Se ha viralizado un vídeo en el que vemos un tubo de ensayo con sangre. Se comparte con mensajes que apuntan que la vacuna contra la COVID-19 afecta a la coagulación: "Esta es sangre extraída de un paciente vacunado. 3 minutos después, la sangre está coagulada dentro del tubo. Nada de natural en eso". Otros comentarios señalan, además, que normalmente la sangre tarda 30 minutos en coagularse en el tubo.
Sin embargo, según los expertos consultados por Maldita.es, el tubo que vemos en el vídeo está precisamente diseñado para que la sangre coagule y se separe el suero, que es lo que se utiliza para realizar análisis de sangre. También indican que lo habitual es que la sangre tarde entre 5 y 10 minutos en coagular dentro de este tipo de tubos (no 30), ya que llevan un activador de la formación del coágulo.
Asimismo, no hay ninguna prueba de que la sangre del tubo que vemos en el vídeo sea de una persona vacunada. Y, en todo caso, las agencias reguladoras de medicamentos no han observado que la sangre de los vacunados contra la COVID-19 se coagule más rápido que la de los no vacunados como un posible efecto secundario.
El tubo que vemos en el vídeo está diseñado para que la sangre coagule y se separe el suero con el que se realizan análisis de sangre
En el vídeo viral, la persona que habla dice lo siguiente en inglés:
"La sangre de este paciente fue extraída hace tres minutos. Ya se obstruye el tubo. No es normal, suele tardar media hora".
Las publicaciones con las que se comparte este vídeo dicen que la sangre es de una persona que se vacunó contra el coronavirus, pero es algo de lo que no hay pruebas. En el vídeo no se hace referencia a ello y, además, tampoco podemos saber cuánto tiempo lleva la sangre en el tubo.
En cualquier caso, el tubo que vemos en el vídeo es un "tubo de suero con separador de gel", que está diseñado para que la sangre coagule, según nos explica Consuelo Martínez Redondo, doctora en Medicina por la Universidad de Murcia y médico especialista en Hematología que nos ha prestado sus superpoderes.
"Son los que se utilizan de rutina en los hospitales para analizar la bioquímica de la gente (el hierro, la función renal, la función hepática, vitaminas, etc.). Estos tubos están diseñados para que la sangre coagule dentro del tubo y luego se centrifuga para separar el suero (donde se mide la bioquímica) de la sangre coagulada", explica. Y añade: "Pasa así con todas las muestras de sangre que se recogen en ese tipo de tubo y para todas las personas".
Desde la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) señalan a Maldita.es que el tubo que vemos en el vídeo no lleva anticoagulante. La función de este tipo de tubos - que se distinguen por el tapón amarillo y por el separador de gel de la parte inferior - es que la sangre coagule y se separe el suero, lo que permite realizar "la mayoría de los análisis de sangre: glucosa, enzimas hepáticos, lípidos...".
Leila Ascariz, técnica de laboratorio del Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo, también manifestó desde su cuenta de Twitter que la sangre que vemos en el vídeo "está sin anticoagulante y con un activador para acelerar la coagulación", por lo que "raro sería que no coagulase".
Este es el tipo de tubo que se ve en el video: https://t.co/834TLtJydM
— ?? Leila. pH 7.4 ?? (@LeilaYLab) January 19, 2022
En cuanto al tiempo que tarda la sangre en coagular, Ascariz indica a Maldita.es que, con este tipo de tubos con activador de coagulación, la sangre "se acabaría de coagular a los 8 minutos como muy tarde, no a los 30, porque tiene un producto que hace que coagule antes". Según la técnica, con este tubo, lo que tarda media hora es el proceso en el que el coágulo formado "suelta" todo el suero.
También Martínez Redondo señala que lo normal con este tipo de tubos, que llevan un activador de la formación del coágulo, es que la sangre coagule en unos 5 a 10 minutos.
Además, la especialista explica que la sangre se coagula al salir de los vasos sanguíneos de forma natural en todas las personas, puesto que es un mecanismo para no desangrarnos. Esto es así "a no ser que se conserve en envases que lleven anticoagulante, por ejemplo, las bolsas de donar sangre".
El vídeo del que os hablamos ha circulado por otros países y ha sido verificado por FactCheck Georgia, medio que forma parte de la International Fact-Checking Network (IFCN) al igual que Maldita.es.
No se ha observado que la sangre de las personas vacunadas contra la COVID-19 coagule más rápido que la de los no vacunados
Los mensajes que acompañan al vídeo advierten de que, supuestamente, la sangre extraída de los vacunados se coagula más rápido. Desde la SEHH señalan que, desde que se comenzaron a administrar las vacunas contra la COVID-19, hace ya más de un año, se han realizado no cientos de miles "sino millones de extracciones de sangre en el mundo" (para análisis y para donar sangre) y "no existe un incremento en los problemas de extracción por coagulabilidad de la sangre".
Desde esta sociedad recalcan que no hay que confundir este supuesto efecto con el síndrome de trombosis (formación de coágulos de sangre en los vasos sanguíneos) con trombocitopenia (niveles bajos de plaquetas en la sangre) que se ha observado con las vacunas de AstraZeneca y Janssen. Como indica la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), se trata de una reacción adversa que se puede presentar "muy raramente" tras la administración de estas vacunas.
Por su parte, Martínez Redondo señala que las vacunas no alteran ni el color ni las características reológicas de la sangre (como la viscosidad). "Las vacunas del COVID no realizan ningún cambio en el sistema de la coagulación de la sangre, y los eventos trombóticos que se han observado en algunos casos tienen que ver con una alteración inmunológica cruzada entre algunos excipientes y las plaquetas", asegura la experta.
En los informes de farmacovigilancia de la AEMPS no encontramos ninguna referencia a que las vacunas contra la COVID-19 provoquen que la sangre se coagule más rápido al extraerla. Tampoco la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ha informado de ello.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes la maldita Consolación Martínez Redondo, doctora en Medicina por la Universidad de Murcia y médico especialista en Hematología.
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Primera fecha de publicación de este artículo: 16/02/2022