“Lo mejor que te puedes echar en tu vida en los ojos es la orina. Olvídate de los colirios de la farmacia, que llevan cosas químicas”. Estas son algunas de las afirmaciones con las que comienza un vídeo viral en diferentes redes sociales en el que una mujer recomienda aplicar orina en los ojos para conseguir “una vista renovada” y afirma que logró curarse el astigmatismo y la miopía “con la constancia de echarse orina a cada día de su vida”.
Sin embargo, lo que se dice sobre la orina no es cierto: no hay evidencias de que la orinoterapia, el conjunto de pseudotratamientos que utilizan la orina (bebida o aplicada) para ‘curar’ cualquier dolencia, funcione o tenga beneficios. De hecho, en muchos casos puede tener consecuencias negativas para la salud.
¿Qué es la orina?
Lejos de reducir patologías visuales y debido a su composición, la orina puede tener consecuencias negativas en la salud de los ojos. Este fluido es el resultado del filtrado de la sangre por parte de los riñones, proceso gracias al que el cuerpo retiene las sustancias que necesita y desecha el resto. Estos ‘restos’ se almacenan en la vejiga hasta que hacemos pis, momento en el que el líquido, que al producirse es estéril (no contiene organismos vivos), se contamina. Por lo tanto, aplicando orina en los ojos, podemos hacer que muchos patógenos (bacterias, hongos, virus y parásitos) también lleguen hasta ellos.
“La orina es un producto de desecho del organismo, es decir, que no le sirve o que directamente puede dañarlo, al igual que la materia fecal y el dióxido de carbono que exhalamos al respirar. Por lo tanto, reintroducirlo puede tener efectos tóxicos en sí mismo (algo así como defender los beneficios de respirar dióxido de carbono)”, explica a Maldita.es Rubén Pulido, experto en oftalmología y maldito que nos ha prestado sus superpoderes.
Por otro lado, el vídeo recomienda al usuario “olvidarse de los colirios de las farmacias” porque llevan “cosas químicas”, pero en realidad todas las sustancias son “cosas químicas”, y las que componen la orina también lo son: hablamos de un 95% de agua y un 5% de cloruro de sodio, fosfatos, sulfatos, sales de amonio… y urea, probablemente la sustancia que más te suene y a la que más beneficios se atribuye. “Porque los ‘suelte’ tu cuerpo, no dejan de ser químicos”, recuerda en TikTok el farmacéutico y divulgador Álvaro Fernández (@farmaceuticofernandez). Es decir, que una sustancia sea o no un químico (spoiler: todas lo son) no quiere decir que su uso deba considerarse un problema (como sí lo es aplicar orina sobre los ojos).
La urea es un compuesto orgánico que se produce naturalmente al metabolizar las proteínas. Aunque forma parte de las formulaciones de algunas lociones suavizantes para la piel y las uñas, la concentración de esta sustancia en nuestra orina es “demasiado baja para ofrecer algún beneficio terapéutico”, como señalan en The Conversation Christian Moro y Charlotte Phelps, investigadores en medicina y urología en la Universidad de Bond (Australia).
No hay evidencias de que la orina cure la vista ni ninguna dolencia o patología
Además de no existir evidencias sobre los beneficios de la orina para ‘curar’, utilizarla puede resultar perjudicial: “Tú te echas orina en los ojos, se te pueden irritar, se te puede producir una infección… Lo mismo te quedas ciego y [entonces sí] ni miopía ni astigmatismo”, señala Fernández.
“Aplicar orina sobre la superficie ocular puede producir irritación e inflamación severas y facilitar el ingreso de microorganismos peligrosos y de difícil tratamiento. En el caso de la córnea, la cubierta transparente del ojo, esto podría ser particularmente grave: si se produce la pérdida de dicha transparencia podría ser necesario incluso un transplante para recuperar la visión. Este riesgo se ve acrecentado además si la orina empleada ya viene contaminada con gérmenes ajenos al área ocular”, advierte Pulido.
Con respecto a la promesa de ‘curar’ patologías como la miopía y el astigmatismo, Clara Benedí, doctora en óptica, optometría y visión y maldita que nos ha prestado sus superpoderes, recuerda que estos “son defectos refractivos”. Es decir, la potencia del ojo (dioptrías) y su longitud no están acompasadas, con lo que la imagen que intentamos enforcar queda o por delante (miopía) o por detrás (hipermetropía). “Esto solo se puede corregir con una lente, bien en gafa, con lentillas, con una lente intraocular o cambiando la potencia del ojo mediante cirugía láser. Los colirios de farmacia no se utilizan para este tipo de problemas visuales, así que, si la idea es sustituir un colirio, así no va a solucionar la miopía”, añade la experta.
Con las opciones médicas de las que disponemos hoy en día, “no hay razón para participar en ningún tipo de tratamiento de orina”: “No hay evidencia científica de que beber orina o realizar cualquier otra terapia de orina tenga beneficios”, subrayan Moro y Phelps. “Existen soluciones más higiénicas y eficaces que la orinoterapia, independientemente de la dolencia o problema que se esté abordando”.
“Orinarse en los ojos es una guarrada y, además, daña los ojos”, indica en X Guillermo López Lluch, investigador del departamento de Fisiología, Anatomía y Biología Celular de la Universidad Pablo de Olavide. Recuerda, además, que “la orina es lo que el cuerpecito humano no quiere”. “No os meéis en los ojos”, suma en esta red social el enfermero y divulgador Guillermo Martín. “No uses tus ojos como un inodoro (ni tus ojos ni tu sistema digestivo). Nada de lo que lleva la orina es beneficioso para tus ojos. Nada”, coincide en X la neurobióloga especialista en problemas de la retina Conchi Lillo. “No solo no es beneficioso, sino que es dañino”, añade.
En definitiva: no existen beneficios científicamente respaldados por las terapias en base a orina. En caso de complicaciones médicas, la recomendación es acudir al centro de salud, no recurrir a nuestro pis ni a ninguno de sus componentes. “Si bebes orina accidentalmente, llama a tu centro local de información sobre venenos para obtener asesoramiento”, concluyen Moro y Phelps.
To that end, here is a chart I made with valuable information regarding the use of urine eye drops. Distribute it. Retweet it. Pee on it. Whatever you feel like you need to do to take this country back. pic.twitter.com/fm51Mj61r6
— Dr. Glaucomflecken (@DGlaucomflecken) February 22, 2018
En este artículo han colaborado con sus superpoderes Rubén Pulido, experto en oftalmología y Clara Benedí, doctora en óptica, optometría y visión.
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