras dolencias.
Otras veces la causa son alteraciones en el sistema eléctrico del corazón, fallos en los impulsos eléctricos que le llegan a él desde las células marcapasos que hay en las aurículas, unas células que producen los impulsos eléctricos que hacen latir al corazón. Estas alteraciones no son visibles con las pruebas habituales y pueden producir taquicardia o bradicardia, aclara Anguita.
El tercer tipo de causas son alteraciones genéticas que pueden producir cambios en el sistema eléctrico del corazón, produciendo arritmias ventriculares, entre otro tipo de problemas cardíacos.
Factores de riesgo
Hay varias situaciones que pueden aumentar el riesgo de arritmia. Entre ellas, la presión arterial alta, por aumentar el riesgo de desarrollar enfermedad de las arterias coronarias; enfermedades de la tiroides y consumir alcohol en exceso, porque puede afectar a las señales eléctricas del corazón, así como el consumo de cafeína, nicotina o drogas ilegales, señala la Clínica Mayo en su página web.